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La guerra de socios y acreedores tras la boda de Tamara Falcó e Íñigo Onieva

  • La quiebra amenaza a Marqués de la Concordia, accionista al 50% de Marqués de Griñón
  • La bodega propietaria de vinos como Paternina está en concurso y en manos del ICO

El próximo sábado, 8 de julio, Tamara Falcó e Íñigo Onieva se darán el 'sí, quiero' en la boda más esperada del año y en un escenario de excepción: el palacio de El Rincón. Situado en Aldea del Fresno (Madrid) y hogar de Carlos Falcó, padre de Tamara, el enclave familiar acogerá el enlace que reunirá a más de 400 invitados. La figura del recordado marqués de Griñón estará muy presente en varios detalles de la celebración nupcial. Entre otros, en el vino favorito de Tamara, elaborado en la bodega familiar y que la tercera hija del aristócrata ha escogido con esmero para el banquete.

Su hermana, Xandra Falcó, ejerció durante varios años como directora general de la empresa familiar, en la que venía colaborando desde siempre. Tamara nunca se involucró en las labores de la bodega, pero heredó de su padre su pasión por el vino. En su boda se servirán los mejores caldos de Marqués de Griñón, sus favoritos.

Su padre, Carlos Falcó, fue pionero en el sector vitivinícola y socio de Marqués de la Concordia Wines Family of Wines, la bodeguera riojana propietaria del 50% de Marqués de Griñón que en noviembre del pasado año se declaró en concurso de acreedores necesario ¿El motivo? No poder atender sus deudas en medio de acusaciones de alzamiento de bienes de los acreedores al anterior equipo gestor, liderado por su consejero delegado, Víctor Redondo.

La bodega concursada elabora marcas de vinos tan conocidas como Paternina, Marqués de Griñón, Vega Reina, Rioja Santiago, Lagunilla, Marqués de Monistrol o Hacienda Zorita. Entre sus prestamistas y acreedores figuran su antiguo socio inversor desde 2015, el fondo británico Metric Capital Partners, el Instituto de Crédito Oficial (ICO), con 10 millones de euros, Crédit Agricole (1,1 millones), y un nutrido grupo de entidades financieras entre las que figuran Banco Sabadell (966.000 euros), Santander (800.000 euros), CaixaBank (700.000 euros), Abanca (700.000 euros), Bankinter y Deutsche Bank, con 500.000 euros cada uno, e Ibercaja (360.000 euros).

Alzamiento de bienes

El administrador concursal del grupo, anteriormente denominado Bodegas Berberana, tiene dos propuestas de convenio sobre la mesa para tratar de salvar la compañía de la quiebra. Puede decantarse por la de Víctor Redondo, el principal ejecutivo de la sociedad, o por la presentada por el fondo Metric Capital Partners, al que se le adeudan 23 millones de euros. La empresa, que antes del Covid-19 facturaba 48 millones, con un beneficio de explotación de 4,7 millones, arrastra una masa activa concursal que se eleva a 65 millones de euros.

La bodega concursada elabora marcas de vinos tan conocidas como Paternina, Marqués de Griñón, Vega Reina o Hacienda Zorita

Metric Capital -que está representado por Garrigues y defiende un convenio alternativo-, propone repagar todo al ICO en un plazo máximo de un año, aplicando una quita del 12,5% a los bancos acreedores. Además, plantea la venta ordenada de la división de vinos a un socio industrial que garantice el futuro de un negocio que funciona (39 millones de facturación) y genera cerca de 150 empleos, según el plan elaborado por la consultora Kroll. Se quedaría, eso sí, con el resto de los negocios, entre los que figuran un hotel y varias tiendas.

En la resolución final será crucial la decisión del ICO, dependiente del Ministerio de Economía dirigido por Nadia Calviño. De momento, el enfrentamiento ha hipotecado el futuro de un grupo que incluye negocios vinícolas, hosteleros y de alimentación, con 28 años de historia empresarial.

La beligerancia entre las partes y el tono de los socios también es digno de portadas. La propuesta de convenio de Metric carga con dureza contra los antiguos gestores: "Es tal el número de operaciones cruzadas entre las 32 sociedades que resulta imposible seguir el rastro del destino final de la tesorería", según recoge el documento. La acusación más grave es quizás la que asevera que "el Sr. Redondo disponía de los bienes y derechos de las sociedades del grupo como si fuera su cortijo privado".

En definitiva, una guerra abierta entre inversores, socios y acreedores que implica al ICO y que impacta de lleno en algunas de las grandes entidades financieras españolas. La otra cara del enlace que aflora tras 'la boda del año'. Un idilio paralelo en el que los invitados también corren el peligro de tener que pagar 'la fiesta'.

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