La futura Administración Trump tiene pocos nombres "ministrables" como secretarios de Estado. Han sonado Elon Musk como secretario de Reformas, para modernizar y recortar toda la administración, y Robert F. Kennedy jr. como el secretario de (anti) Vacunas, con el objetivo de limitar su uso. Pese a su locuacidad, durante la campaña Donald Trump no ha dado nombres, ni ha mantenido contactos para configurar el nuevo gabinete, pero sí ha dejado pistas.
Cuando Trump tomó posesión como flamante presidente de EEUU en 2017, su primer Gobierno incluía la flor y la nata de Wall Street: Rex Tillerson, salido de Exxon, como secretario de Estado; el banquero Steve Mnuchin como secretario del Tesoro; el empresario Wilbur Ross en Comercio... Pero, al final, su gabinete pasó a la historia por las incesantes dimisiones y ceses, con portavoces que duraban una semana y medio Gobierno en funciones en sus últimos meses, ante las dificultades para celebrar las votaciones en el Senado para oficializar los reemplazos de los ministros salientes, como ya comentó Bob Woodward en sus libros sobre los últimos meses de aquel tormentoso mandato.
En su segundo intento, Trump parte con una ventaja: esta vez su equipo sí estaba preparado para la victoria, y el propio magnate tiene claros los perfiles que está buscando, en vez de conformarse con aceptar los nombres propuestos por los dirigentes tradicionales de su partido. El Partido Republicano ya es el Partido de Trump, y el pasado y futuro presidente sabe de qué tipo de personas quiere rodearse.
La figura en la que están puestas las miradas de los mercados es la de Robert Lighthizer, el que fuera representante de comercio de Trump, y uno de los pocos altos cargos que sobrevivió su mandato entero. Lighthizer fue la pieza clave en las políticas arancelarias de Trump, y es uno de los favoritos para volver a su puesto, quizá directamente como secretario de Comercio, con el objetivo de endurecer las guerras comerciales que ha prometido el republicano.
Pero la persona que promete atraer la atención de los medios es Elon Musk. El hombre más rico del mundo y uno de los principales propagandistas del republicano, especialmente en su red social X, ha adelantado que tendrá la misión de "reformar el Gobierno". Además de dirigir Tesla y SpaceX, Musk estaría encargado de buscar formas de ahorrar gastos para poder reducir el gigantesco déficit público estadounidense sin tener que subir los impuestos. Una misión casi imposible con la que busca convertirse en "el hombre que susurra a Trump".
Otro de los nombres que ha estado vendiendo en las últimas semanas es el de Bobby Kennedy jr., exrival que acabó por subirse a la campaña del magnate. Kennedy es un conspiracionista que rechaza las vacunas, y Trump ha abierto la puerta a ponerle a dirigir algún departamento como Sanidad o la FDA, la agencia que regula los medicamentos. En sus últimos mítines, el republicano aseguraba que el superviviente de la histórica familia estaría encargado de "la salud de las mujeres", entre otras cosas.
En el Tesoro, otro de los departamentos clave, varios nombres que suenan son el de Larry Kudlow, director del Consejo Económico Nacional en el primer mandato de Trump y actualmente en un 'think tank' afiliado a los republicanos; y John Paulson, el director del 'hedge fund' que lleva su nombre. Según una noticia de la agencia Bloomberg publicada el mes pasado, Paulson estaría entre la lista de favoritos, y Trump ya habría hablado con él para un posible nombramiento.
Y los focos nacionales e internacionales estarán también puestos en los nombramientos de Exteriores (secretario de Estado) y Justicia. Entre los posibles candidatos para las relaciones exteriores hay una mezcla de defensores de Ucrania y la OTAN, aliados de Rusia dispuestos a debilitar a ambos lo más posible, y figuras que proponen ignorar a los asuntos europeos para centrarse en China como principal enemigo geopolítico. La decisión puede tranquilizar a Europa o hacerla entrar en pánico.
En Justicia, por su parte, las miradas están puestas en Jeff Clark, un ex alto cargo del Departamento que animó a Trump a dar el intento de golpe de Estado el 6 de enero de 2021, y que el propio magnate llegó a plantearse nombrar como ministro, con la orden de no reconocer los resultados electorales. Si Clark acaba de ministro titular, la señal sería preocupante para los que temen que Trump intente reducir las libertades civiles en EEUU y usar a la Justicia como arma contra sus enemigos.