
El kakapo, que significa en maorí 'loro nocturno', es uno de los loros más raros y esquivos que existen. De hecho, se creía extinto desde hace 100 años. Se trata de un pájaro nocturno, un ave de colores muy brillantes y llamativos que sigue siendo hoy en día una de las aves más esquivas y en mayor peligro de extinción de la Tierra.
En otra época, esta especie pobló el interior de Australia de forma enérgica, hasta que la llegada de colonos y depredadores salvajes provocó tal disminución de los ejemplares que se consideró una especie extinta a finales del siglo XIX. Sin embargo, en el año 1990 se encontró un ejemplar de loro nocturno en el oeste de Queensland, pero estaba muerto.
Posteriormente, se encontró otro ejemplar, que también estaba muerto y no fue hasta el año 2013 cuando un naturalista encontró una pequeña población viva de loro nocturno en el suroeste de Queensland. Sin embargo, siguen siendo una de las aves en mayor riesgo de extinción del planeta.
Científicos descubren nuevos ejemplares de loros nocturnos
La buena noticia es la labora de un equipo de guardabosques y científicos indígenas, que han descubierto hasta 50 loros nocturnos en tierras gestionadas por el pueblo Ngururrpa en el Gran Desierto Arenoso de Australia Occidental, tal y como recogen desde la revista estadounidense especializada Smithsonian, sobre un estudio publicado en Wildlife Research.
"Nosotros, los guardabosques de Ngururrpa, hemos estado buscando loros nocturnos desde 2019. Al principio, pensamos que solo vivían en una zona, en el país de nuestro vecino, pero luego comenzamos a buscar en nuestra zona y terminamos encontrando evidencia de que están aquí", explica Clifford Sunfly, guardabosques de Ngururrpa y coautor del estudio, en un comunicado.
"Seguimos buscándolos, para asegurarnos de que estén a salvo, y todavía los estamos encontrando", aseguran los investigadores, cuyos análisis estiman que han detectado ya más del 50% de los hábitats conocidos de loros nocturnos en toda Australia.
"El Santo Grial de la observación de aves"
Los loros nocturnos son generalmente muy difíciles de detectar, un hecho que se ha registrado desde hace mucho tiempo en la cultura indígena, ya que esta especie crea túneles y nidos en densos arbustos de spinifex y solo sale por las noches en buscar de semillas con las que alimentarse. De este modo, observar a una criatura así se ha denominado como "el Santo Grial de la observación de aves".
Durante su trabajo, los guardabosques encontraron evidencia física de loros nocturnos, incluidas plumas y nidos con huevos. Uno de los ejemplares, incluso, aterrizó en su campamento una noche, un encuentro que colocó a los testigos entre el grupo de menos de 30 personas que habían visto un loro nocturno vivo en los últimos 100 años.

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