
Una de las grandes incógnitas de las elecciones europeas del 9 de junio radicaba en cómo quedaría, finalmente, la composición de la Eurocámara y si el avance de la extrema derecha tendría potencia suficiente para romper la que ha sido tradicionalmente la gran coalición formada por conservadores, socialistas y liberales. La victoria ha sido para los populares, con 185 escaños, que con los 137 de socialistas y los 79 de Renew permitiría renovar la gran coalición de centro y mantendría el pulso frente al avance de la extrema derecha.
Igual que lo hizo en la noche del domingo tras conocerse las primeras estimaciones de resultados, la candidata popular, Ursula von der Leyen, ha reiterado este lunes su intención de pactar con socialistas y liberales para aglutinar esa mayoría (de más de 361 eurodiputados) que requiere en el Parlamento Europeo. Deja así pasar el empuje de la extrema derecha y se olvida de los guiños que había hecho a la formación capitaneada por la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ECR, las semanas anteriores.
"En la campaña electoral, he trabajado por construir una mayoría amplia y efectiva a favor de Europa"; ha dicho la alemana este lunes en un evento de su partido, la CDU germana, en Berlín. "Por esta razón, nos acercaremos ahora a las grandes familias políticas con las que también hemos trabajado en la última legislatura".
Preguntada por si se aproximaría a formaciones de ultraderecha, la alemana se limitó a indicar que su foco está puesto en grupos políticos amplios, no en los nacionales. Los 73 y 58 escaños que han conseguido, respectivamente, los partidos ultraconservadores ECR, en el que se inscriben los Hermanos de Italia de Meloni, e ID del que forma parte la Reagrupación Nacional de Marine Le Pen, confiere a la extrema derecha más peso en la Eurocámara.
Alianzas tan estratégicas como puntuales como la dispuesta entre populares y ultraderechistas para frenar medidas como la Ley de Restauración de la Naturaleza podrían volverse más habituales en la próxima legislatura. La aritmética en la Eurocámara se complica y los populares tendrán que escorarse hacia los ultraconseradores para impulsar medidas que no tengan el respaldo de los socialistas.
Von der Leyen que busca un pacto con el resto de formaciones para asegurarse un segundo mandato al frente de la Comisión Europea ha defendido cerrar filas y crear "un bastión de corte europeísta para luchar contra los extremos". Aunque más allá de recabar los apoyos, la alemana necesita que el Gobierno semáforo de Olaf Scholz la proponga y que, posteriormente, la respalden los Ejecutivos de los Estados miembro, además de Parlamento Europeo.
No obstante, la influencia por si sola de la extrema derecha quedaría limitada. Los 131 escaños combinados de los Conservadores y Reformistas e Identidad y Democracia, a la espera de los no inscritos afines, no serían suficientes para sumar la mayoría de la mitad más uno que requieren las decisiones de un Parlamento Europeo compuesto por 720 eurodiputados.
Por lo pronto, si el candidato socialista, Nicolas Schmit, dejó la puerta abierta al ofrecimiento de Von der Leyen trazó su línea roja respecto a los partidos de ultraderecha. La candidata de Renew, Valerie Hayer, reiteró también este lunes su negativa a asociarse con formaciones ultraconservadoras. Se inclinó por "mantener el cordón sanitario" en favor de una colación "proeuropea, centrista y central".
Renew y los Verdes son los grandes perdedores de la convocatoria y atestiguan una caída sustancial respecto a los anteriores comicios. Sin embargo, los liberales continúan jugando un papel clave. Pendientes aún de los resultados definitivos, que se harán públicos en los próximos días, (o sencillamente de resultados en el caso de Irlanda), las cifras de la convocatoria de este 9J arrojan una mayoría para los populares europeos que, al tiempo, hace posible mantener ese cordón sanitario a la extrema derecha.
Es innegable el avance de las fuerzas ultraconservadoras. Primera fuerza en Italia, Hungría, Austria Países Bajos o en una Francia que acudirá en las próximas semanas a las urnas. Segunda fuerza en el país germano, con el grupo de extrema derecha Alternativa por Alemania (AfD), en un revulsivo sin precedentes.
La primera ministra italiana leía en tales cifras una aproximación de Europa hacia las fuerzas ubicadas más allá de la derecha tradicional. El primer ministro húngaro, líder del grupo de extrema derecha de Hungría Fidesz, Víktor Orbán, pierde fuerza en estos comicios. Aunque aguanta con una mayoría que le permite seguir presionando por una gran coalición de extrema derecha conjuntamente con el partido de Marine Le Pen y el, hasta el momento, reacio partido de Meloni.