Este lunes, 11 de noviembre, arranca en Bakú (Azerbaiyán) la Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre el Clima o, como se conoce más popularmente estos eventos, la Cumbre del Clima o COP29. Este vigésimo noveno encuentro entre los países se extenderá hasta el próximo 22 de noviembre, y estará presidido por Mukhtar Babayev, ministro de Ecología y Recursos Naturales del país —y antiguo ejecutivo de SOCAR, la compañía estatal azerbaiyana de petróleo y gas—.
Esta cita clave de la agenda climática arranca con dudas desde su anuncio, dado que precisamente Azerbayán es una potencia productora de petróleo y gas. Del mismo modo, el contexto geopolítico actual, sobre todo marcado por la victoria de Donald Trump en las elecciones norteamericanas, no invita al optimismo de la cita. Sin embargo, los estragos que la DANA ha provocado en un país como España podrían motivar a los países más desarrollados a aumentar su ambición.
Sobrepasar los 1,5ºC
Al igual que en otras citas de la COP, el objetivo principal es impedir que se sobrepase el límite de 1,5ºC más de temperatura respecto a los niveles preindustriales. Algo que, según señala esta misma semana el observatorio europeo Copernicus, ya se habría alcanzado. "Es prácticamente seguro que 2024 será el año más cálido registrado y el primero en el que la temperatura supere los 1,5 ºC respecto a los niveles preindustriales", afirmó el pasado jueves Samantha Burgess, directora adjunta del Servicio de Cambio Climático de Copernicus en el último boletín.
Pese a ello, la organización de Bakú sostiene que "La oportunidad —de evitar que se sobrepasen esos 1,5ºC— se está cerrando y debemos centrarnos en la necesidad de invertir hoy para salvar el mañana".
Por tanto, parece evidente que los esfuerzos ahora se centrarán en que la subida de las temperaturas se contenga todo lo posible. En este sentido, hace tan solo unos días, un informe publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) estimaba que si los países no presentan planes de contribuciones nacionales más ambiciosos, el mundo se encamina hacia un aumento de la temperatura de entre 2,6 y 3,1ºC en este siglo.
Otros asuntos
Más allá del aumento de las temperaturas, otro de los objetivos marcados por la cumbre es doble: aumentar la ambición y permitir la acción.
"El primer pilar —'aumentar la ambición'— combina elementos clave para garantizar que todas las partes se comprometan con planes nacionales ambiciosos y con la transparencia. El segundo pilar —'posibilitar la acción'— refleja el papel fundamental de las finanzas, una herramienta clave para convertir la ambición en acción y reducir las emisiones, adaptarse al cambio climático y abordar las pérdidas y los daños", describe el órgano.
Por último, esta COP pretende garantizar la inclusividad, de tal manera que "se escuchen las voces de todos y que se tengan en cuenta e incluyan las perspectivas".
Deberes atrasados
Sin más detalle, está por ver si la COP resolverá alguno de los asuntos que se quedaron en el tintero en las anteriores cumbres, como concretar acciones para el abandono de los combustibles fósiles o establecer qué papel tendrán estos en el camino hacia su abandono. Del mismo modo, muchas partes —sobre todo las del sur global, las más damnificadas por los efectos del cambio climático— esperan que se establezca el mecanismo de fondo de daños y pérdidas, así como su forma de financiación.