
Por estos días, en las playas de Cornualles, Reino Unido, se puede apreciar una gran cantidad de cazatesoros que se encuentran buscando Legos. Y es que, después de 26 años, las piezas que naufragaron en un contenedor están llegando a las costas del Atlántico, precisamente a las de esta zona británica.
El ayuntamiento de Cornualles ha puesto en marcha una campaña para limpiar sus playas tras la masiva llegada de Legos. Una medida, que ha hecho activar la ayuda de colaboradores y vecinos de la localidad británica, pero también a un importante número de cazatesoros de estas piezas plásticas de colección.
Y es que 5 millones de piezas de Lego terminaron en el mar en 1997, cuando un barco que venía de Japón perdió varios contenedores en una tormenta antes de atracar en Southampton. Uno de ellos, transportaba las preciadas piezas, las cuales, coincidentemente, hacían alusión al océano.
Una de las vecinas de Cornualles es Tracy Williams, quien declaró a la BBC que cuando se mudó a esta localidad en 2010 y bajó a la playa la primera vez, quedó muy sorprendida de que estuvieran llegando las piezas de Lego a la orilla después de todo ese tiempo. Trece años después sigue ocurriendo este fenómeno.
Williams manifestó al medio británico que hoy pareciera que la historia de Lego se ha apoderado de su vida. "Empezó como un poco de diversión, y ahora es un trabajo de tiempo completo. Creo que es muy interesante poder ver el impacto del cargamento que se perdió y cuánto tiempo ha durado".
Atónita ante la cantidad de plástico que ha ido llegando a las playas de Cornualles, Tracy se hizo miembro de uno de los grupos de limpieza. Además, abrió una página de Facebook, en la que quería conectar con las personas que encontraran piezas de Lego y saber qué tipos de piezas tenían.
Inventario del contenedor y registro de las piezas encontradas
Actualmente, la cuenta 'Lego Lost at Sea' tiene más de 74.000 seguidores en Facebook y 27.000 en Instagram. Señaló que las páginas ayudan a tener un panorama estimado de las piezas de Lego que se han recogido y contrastar ese dato con el cargamento que venía en el barco.
La vecina de Cornualles tiene un inventario de lo que venía en el cargamento original. "Tenemos los números porque en 1997, el oceanógrafo doctor Curtis Ebbesmeyer le escribió a Lego y les preguntó qué había en el contenedor que se perdió". Entre muchos otros ítems, el contenedor llevaba 28.700 balsas inflables amarillas, 52.000 propelas rojas, 4.200 pulpos negros, 33.427 dragones negros, 514 dragones verdes y más de 15.000 tiburones, sentencia la BBC.
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