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Qué es una hipoteca fija y cómo funciona

  • El tipo fijo ofrece mayor estabilidad que la hipoteca variable
  • El interés del mismo no depende de ningún índice de referencia
  • Las cuotas mensuales suelen ser más elevadas, pero no siempre
Foto: iStock.
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Una hipoteca de tipo fijo se caracteriza por aplicar el mismo tipo de interés a lo largo de la vida del préstamo, al contrario que lo que sucede en las hipotecas variables. Por tanto, el banco ofrecerá el préstamo a un tipo que no depende de índices de referencia, y se mantendrá constante. Las fluctuaciones del mercado financiero no afectan a este tipo de préstamo, y sus cuotas mensuales permanecerán inalterables.

Por tanto, una hipoteca a tipo fijo se caracteriza principalmente por la estabilidad. Además, y aunque esto no sea distintivo de dicho tipo de préstamo, las entidades financieras por lo general ofrecen un interés más bajo al cliente que acepte domiciliar su nómina, que contrate algún seguro, que use tarjetas de crédito o débito, o se vincule a un plan de pensiones.

De igual modo, si el interesado no contrata algún producto combinado o no cumple con las condiciones, entonces el banco no 'descontará' el tipo de interés, y las cuotas mensuales serán más elevadas.

Características del tipo fijo

Primero, una hipoteca (en general) es un derecho que grava un bien, como medio para garantizar el cumplimiento de una obligación. El préstamo de un banco ayuda a su cliente a llevar a cabo la compra de un inmueble, y lo más normal es que esta entidad exija a cambio la creación de una hipoteca.

La persona que recibe el dinero, denominada prestatario, firma un contrato con el banco en el que se compromete a devolver la totalidad del dinero prestado, más un importe extra que se determina según los intereses. Las cuotas para el abono del préstamo serán periódicas, y se extenderán por un plazo de varias décadas. Finalmente cabe comentar que el banco, si no se respetan las condiciones y pagos de la deuda, entonces podrá ejecutar la propiedad, esto es, un proceso previo al embargo de la vivienda.

Volviendo a las hipotecas a tipo fijo, su principal ventaja es que la cuota que se paga cada mes nunca cambia. Por tanto, ofrece seguridad y estabilidad, especialmente en momentos convulsos como el del último año, con una inflación galopante y unas subidas incesantes del euríbor (u otros índices de referencia):

-El tipo de interés suele ser más elevado que el de un préstamo hipotecario variable.

-Lo mismo sucede con las cuotas. Pero la inestabilidad en los índices del tipo variable puede hacer que las cuotas superen a las de tipo fijo.

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