
Soren Kaplan es científico de investigación afiliado de la Universidad del Sur de California, y también autor. Cree que existe una forma de predecir el éxito de las personas. Se trata de la Inteligencia Experiencial, término con el que pretende superar al Coeficiente Intelectual (CI) y a la Inteligencia Emocional (EI).
El autor comenta que "es la combinación de actitudes, habilidades y conocimiento técnico que obtuviste en tus experiencias previas". El mismo utilizaba el concepto en su obra "Inteligencia Experiencial: Aprovecha el poder de la experiencia para avances personales y de negocios", la cual publicó el pasado mes de enero. Pero este término no lo ha acuñado él, sino que hace décadas lo propuso el psicólogo Robert Sternberg, experto en inteligencia.
¿Cuál puede ser su importancia?
La popularidad de la 'Inteligencia Experiencial' ha aflorado en los últimos años, y por ello Kaplan apuesta por equipararlo con otros test de inteligencia. Y con la popularidad ya consolidada de ChatGPT y otros programas que funcionan mediante Inteligencia Artificial (IA), este comenta que las personas deben conocer varias maneras de analizar el concepto de la inteligencia. "Cuando eso pase... ¿Qué nos queda? Nuestras experiencias", afirma Kaplan.
Además, si bien la IE puede requerir de entrenamiento, no es necesario contar con preparación para comenzar a aplicar la Inteligencia Experiencial en la vida. "Todo el mundo la tiene. No es algo nuevo que te tengas que aprender, sino que ha estado escondida todo este tiempo", dice.
¿Cómo se mide esta cualidad?
Mediante este tipo de test de inteligencia se consigue una puntuación específica. Para obtenerla, lo primero es reunir las experiencias más impactantes que se hayan tenido, rememorando eventos importantes en la vida de uno. El esfuerzo viene a la hora de recordar qué se sintió en cada momento, por ejemplo siendo un niño que no paraba de trasladarse con su familia, y que sentía inestabilidad constante en su vida.
El siguiente paso consiste en pensar qué creencias se internalizaron debido a aquellos momentos. Siguiendo con el caso anterior, el mismo niño puede ser ahora un adulto al que le cuesta comprometerse con otras personas, pues los constantes cambios en su pasado le harían actuar como alguien que no espera estabilidad en su vida. Pero Kaplan admite que es normal tener dificultades a la hora de recordar esto.
Con el tercer paso, el autor pide reflexionar sobre qué habilidades se pueden haber desarrollado en base a ello. Y esa moraleja obtenida tras el proceso sería la que mide la Inteligencia Experiencial. Kaplan afirma que incluso puede añadirse esta cualidad en el Currículum, o bien en la carta de presentación.
Así se le puede dar uso
La capacidad de medir la Inteligencia Experiencial de uno mismo puede según el autor ayudar a ser más consciente de uno mismo. Añade que esto es fundamental para tomar decisiones y para construir una relación. Y para el mundo profesional, ayuda a describir mejor las propias fortalezas a potenciales empleadores.
Además, agrega que los mejores casos suelen venir desde sitios sorprendentes. Recuerda por ejemplo preguntar a Santhi Ramesh, entonces directora de marketing en The Hershey Company, sobre las experiencias que le ayudaron a alcanzar dicho puesto, y que no incluía en su Currículum. La misma dijo que: "Ah, es fácil, pues toco el violín", y el quiso saber más debido a lo sorprendente que le pareció la respuesta.
Tocar el violín requiere de mucha concentración y de la capacidad de centrarse en sus habilidades, según Ramesh. Cuando tocaba en una orquesta, por tanto, tenía que compaginar el liderazgo con la capacidad para sintonizarse con los demás. Este tipo de inteligencia se trata simplemente de canalizar las experiencias ya vividas hacia el objetivo que uno se ha propuesto. "El mundo sería un lugar mejor si todos empezamos a ser conscientes de lo que ya existe de otra manera", asegura Kaplan.