
Dos trabajadores de 60 y 61 años de una bodega de vino en Lanciego, Álava, fallecieron este domingo en un accidente laboral, mientras que otro tuvo que ser trasladado al hospital San Pedro de Logroño. A las 13.30 horas de aquel día, cuando los servicios de emergencia recibieron la llamada de socorro, varios efectivos de la Ertzainza, bomberos y sanitarios se desplazaron hasta el lugar, pero lamentablemente no pudieron salvar la vida de los dos trabajadores.
Tras conocer lo ocurrido, el diputado general de Álava, Ramiro González, lamentó lo ocurrido en un mensaje a través de sus redes sociales, en el que trasladaba su apoyo y cariño a familiares, amigos y allegados de las víctimas. Y en ese mismo mensaje, el diputado atribuía lo sucedido al "tufo".
Qué es el tufo
El tufo es un dióxido de carbono (CO2) que se crea de forma natural durante la fermentación alcohólica de la uva. Cuando el azúcar del mosto se va convirtiendo en alcohol, libera dióxido de carbono. Esta peculiaridad hace que el tufo sea un compañero habitual en las bodegas de vino; más concretamente en los lagares, los recipientes en los que se pisa la uva para obtener el mosto.
Este tufo, por lo general, no es tóxico. Sin embargo, en altas concentraciones es mortal. Por lo tanto, es fundamental controlar su presencia en todo momento.
El principal problema del tufo es que es un gas incoloro e inodoro, por lo que no se puede ni ver ni oler. Además, dado que este gas pesa más que el oxígeno se acumula en el suelo. El peligro, en definitiva, es que quienes respiran el tufo se queden sin oxígeno y mueran de asfixia.
La solución a este problema pasa por disponer de unas buenas condiciones de trabajo. La ventilación y el uso de sistemas de detección (algo con fuego, como una vela o un mechero) es fundamental para saber cuándo hay una presencia elevada de tufo. Por ello, este tipo de incidentes se suelen dar con más frecuencias en pequeñas bodegas con menos recursos, donde los sistemas de ventilación y detección de gases no son tan eficientes.