
La gastronomía en España siempre ha tenido la fama de ser una de las mejores del mundo. Ya sea con las conocidas tapas de Granada, el tradicional bacalao de Bilbao, Burgos y su morcilla o Madrid con su casquería, se podría recorrer cada punto de la geografía española y seguir descubriendo lugares y platos únicos. La buena comida es seña de identidad y no es de extrañar que cada uno tenga su bar o taberna de referencia. Un lugar seguro al que sabes que puedes ir a disfrutar de un buen tapeo en buena compañía, sobre todo ahora que empieza el buen tiempo.
Conforme ha ido pasando el tiempo los locales de toda la vida han cedido su puestos a otro tipo de establecimientos más rápidos y ágiles que sirven a un gran número de clientes, pero que no conservan la tradición y el respeto propio a la cultura del tapeo. La situación se complica si resides en una ciudad tan grande como es Madrid, pero si sabes buscar aún se pueden encontrar esos rincones mágicos que gustan a todo el mundo.
Situada en la calle Ayala, en el madrileño barrio de Salamanca, se encuentra una taberna que probablemente tiene la barra más larga de la zona. Uno de esos bares de toda la vida en el que las modernidades se quedan fuera para poder centrarse en lo que lleva conquistando a sus parroquianos por más de 60 años. Juracha es la taberna perfecta para los amantes de los pinchos que, si son capaces de encontrar sitio, pueden disfrutar de una caña o una copa de vino en muy buena compañía en uno de los barrios más icónicos de la ciudad.
Y es que, lo que convierte en un lugar tan peculiar es que se juntan las tradiciones gastronómicas de Madrid, País Vasco y Cantabria. Su fundación se remonta a 1940, pero no fue hasta la década de los 60 cuando comenzó a despegar gracias a la familia Viesca Gómez-Martinho. Es en este punto donde la demanda gastronómica los invita a ofrecer sus platos más característicos como los huevo con mayonesa y langostino o gamba, el taco de bonito del norte con cebolleta y tomate, tacos de jamón, chorizo ibérico y queso de gruyere.
Desde ese momento su popularidad no ha dejado de crecer, incluyendo los pinchos calientes y superando una oferta de más de 60 tapas, que se adaptan según la temporada. Dejando a un lado su oferta culinaria, lo que también destaca son sus precios. Desde las tapas por 1,70 euros de croquetas de huevo a los pinchos desde 2,40 euros. Sin embargo, también disponen de tortilla de patatas completas por 13 euros o platos más elaborados como las albóndigas de ternera (7,00 €) o los huevos rellenos de bonito con salsa rosa (2,20 €).
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