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El CEU alerta sobre el incremento en el consumo de pornografía entre adolescentes y lanza una guía para familias

  • El 90% de los padres desconoce el consumo de pornografía de sus hijos
  • El 56% de los jóvenes considera que el porno influye en su vida sexual
  • Expertos advierten que el consumo temprano de estos contenidos trivializa comportamientos agresivos
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Los datos son alarmantes: 9 de cada 10 menores consumen pornografía, y suelen comenzar a hacerlo entre los 8 y los 10 años. Así lo indicó la Ministra de Igualdad, Ana Redondo, al presentar la campaña 'Vamos a hablar de pornografía'. Además, la ministra del rango, Ana Redondo, destacó que "el 90% de los padres y madres cree que sus hijos e hijas no ven porno," revelando una brecha significativa entre la percepción adulta y la realidad de los adolescentes. Además, los datos subrayan que el 70% de los adolescentes recibe este tipo de contenido de forma accidental, situación que representa una exposición involuntaria y masiva a contenido explícito.

Redondo también resaltó que un 56% de los jóvenes indicó que el consumo de pornografía ha influido en sus relaciones sexuales, planteando preocupaciones sobre cómo estos contenidos afectan la construcción de la sexualidad y las relaciones de pareja. En palabras de la portavoz, "esa pornografía no es sexo, es violencia", refiriéndose a que el 90% del contenido al que acceden los menores contiene violencia explícita o deshumanización hacia las mujeres, reforzando estereotipos patriarcales.

Ante los crecientes datos sobre el consumo de pornografía en menores, el Área de Colegios CEU ha lanzado la campaña "Guía para las familias ante la realidad de la pornografía". Este proyecto tiene como objetivo sensibilizar a los padres y madres sobre los efectos negativos de la exposición temprana a estos contenidos y ofrecerles herramientas para abordar el tema con sus hijos e hijas. La guía ha sido desarrollada en colaboración con el psicólogo y sexólogo clínico Alejandro Villena Moya, quien aporta en el texto investigaciones sobre los efectos emocionales y físicos que produce este consumo en los jóvenes.

Y es que los expertos alertan sobre cómo la pornografía, especialmente aquella que contiene violencia explícita, contribuye a normalizar y trivializar comportamientos violentos en adolescentes. Muchos niños y adolescentes acceden a estos contenidos accidentalmente y sin que sus familias lo sepan. Un informe de la Universidad de Illes Balears sitúa el primer contacto con la pornografía entre los 9 y 11 años en España, aunque otros estudios internacionales apuntan a los 12 años. A partir de los 13 años, el consumo se intensifica entre los chicos y, en el caso de las chicas, a partir de los 15. Alejandro Villena, psicólogo y sexólogo de la asociación Dale Una Vuelta, subraya que el tipo de pornografía accesible actualmente es especialmente violento y sádico, lo cual plantea riesgos adicionales para el desarrollo de los menores.

La exposición temprana a la pornografía, advierte el CEU, tiene efectos negativos en el desarrollo de los menores. Las investigaciones detalladas en la guía señalan que este tipo de contenido afecta las funciones ejecutivas del cerebro, claves en la toma de decisiones y el control de impulsos, y puede causar distorsión en la percepción de las relaciones afectivas, una baja autoestima y problemas en la calidad del sueño. Además, el consumo excesivo de pornografía en edades tempranas también puede estar vinculado a un aumento en la agresividad y la violencia, así como a una disminución del rendimiento académico por problemas de concentración y fatiga.

Según los datos proporcionados por el CEU, España ocupa el 12.º lugar a nivel mundial en consumo de pornografía, y la edad promedio de primer contacto con estos contenidos se sitúa entre los 9 y 11 años. En un 70% de los casos, este primer contacto ocurre de forma accidental, lo que resalta la importancia de que las familias y el entorno educativo estén preparados para orientar y proteger a los menores ante estos contenidos.

La campaña del CEU busca abrir un espacio de diálogo y concienciación en las familias, invitando a que se hable del tema sin tabúes y ofreciendo herramientas prácticas que ayuden a los padres y madres a guiar a sus hijos en la comprensión de los riesgos asociados.

Igualdad también lanzó recientemente la campaña "Vamos a hablar de pornografía" con el objetivo de sensibilizar a la sociedad sobre el impacto del consumo de pornografía en adolescentes y menores, y de invitar al diálogo entre padres, madres y cuidadores. Esta campaña busca poner en la agenda pública los datos alarmantes sobre la temprana exposición de los menores a contenidos pornográficos, incluso a partir de los 8 años.

El recurso educativo del CEU se enfoca en apoyar a las familias para comprender mejor las motivaciones detrás del consumo de este tipo de contenido por parte de los jóvenes, así como en ofrecer estrategias para afrontar el problema desde el hogar.

Según la guía, muchos adolescentes acuden a la pornografía por razones como la curiosidad, el aburrimiento o la desconexión afectiva en sus relaciones personales. En algunos casos, recurren a ella como un mecanismo para lidiar con emociones intensas, como el estrés, la tristeza o el enojo, lo que puede derivar en una dependencia emocional hacia este contenido y afectar su capacidad para gestionar emociones de forma saludable. Esta desconexión emocional, advierte la guía, puede conllevar una visión distorsionada de la sexualidad, aumentando el riesgo de involucrarse en relaciones disfuncionales y de adoptar actitudes despersonalizadas o violentas hacia las parejas.

Para ayudar a las familias a detectar posibles señales de alerta, el CEU ofrece indicadores específicos que pueden sugerir un uso problemático de la pornografía en adolescentes. Cambios repentinos en el estado de ánimo, dificultades académicas, alteraciones en el sueño, lenguaje sexualizado o un uso excesivo del teléfono móvil son algunos de los signos que se mencionan en el manual. Asimismo, la guía enfatiza la importancia de establecer un ambiente de comunicación abierto y seguro en el hogar, permitiendo a los padres y madres abordar estos temas de una forma adaptada a la madurez y comprensión del adolescente.

Raül Adames, director del Área de Colegios CEU, destacó la relevancia de esta iniciativa, afirmando: "En el CEU, entendemos la educación de manera integral y queremos ayudar a las familias a abordar esta realidad de forma proactiva. La pornografía es accesible como nunca antes, y las familias necesitan herramientas para gestionar los efectos de su consumo en los jóvenes".

La "Guía para las familias ante la realidad de la pornografía" estará disponible en formato digital y se distribuirá en los centros educativos CEU de toda España, reforzando el compromiso de la institución con el bienestar emocional y la educación integral de los estudiantes.

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