
"Aunque nos han querido hacer mucho daño, hoy he venido aquí para recordarle que todavía estamos aquí". Así inició el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, su discurso en el Passeig Lluís Companys; un guiño a las primeras palabras de Josep Tarradellas en su vuelta del exilio tras el franquismo ("Ciutadans de Catalunya, ja soc aquí").
Recibido a gritos de president, el dirigente aseguró que hoy "muchos piensan celebrar que seré detenido", algo que, a su juicio, significaría "incumplir" la ley de amnistía. "Nunca será un delito convocar un referéndum", añadió.
Casi siete años después de su marcha de España, Puigdemont señaló: "No sé cuándo nos volveremos a ver –dando a intuir una posible detención- amigos y amigas, pero, pase lo que pase, que cuando nos volvamos a ver podamos volver a gritar, juntos, bien fuerte, visca Catalunya lliure".
"No nos interesa estar en un país en el que las leyes de amnistía no amnistían", dijo. Así, quiso incidir en lo que, a su juicio, sería una detención ilegal.
"En los días difíciles debemos apoyarnos como nunca, debemos saber preparar las nuevas oportunidades, porque tendremos y nos las ganaremos", zanjó.
El líder de Junts recordó que hace siete años que se le persigue "por querer escuchar la voz del pueblo de Cataluña, hace años que empezó una durísima represión". "Han convertido en ser catalán en una cosa sospechosa", añadió.
Tras sus palabras, el expresidente abandonó el atril entre la multitud que le esperaba.