
Nuevas medidas del Ejecutivo catalán para paliar los efectos de la sequía. El Govern aprobó ayer un decreto que limita por primera vez el consumo de agua en los establecimientos turísticos. En concreto, se fija un tope de 100 litros al día por plaza hotelera mientras siga vigente la primera fase de emergencia por sequía. Sin embargo, la restricción solo se aplicará de forma obligatoria en aquellos municipios que incumplan durante tres meses consecutivos la dotación máxima permitida por habitante y día. Esta salvedad reducirá previsiblemente el impacto de la medida.
La decisión llega en plena precampaña electoral y a las puertas del verano, justo cuando el sector turístico pensaba que se había librado de las restricciones que desde hace meses afectan a otras actividades económicas. Cuando la norma entre en vigor, el consumo de agua de los visitantes se homologará al consumo medio de los hogares. El Govern justifica su actuación porque la mayoría de alojamientos están conectados a la red de distribución general bajo las mismas condiciones que el suministro para los domicilios convencionales.
Llenado de piscinas
Por otro lado, el decreto delega en los ayuntamientos la autorización para llenar las piscinas si cumplen la función de refugio climático. A tales efectos se creará un censo donde cada municipio deberá inscribir estos espacios, que podrán incluir piscinas públicas y privadas siempre que estén abiertas a la ciudadanía. Por privadas se entenderán también las de centros deportivos y comunidades de vecinos.
Por último, el decreto también contempla la autorización de desalinizadoras móviles de titularidad privada, como la que han impulsado los hoteleros de Lloret de Mar (Girona). Estas infraestructuras no estarán sujetas a las limitaciones de uso por la sequía.
Crisis hídrica
Pese a las lluvias de las últimas semanas, los embalses de las cuencas internas catalanas están bajo mínimos. Según el informe diario de la Agencia Catalana del Agua (ACA), los pantanos bajo gestión de la Generalitat se hallaban este martes al 18,06% de capacidad.
El pasado febrero, Cataluña declaró el estado de emergencia al caer las reservas de agua por debajo del 16%. De resultas, se aprobó una batería de restricciones que afectan tanto a los particulares como a a la industria, la agricultura y los servicios.
El consejero de Acción Climática, David Mascort, no se plantea revertir esta situación hasta que las cuencas se llenen más y de forma sostenida en el tiempo. De hecho, la Generalitat aún baraja la posibilidad de fletar embarcaciones que lleven agua potable hasta el área metropolitana de Barcelona si persiste la falta de lluvia.