
Arranca la décima legislatura del Parlamento Europeo con un pleno en Estrasburgo llamado a definir la cúpula comunitaria para los próximos cinco años. La que ha sido la primera votación en la Eurocámara tras las elecciones del pasado 9 de junio se ha resuelto sin grandes sorpresas: con un respaldo a un segundo mandato de la conservadora Roberta Metsola en la presidencia del Parlamento Europeo. Los grandes grupos políticos consiguen mantener el cordón sa
En rueda de prensa posterior a su elección, Metsola mostró su intención de trabajar por un Parlamento "fuerte en una Europa fuerte". Es por ello que reclamó que "el Parlamento tenga capacidad de iniciativa legislativa", un tema que no es la primera vez que se solicita. "Estamos trabajando para corregir el desequilibrio institucional que existe", ha añadido la recién electa presidenta de la Eurocámara.
El plazo para presentar candidaturas finalizaba el lunes por la tarde y la única que competía por arrebatar el puesto a la maltesa era Irene Montero, que en su estreno como eurodiputada fue nominada como candidata por el grupo político en el que se inscribe, la Izquierda. La reelección de Metsola era esperada, no solo por contar con los apoyos suficientes sino por ser la opción "conservadora" que generaba más consenso.
Los eurodiputados respaldaron con 562 votos una nueva presidencia de Metsola en el Eurocámara, que durará dos años y medio, para luego darle el relevo a una presidencia socialista. La maltesa, que forma parte de la familiar del Partido Popular europeo, fue nombrada presidenta de la Eurocámara en enero de 2022, tras fallecer su antecesor en el cargo David Sassoli. Se convertía en la tercera mujer presidenta del Parlamento Europeo, después de Simone Veil en 1979 y Nicole Fontaine en1999, de un total de 31 políticos que han llevado las riendas de la institución desde 1952.
En un breve discurso ante el pleno de Estrasburgo, Metsola pidió al resto de eurodiputados su "confianza" y su "voto" para "probar a todo niño y niña que esté viendo esto hoy que, en nuestra Europa, incluso estos caminos improbables son posibles".
Los retos por delante implarán impulsar legislaciones, representar a la UE en otros países o estar en Kiev, dijo la maltesa. "Seguiré trabajando con todos ustedes para afrontar los desafíos cuando vengan", ha indicado la conservadora, que tuvo unas palabras para su predecesor en el cargo, David Sassoli. Además, ha rechazado que se diluya el trabajo del Parlamento Europeo: "el parlamentarismo debe fortalecerse", resaltó para instar a reducir la burocracia, para pedir sentido común, para señar los abusos y garantizar la libertad de cada miembro de la institución.
Se dirigió también a los eurodiputados Irene Montero para abogar por una "Europa de paz", que apueste "por el fin del genocidio palestino", "una Europa feminista, verde, antiracista y antifascista". Hizo hincapié en que la prioridad para el bloque debe ser "detener la destrucción de los derechos sociales", "apoyar la lucha obrera" y avanzar en el feminismo. Su candidatura finalmente recabó 61 votos del pleno.
Cordón sanitario a la ultraderecha
En esta misma jornada la Eurocámara debía seleccionar también a sus catorce vicepresidentes en una complicada aritmética en la que la tradicional alianza de Partido Popular europeo, Socialistas y Demócratas y los liberales de Renew, junto con Izquierda y Verdes, buscaban trazar un cordón sanitario contra una extrema derecha que ambiciona hacerse con parte de la representación institucional en la Eurocámara.
Finalmente la línea se ha fijado contra la formación de conformada por la ultraconservadora francesa, Marine Le Pen, el autócrata Víktor Orbán, el ultraderechista italiano, Matteo Salvini y la extrema derecha de Vox, todos ellos integrados en el grupo Patriotas por Europa. No ha sido el caso de la familia política de la que forma parte la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. El grupo de Conservadores y Reformistas esquiva el cordón sanitario con dos vicepresidencias, en manos de Antonella Sberna por parte de Hermanos de Italia, y el letón Roberts Zile, también parte de la formación de ultraderecha, nombrados en la segunda ronda de votación.
Los eurodiputados españoles Esteban González Pons (PP) y Javi López (PSOE)fueron elegidos entre los vicepresidentes del Parlamento Europeo para los próximos dos años y medio, primera mitad de la legislatura entrante. Ambos políticos han conseguido el respaldo en la primera ronda de votación, de la que han salido once vicepresidencias: tres para los populares, cinco para los socialistas y dos para los liberales de Renew y uno para los Verdes. Queda por ver si se mantiene el cordón sanitario para las tres vicepresidencias restantes que se escogen esta tarde en una ronda secreta de votación.
Serán estas avenencias también definitorias para la votación que esta semana afronta la candidata popular y presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para revalidar en el cargo otros cinco años. El jueves, la alemana dará un discurso con sus prioridades en el pleno del Parlamento Europeo para luego someterse a la votación de los eurodiputados.
Por lo pronto, la candidata conservadora cuenta con los apoyos suficientes de 361 eurodiputados para respaldar su revalidación, en una tradicional coalición entre populares, socialistas y liberales. Sin embargo, el voto secreto propicia que, si algún eurodiputado de estas formaciones no sigue la disciplina de voto marcada por su grupo político, la alemana podría necesitar el respaldo de otros grupos como la Izquierda o los Verdes. Un respaldo que no obtendrá sin compromisos y ciertas concesiones a cambio. Además, las dos vicepresidencias para la familia política de Meloni podrían jugar a favor de la alemana en caso de que se tambalee la aritmética y los apoyos previstos.