En una expedición marina en el sur del Golfo de California, organizada en 2018, tanto turistas como científicos fueron por primera vez testigos de un fenómeno nunca antes visto. Ante sus ojos, un grupo de orcas había cazado al que es el pez más grande del mundo.
El tiburón ballena puede medir hasta 19 metros de largo, frente a los 6 metros de la orca. Tal es la diferencia entre ambos seres que se creía imposible que las llamadas ballenas asesinas fuesen capaces de acabar con el tiburón gigante.
Tras atestiguar este evento por primera vez en 2018, los científicos pudieron acreditar esta cacería en otras tres ocasiones durante los siguientes seis años. Ahora, los responsables de estos hallazgos han publicado un artículo científico en la revista Frontiers, en el que dan por acreditado que esta manada de orcas podría haber adquirido habilidades especiales con las que dar caza al pez más grande del mundo.
"Mostramos cómo las orcas desplegaron una técnica de caza colaborativa sobre los tiburones ballena, caracterizada por enfocarse en atacar la zona pélvica, lo que provocó que el tiburón ballena se desangrara y permitió a las orcas acceder al hígado, rico en lípidos", asegura Erick Higuera Rivas, biólogo marino de Conexiones Terramar y autor principal del artículo. "Un individuo participó en tres de los cuatro eventos, junto con otros miembros que podrían pertenecer a una manada especializada en la caza de tiburones", desliza.
El instructor Moctezuma
Los autores saben que se trata de las mismas orcas porque fueron identificadas mediante el análisis de fotografías de las aletas dorsales y características distintivas como las cicatrices. De hecho, en tres de los cuatro eventos de caza estuvo presente una orca macho llamada Moctezuma. Además, una orca hembra observada previamente en presencia de Moctezuma también participó en un evento, lo que sugiere que podrían estar relacionados o ser miembros de la misma manada.
"En el momento de la caza, todos los miembros de la manada trabajan en conjunto, golpeando al tiburón ballena para voltearlo boca abajo. En esa posición los tiburones entran en un estado de inmovilidad tónica y ya no pueden moverse voluntariamente ni escapar yendo a mayor profundidad", explica Higuera Rivas. "Al mantenerlo bajo control, las orcas pueden acercarse más fácil y rápdiamente a la zona pélvica del tiburón, y son capaces de extraer órganos de importancia nutricional para ellos".
Estos eventos podrían implicar que algunas orcas del Golfo de California han adquirido habilidades especiales que les permiten cazar tiburones ballena. Algo que también podría haber sucedido en otras regiones, aunque las pruebas existentes en ese sentido son limitadas.