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Asaja pide que el seguro agrario cubra la totalidad de la cosecha de frutales en la campaña de 2024

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Representantes de la organización agraria ASAJA en las provincias de Valle del Ebro han exigido al Ministerio de Agricultura garantías para que las pólizas cubran los costes de producción de las explotaciones frutícolas cuando los cultivos se ven afectados por las inclemencias meteorológicas.

Esta reivindicación conjunta de los productos de la zona del Valle del Ebro se produce como consecuencia de los problemas comunes del sector frutícola, que ya se habían concretado de manera conjunta en una Zaragoza el pasado mes de julio, y los cada vez más frecuentes episodios meteorológicos adversos como pedrisco, lluvias torrenciales o calor extremo.

"Los seguros agrarios son más necesarios que nunca para todos los sectores agrarios y, especialmente en el frutícola. Pero es necesario trabaja en la mejora de las condiciones de los mismos para que respondan a las necesidades y compensaciones de los agricultores", explica Igor Fonseca, secretario general de ARAG-ASAJA.

Un motivo por el que desde la organización agraria se pide que el seguro agrario cubra la totalidad de la cosecha en la campaña de 2024. "Las aseguradoras solo permiten contratar una póliza de seguro por heladas solo para el 50% de la cosecha hasta el mes de febrero. Es como si a un particular solo le dejasen asegurar la mita de su casa", indica Pere Roque, de ASAJA Lleida, quien apunta que, "detrás de las grandes aseguradoras hay fondos de inversión extranjeros que solo buscan la rentabilidad de su producto por lo que los grandes perdedores son los agricultores".

ASAJA también reclama una posición más firme e implicada del Ministerio de Agricultura con las compañías de seguros, puesto que los baremos de las pólizas están muy por debajo de los costes de producción incumpliendo la Ley de la Cadena Alimentaria.

Además, los representantes de ASAJA han coincidido en señalar que "los agricultores no queremos subvenciones, sino soluciones" para un sector frutícola que en 2022 perdió mercado internacional por las fuertes heladas y la merma de producción.

"Nuestros agricultores están preocupados por la funcionalidad de los seguros agrarios en sus explotaciones", advierte Luis Miguel Serrano, secretario general de de UAGN. "Nos sentimos indefensos ante las inclemencias del tiempo y nuestra única arma es el seguro, pero vemos que, año tras años, esa arma se está desmoronando. Pedimos al Ministerio, a ENESA y a Agroseguro que escuchen la voz de los fruticultores para poder seguir haciendo del seguro agrario una herramienta imprescindible", incide.

Las reivindicaciones

Las reivindicaciones de ASAJA incluyen a su vez la posibilidad de configurar un seguro que sea asequible para el agricultor con unas coberturas adaptadas a la mayoría de las explotaciones frutícolas, que puedan elegir franquicias y modalidades en los daños que más le preocupen. De este modo, se pretende, por ejemplo, que puedan separar el riesgo de helada, de la falta de cuajado, eligiendo franquicias que permiten diferencias si la falta de producción es por helada y no por otros fenómenos.

También se demanda que, ante el hecho de que el riesgo de helada pueda afectar a unas especies más que otras, se pueda elegir en la póliza si el riesgo de helada es por especie o por parcela. Es decir, poder hacer dos pólizas con las distintas especies, equiparando subvenciones.

Las reivindicaciones igualmente engloban que, ante la afección durante varios años de un siniestro meteorológico, se aumente el período mínimo a 10 años anteriores al siniestro para poder calcular la producción asegurado. Además, con las plantaciones jóvenes, persiste el problema de no tener histórico suficiente para determinar su producción, comprometiéndose así su viabilidad cuando se produce un siniestro.

Finalmente, se propone que sea el mismo perito el que realice todas las tasaciones en una explotación y que la última no se efectúe en plena recolección, aparte de apuntar la conveniencia de cuantificar un seguro donde solo se puedan seleccionar la fruta dañada y sana, ya que el destino actual de la producción frutícola dañada por pedrisco son los mercados de segunda o destríos, en los que la remuneración es menor al coste de producción.

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