
Los residentes del tranquilo pueblo de Tempsford, en Bedfordshire, están indignados ante la propuesta de convertir su pequeña comunidad de 600 habitantes en una megaciudad con una población de 350,000 personas. Este plan es parte de la iniciativa del Gobierno Laborista para crear 1.5 millones de nuevas viviendas en los próximos cinco años. Sin embargo, los habitantes de Tempsford consideran que esta idea es absurda y han expresado su fuerte oposición, llegando incluso a amenazar con mudarse si el proyecto sigue adelante.
Tempsford, conocido por su serenidad y su entorno natural, alberga actualmente unas pocas viviendas, una tienda de productos agrícolas y un club privado de swingers llamado Vanilla Alternative. Según el think tank UKDayOne, este pequeño asentamiento es "probablemente el terreno verde mejor conectado de Gran Bretaña", situado en la intersección de la línea principal de la costa este y una futura línea ferroviaria este-oeste que costará 7 mil millones de libras. Además, el pueblo está dividido por la A1, lo que facilita el acceso.
La propuesta de convertir Tempsford en una gran ciudad ha generado un gran rechazo entre los residentes, quienes argumentan que esta transformación destruiría su "maravilloso" entorno rural. Mark Cleary, un residente de 58 años, calificó la idea de "broma de mal gusto". Cleary destacó la importancia de la naturaleza y la vida silvestre en el área, mencionando que regularmente ve ciervos y conejos durante sus paseos en bicicleta. A pesar de reconocer la necesidad de nuevas viviendas, considera que expandirse en Tempsford es una locura y teme que el gobierno no haya considerado adecuadamente la infraestructura necesaria, como médicos y dentistas.
Incluso los jóvenes, que se espera sean los más beneficiados por la construcción de nuevas viviendas, están en contra del proyecto. Stanley Birkin-Walls, un joven de 17 años que ha vivido en Tempsford toda su vida, expresó su deseo de mudarse antes de que la ciudad crezca demasiado. Birkin-Walls valoró los espacios verdes y la tranquilidad de su entorno actual, y teme que una expansión tan drástica altere negativamente la calidad de vida en la zona.
El consejo parroquial local también ha mostrado su apoyo a los residentes. David Sutton, presidente del consejo, enfatizó que la propuesta no solo afectaría a Tempsford, sino que también transformaría la comunidad hasta el punto de hacerla irreconocible. Sutton subrayó la importancia de proteger la identidad y el carácter del pueblo.
Por otro lado, un portavoz de UKDayOne defendió la propuesta, argumentando que la grave escasez de viviendas en Gran Bretaña requiere soluciones innovadoras. Según ellos, las nuevas ciudades tienen más probabilidades de éxito cuando se ubican cerca de conexiones de transporte importantes, lo que puede generar empleos y viviendas de alta calidad. Además, sugirieron que una vez reabierta la línea de tren de Oxford a Cambridge, Tempsford sería el lugar ideal para una nueva ciudad debido a su conectividad.
A pesar de la controversia, el Gobierno Laborista ha declarado que aún no se ha decidido la ubicación de las nuevas ciudades. La viceprimera ministra, Angela Rayner, afirmó que las nuevas comunidades se construirán con un carácter real que hará que la gente se sienta orgullosa de llamarlas hogar. Además, Rayner aseguró que el grupo de trabajo encargado de seleccionar las ubicaciones trabajará en conjunto con la población local para determinar los sitios más adecuados.
La propuesta de convertir Tempsford en una megaciudad ha provocado un fuerte debate entre los residentes, quienes valoran su entorno rural y temen los impactos negativos de una expansión tan drástica. Mientras tanto, los defensores del proyecto insisten en que la necesidad de nuevas viviendas justifica la transformación y que las conexiones de transporte hacen de Tempsford una ubicación estratégica ideal.