
Avisaron de los altos costes de producción por su impacto en el sector agrario y en cultivos concretos en los que se iba a dificultar la siembra, pero este no ha sido el único problema al que se ha enfrentado el sector agrícola y ganadero en la comunidad aragonesa durante este año 2023.
Aunque sí ha sido muy importante porque los costes de producción se han multiplicado por tres. A ello, además, el sector añade los nuevos criterios de la PAC y el efecto de la sequía que ha afectado, en mayor o menor medida, a todos los cultivos. Ninguno ha sido ajeno a la falta de agua y lluvias.
Son factores que han llevado al campo a unas pérdidas que se cifran en 1.500 millones de euros, según los datos facilitados por Asaja Huesca en su balance de 2023. La mayor afección se ha producido en el cereal de secano en el que la pérdida de producción se ha cifrado en alrededor del 50% en la provincia de Huesca, del 70% en la de Zaragoza y el 80% en la de Teruel. En total, el cereal registra en 2023 unas pérdidas de 490 millones de euros por los altos costes de producción, la poca cosecha y los bajos precios de venta de los cereales.
Este año tampoco ha sido bueno para el maíz en el que se ha producido una disminución de las superficies cultivadas, sumando pérdidas que se cifran en los 500 millones de euros, así como para la alfalfa en la que esta cantidad se sitúa en los 120 millones de euros por el calor de verano que no ha mitigado el aporte de agua de riego, llevando a menores rendimientos por hectárea, pese al aumento de la superficie.
En el girasol, donde también se ha producido un descenso de la superficie sembrada por la falta de agua de riego, las pérdidas se elevan a 20 millones de euros, mientras que en los sectores de la fruta dulce, frutos ecos, olivar y vid asciende a 350 millones de euros.
El alto precio de las materias primas, la necesidad de buscar nuevos mercados y los cambios en la normativa de bienestar han impactado en el sector ganadero
El año 2023 tampoco puede definirse como positivo para el sector ganadero. En este caso, las mayores afecciones han venido del aumento de los precios de las materias primas, la aparición de enfermedades como la EHE o del ácaro varroa, y los mayores costes derivados de tener que cumplir la nueva ley de bienestar animal. A esta situación se suma el descenso del consumo de la carne, como sucede en ovino y caprino, que encadena cinco años de bajadas. Además, en el ovino, también se han reducido las exportaciones durante este año.
En la vaca nodriza, el aumento de los costes ha sido uno de los principales problemas en 2023. Un ejercicio en el que también se empieza a notar de forma más acusada la reducción de cabezas de ganado y la falta de relevo generacional.
Nuevamente los costes de producción han tenido incidencia en otros sectores ganaderos como el porcino en el que continúan las dificultades de la anterior campaña: necesidad de buscar mercados alternativos al chino, la presión de entrada de enfermedades en las explotaciones porcinas y las obligaciones burocráticas al sector.
El sector lechero tampoco ha sido ajeno al alza experimentada en los costes de producción, que están también tras la situación que atraviesa la cunicultura que, asimismo, viene arrastrando falta de rentabilidad tras varias malas campañas anteriores y la incertidumbre ante el desconocimiento del contenido de la próxima normativa en materia de bienestar animal. Un texto legal que también inquieta al sector avícola en el que a su vez se está produciendo una concentración en cada vez menos empresas.
Agua y PAC
Uno de los factores que ha marcado el año 2023 es la falta de agua. Las campañas de restricciones han dificultado el desarrollo de una campaña normal de riegos, con establecimiento de cupos que han limitado la superficie de cultivos de verano de forma drástica.
Una situación ante la que desde Asaja han reiterado la necesidad de aumentar la capacidad de almacenamiento en los sistemas regables para que el agricultor pueda realizar su actividad con garantías. Además, han recordado que el Ebro vierte al mar 6.000 hectómetros cúbicos al año por lo que han reclamado nuevas obras hidráulicas que faciliten el almacenamiento del agua.
La falta de agua ha afectado a todos los cultivos en la comunidad aragonesa
La campaña también se ha visto dificultada por la implantación de la nueva reforma de la PAC para el período 2023-2027. Esto ha derivado en que, según explican desde Asaja, las siembras de otoño pasado se hicieran sin estar todavía publicados los reales decretos que regulaban esta reforma por lo que el sector agrario no tenía la certeza de si estaban haciendo lo correcto para el cobro de las ayudas de los Ecorregímenes. Las dificultades con la PAC también se han centrado en los plazos de presentación de solicitudes PAC, que fue distinto del normal.
Las exigencias burocráticas han sido otro de los quebraderos de cabeza de los productores, ya que cada vez son mayores y los agricultores y ganaderos han recibido un gran número de comunicaciones a lo largo del año, lo que ha provocado retraso e los pagos previstos.
Además, el sector denuncia que las flexibilizaciones normativas a raíz de la guerra de Ucrania y la sequía llegaron tarde, puesto que las siembras ya estaban realizadas por lo que pocos agricultores pudieron beneficiarse.
Las preocupaciones del sector se centran también en las importaciones que está realizando la Unión Europea de terceros países por lo que piden que se intensifiquen los controles en fronteras.