El recuento electoral en el Reino Unido es extraordinariamente lento, especialmente comparado con la velocidad con la que se hace en España. Pero los resultados parciales de las elecciones municipales hasta el momento rondan las peores expectativas posibles para los 'Tories': han perdido la mitad de los concejales que defendían, y están peleando directamente con los Liberales para no quedar relegados a tercera fuerza. Unas cifras que, de repetirse en las generales, dejarían al Partido Conservador "al borde de la aniquilación", en palabras del analista electoral de Sky News, Michael Thrasher.
La nota más espectacular la ha puesto Yorkshire, la región que representa en el Parlamento el primer ministro, Rishi Sunak: su partido ha perdido la mitad de los votos, desplomándose del 54% al 27%, y abriendo la puerta al primer alcalde laborista de la historia, con un 35%. Unas cifras que, de repetirse en unos meses, amenazan con provocar una imagen sin precedentes: la de un primer ministro perdiendo su propio escaño.
Además, este jueves se votaba un nuevo diputado en una circunscripción simbólica: Blackpool, una de las zonas tradicionalmente laboristas en las que Boris Johnson ganó en 2019 con un discurso populista pro-brexit. Allí, el candidato conservador se ha desplomado del 49% al 17%, y solo ha evitado caer a la tercera posición por apenas 117 votos.
Para Luke Tryl, director de la firma de encuestas MoreinCommon, la señal es muy sencilla: los sondeos, que llevan más de un año apuntando a que los 'Tories' podrían perder la mitad de los votos que obtuvieron en 2019, están en lo cierto, salvando algunos casos excepcionales en zonas donde los candidatos tienen un gran apoyo personal.
Precisamente la mejor noticia para los 'Tories' ha sido la victoria de Ben Houchen, alcalde del Valle del Tees, que ha sido reelegido, aunque su margen de victoria se ha hundido de 45 a tan solo 8 puntos. Houchen hizo campaña sin el logo ni los colores del Partido Conservador, haciendo hincapié en su independencia y su voluntad de pactar con cualquier partido que gobierne en Westminster.
Los laboristas, por su parte, han tenido problemas en zonas más urbanas y de mayoría musulmana, donde han caído unos 8 puntos hacia los Verdes e independientes musulmanes. La clave es la posición equidistante del partido en la Guerra de Gaza y el giro centrista de su líder, Keir Starmer, respecto a las posiciones netamente izquierdistas de su predecesor, Jeremy Corbyn. Sin embargo, esa caída se ha compensado con una subida casi idéntica en las zonas rurales y obreras que votaron a favor del Brexit y donde Corbyn se hundió en 2019.
El analista de Sky News Will Jennings apunta a que este cambio es positivo para los laboristas, porque están cambiando votos 'sobrantes' en circunscripciones donde ya tienen garantizada la victoria por votos clave para ganar escaños actualmente conservadores. Una combinación de factores que podría disparar la 'injusticia' del sistema electoral británico, diseñado para favorecer desproporcionadamente a los partidos más votados, y costarle centenares de escaños a los Tories, que ahora mismo están balanceándose en el límite entre una derrota digna y una hecatombe electoral sin precedentes.
La reacción de las filas conservadoras, sin embargo, ha sido de resignación. La victoria de Houchen permite a Sunak salvar algún mueble, y los rebeldes han dejado claro que no tienen intención de tumbarle antes de las elecciones generales, que deben celebrarse en los próximos 8 meses. Todas las apuestas apuntan a octubre o noviembre. La pregunta es si Sunak puede aún hacer algo para revertir la situación de hundimiento electoral que sufre su partido desde el breve mandato de Liz Truss, o si ya es demasiado tarde.