
Aragón es el principal productor mundial de trufa negra o tuber melanosporum. De sus tierras sale alrededor del 60% de la producción de todo el mundo. El atractivo de su rentabilidad ha llevado a que en esta comunidad aragonesa se esté pasando de un sistema silvestre a contar con cerca de 1.200 hectáreas de plantaciones en las que se recoge una media de 100 toneladas por campaña.
El sector agrario ha visto en la producción de trufa una opción de diversificación y también un cierto "salvavidas" para generar actividad económica en los pueblos y preservar y atraer habitantes, ya que la mayoría de las plantaciones truferas en Aragón se localizan en zonas rurales con una densidad de población de menos de 10 habitantes por kilómetro cuadrado.
Y el reto es seguir produciendo trufa, pero con menos recursos dentro de un escenario en el que suben las temperaturas –los veranos son cada vez más calurosos-, y el agua es un buen preciado y también escaso, especialmente en algunos meses en los que la sequía es la protagonista.
Un objetivo que es especialmente importante en Aragón porque las parcelas de encina o carrasca suelen concentrarse en áreas con bajo nivel de precipitaciones y suelos degradados en las que el riego es clave. Pero no es el único factor a tener en cuenta en su producción.
Para tener más producción de trufa, el árbol debe mantener la fotosíntesis
Nuevas investigaciones ponen de manifiesto la importancia de conocer el estado fisiológico del árbol en contextos de estrés hídrico con el fin de optimizar tanto el riego como la producción de trufa, teniendo en cuenta los parámetros de cantidad y calidad.
En estas líneas se trabaja en Watertruf, proyecto basado en la investigación y utilización de diferentes tecnologías (IoT, sensores, Cloud y Machine Learning) para monitorizar el estado real fisiológico del árbol y disponer de información suficiente para generar algoritmos inteligentes que realicen recomendaciones de riego para conseguir esa mayor producción y calidad, pero con menos insumos, especialmente de agua y también de energía.
"Buscamos conocer mejor el cultivo para tratar de rentabilizarlo lo máximo posible y economizar el consumo de agua en situaciones de sequía para hacer más producción, pero consumiendo menos porque es un cultivo rentable y, con pocos kilos de producción, se pueden tener rendimientos altos", afirma a elEconomista Ricardo Forcarell, de Mytruff, en cuya plantación de Teruel se están haciendo los ensayos y pruebas de este proyecto, que comenzó en 2022 y se encuentra actualmente en su segunda fase.

La tuber melanosporum tiene la particularidad de ser un hongo simbiótico, que está asociado a las raíces de las encinas o carrascas. De este modo, se cultiva un hongo asociado a una planta. Y aquí es dónde se ha puesto el foco con el fin de monitorizar el árbol, en concreto, el grado de fotosíntesis en las diferentes condiciones ambientales de los últimos veranos, marcados por las altas temperaturas.
Esto ha permitido saber cómo funciona el árbol y observar si influye en la producción de trufa. Con este objetivo, se ha monitorizado el sistema de riego con contadores en cada sector para conocer la humedad y la temperatura para lo que se han colocado también sondas en distintas profundidades, que miden constantemente el nivel del suelo para optimizarlo. También se ha desarrollado una app especial para la recolección, de noviembre a marzo, además de emplearse sensores PRI para saber el estado vegetativo del árbol y medir la reflectividad de la luz del sol en las hojas para la fotosíntesis.
Con toda esta monitorización y ensayando con distintas metodologías de riego, se ha observado que la planta muestra diferente actividad fotosintética, que se ve reflejada en la producción de trufa.
Las mediciones realizadas durante dos campañas han permitido así constatar que, para maximizar la producción de trufa, hay que mantener el árbol realizando la fotosíntesis. "Estos últimos veranos calurosos hemos visto que, usando los sensores PRI, muchas plantas se cierran por el calor y baja la humedad. Hay que tratar de minimizar todo esto de cara a la próxima campaña y lograr que el agua de riego no se pierda o desperdicie porque, a más agua, más producción de trufa pero, también con más fotosíntesis, hay más trufa".

La clave está en que estos hongos establecen un uso con las raíces del árbol, creando las micorrizas, es decir, estructuras que se forman por esa relación simbiótica. El hongo les proporciona agua y nutrientes y la encina o carrasca les devuelve azúcares para formar los frutos, que son las trufas. "Si el árbol es más capaz de fotosintentizar, hay más azúcar disponible para las trufas".
A largo plazo, el proyecto estudiará alternativas para tratamientos con fotoprotectores o bien para aumentar la humedad relativa del suelo para que el árbol no frene la fotosíntesis. Con estos análisis, el siguiente paso es diseñar una metodología de las producciones para extenderla a otras plantaciones.
Gestión más fácil
Estos avances se suman a los conseguidos en la fase 1 de Watertruf, centrada en integrar la información de los sensores y de campo y sensores de terceros en una estructura web app con el fin de tener una visualización fácil de todos los datos e integrar una aplicación de introducción a dinámicas de riego por parte del agricultor.
De este modo, se ha diseñado una app para llevar a cabo una gestión más fácil e intuitiva de la plantación trufera. En esta fase, igualmente, se ha desarrollado un prototipo, basado en tecnología Near Infrared, para cuantificar el estado hídrico de estas encinas. También se ha monitorizado la recolección, la temperatura y humedad del suelo.
En el proyecto Watertruf está impulsado por un consorcio liderado por el Clúster para el Uso Eficiente del Agua (ZINNAE) y cuenta con la participación del Clúster Aragonés de Alimentación (Aragón Innovalimen), el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (CITA), la Universidad Carlos III de Madrid y las empresas Mytruff y Arateck Electronics.
En la fase 2, ha recibido apoyo del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, en la convocatoria de 2023 de ayudas a Agrupaciones Empresariales e Innovadoras.