
El ganado es actualmente el responsable del 14,5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI). La mayor parte proviene del metano, el cual se libera en las flatulencias que emite el ganado como consecuencia de su función digestiva. Por ello, limitar esta fuente de emisiones ha sido objeto de estudio entre la comunidad científica.
Un grupo de investigadores de la Universidad de California (UC Davis) ha descubierto el potencial de un compuesto que, incorporado a la dieta del ganado vacuno de pastoreo, es capaz de reducir las emisiones de metano en un 40%. Todo ello, además, sin afectar negativamente ni en la salud ni en el peso de los animales.
En concreto, este componente no es otro que alga marina, un alimento al que las vacas por sí solas tienen por imposible acceder. "Necesitamos hacer que este aditivo de algas marinas o cualquier aditivo alimentario sea más accesible para el ganado en pastoreo para que la cría de ganado sea más sostenible y al mismo tiempo satisfaga la demanda mundial de carne", afirma Ermias Kebreab, profesor del Departamento de Ciencia Animal y autor principal del estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Este estudio no es el primero en probar que la incorporación de algas marinas a la dieta del ganado vacuno puede reducir las emisiones de metano, ya que antes se demostró su utilidad para reducir en un 82% las emisiones de metano sobre el ganado de engorde y en más del 50% en las vacas lecheras. Sin embargo, sí es el primer estudio en certificar su validez sobre el ganado vacuno de pastoreo, el cual produce más metano que los dos anteriores al comer más fibra procedente del pasto.
"El ganado vacuno pasa solo unos tres meses en corrales de engorde y pasa la mayor parte de su vida pastando y produciendo metano", indica Kebreab.
Midiendo el metano
Para este estudio, los investigadores analizaron las emisiones en un rancho en Dillon, Montana. Allí, dividieron a 24 novillos de razas Angus y Wagyu en dos grupos: uno recibió el suplemento de algas marinas y el otro no durante 10 semanas. Esta diferencia dio lugar a una diferencia de casi el 40% en las emisiones del primer grupo respecto al segundo.
Cabe destacar que, al tratarse de ganado de pastoreo, las vacas no fueron forzadas a comer las algas, sino que ingirieron los suplementos de forma espontánea.
"Este método abre el camino para que los animales de pastoreo puedan disponer fácilmente de un suplemento de algas marinas", asegura Kebreab. "Incluso los ganaderos podrían introducir las algas marinas a través de un bloque para lamer para su ganado".