La lejía es un producto que se usa para un sinfín de tareas del hogar como para limpiar, desatascar el fregadero, blanquear la ropa... Hay que tener mucho cuidado a la hora de usarla al ser un producto químico con grandes propiedades desinfectantes.
En ocasiones, puede que la lejía salpique accidentalmente una prenda de vestir y deteriore los pigmentos de la ropa. Por suerte, las manchas de lejía de la ropa también pueden limpiarse a pesar de su poder para decolorar los tejidos y telas de color.
Existen algunos trucos y consejos para evitar que este producto arruine tu prenda. Hay que tener en cuenta de que la lejía tarda cierto tiempo en decolorar la ropa por lo que hay que limpiar la mancha lo antes posible.
Se puede ser rápido, echar agua y enjuagar rápidamente la prenda manchada y quitar la lejía. Pero es muy probable que se queden manchas en formas de salpicones. No hay que dar por pérdida la ropa, siempre y cuando las manchas no lleven muchas horas o sean muy grandes.
Uno de los trucos es lavar rápidamente la ropa. Si al echarle agua de manera inmediata no se quita, se le aplica jabón o se intenta poner una lavadora para quitar las manchas frotando. Otra opción es añadir licor a un trapo y frotar sobre la lejía.
Existe una alternativa que consiste en mezclar tiosulfato de sodio, un compuesto químico que se le conocía como hiposulfato sódico, un producto usado en fotografía para revelar fotos. Si se posee este producto en casa, disolver una cucharadita en una taza de agua y empapar el trapo en la mezcla y dejar impregnar 10 o 15 segundos.