En el año 70 d.c, los habitantes romanos de una pequeña aldea conocida como Sabora se trasladaron del alto del Cerro de la Hora, con las limitaciones orográficas que la zona ofrecía, hacía una llanura cercana en plena zona bética. La nueva ciudad pasó a denominarse Flavia Sabora, en honor al emperador Vespasiano, de la dinastía imperial Flavia, quien fue el artífice del cambio de terreno. Y casi 2.000 años más tarde, en 2020, Flavia Sabora fue descubierta en la provincia de Málaga bajo campos de cereales del valle de Guadalteba.
Si bien se desconoce con exactitud su ubicación, es posible que la primera de las villas, Sabora, estuviera ubicada en el cementerio de la localidad malagueña de Cañete La Real. Por su parte, Flavia Sabora fue una ciudad relativamente pequeña para la época, tan solo 1,5 hectáreas de extensión, aunque se han podido reconstruir algunos restos urbanísticos como calles, plazas mosaicos, almacenes y estancias dentro de distintas domus.
Los investigadores de la Universidad de Cádiz, a cargo del descubrimiento, han podido datar la fundación de la ciudad en el s.I y confirmar las grandes dotaciones urbanísticas que poseía, a pesar de que fue abandonada en el s.II.
No obstante, los expertos destacan su "gran valor para el conocimiento de la evolución de la técnica y los programas edilicios del período imperial", aunque reconocen que es un caso excepcional en lo que era la antigua Bética (hoy toda Andalucía y la región sur de Castilla La-Mancha) con sus grandes urbes que han durado hasta la actualidad, como por ejemplo la antigua Corduba, ahora Córdoba, o Híspalis, ahora Sevilla.
Una placa de bronce, el olvido y 5 siglos más tarde
En el s. XVI un labrador de Cañete la Real descubrió en la zona una placa de bronce que ligaba la localidad malagueña con la antigua ciudad romana de Flavia Sabora. El descubrimiento pasó entonces a formar parte de la colección privada que Carlos I albergaba en el Alcázar de Madrid. Con el incendio de este en 1734 se perdió la evidencia y durante más de cinco siglos la urbe quedó en el olvido.
Así, en 2020, fue también un vecino de la zona quien alerto a los investigadores tras encontrar unos agujeros alrededor de unos campos de trigo provocados por expoliadores. Expertos de la Universidad de Cádiz llevaron a cabo diversos estudios ortofotos y de georadar que revelaron los restos de una pequeña ciudad romana que podría pertenecer a Flavia Sabora, una de las últimes urbes con conciencia de su existencia que faltaban por descubrir en la provincia de Málaga.
Carias domus, una plaza central y un Conjunto Absidal
Tras el estudio realizado con georadar, los investigadores de la Universidad de Cádiz llegaron a la conclusión de que algunas de las antiguas edificaciones se encontraban a tan solo 40 cm de la superficie, aunque por ahora no se han iniciado ningún tipo de excavación arqueológica.
De otro parte, los resultados procesados a través de un software han determinado una recreación básica, pero con cierta exactitud, de algunas de las estructuras que aún podrían mantenerse en pie. "Es tentador identificar este conjunto con un ambiente foral a pesar de sus dimensiones", valoran en el estudio.
En cuanto a la urbanística, Flavia Sabora se orden de manera geométrica con calle que derivan en una gran plaza central rectangular a la que rodea una amplia muralla. De otro lado también se han documentado varias viviendas en forma de insulae (edificios comunes para gente de bajos recursos) y grandes domus, en concreto una villa organizada sobre un atrio. En esta última edificación es probable que aún se mantengan intactos algunos mosáicos, ya que existen evidencias de pavimentación.
Por último, también se ha documentado otra edificación común rodeada de columnas y con un estanque, calificada como Conjunto Absidal, que tenía por objetivo un espacio de reunión social. Es posible que también fuera centro religioso o el templo de algún dios romano.