
¿Está en riesgo la humanidad por falta de nacimientos? Para Elon Musk, es el mayor reto a afrontar.
Sin embargo, mientras el magnate, que tiene 10 hijos, se preocupa por el escaso número de bebés y los activistas climáticos predicen una crisis de superpoblación, Naciones Unidas advierte de que la mayor amenaza podría ser el alarmismo a ambos lados del debate demográfico.
Los temores contrapuestos a la superpoblación y la subpoblación están empujando a los países a actuar para reducir, aumentar o estabilizar sus tasas de natalidad, según publicaba un informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) publicado hace unos meses.
Pero, según el informe, las preocupaciones razonables podrían estar transformándose en cierto "alarmismo" demográfico, con el riesgo de que se adopten nuevas políticas potencialmente peligrosas que podrían socavar los esfuerzos realizados durante años para mejorar los derechos humanos básicos y la igualdad de género.
¿Sobrepoblación o infrapoblación?
"Este alarmismo plantea riesgos reales", afirma el informe. "Uno, que la ansiedad demográfica nos distraiga de problemas graves pero solucionables, y dos, que la ansiedad demográfica se convierta en una justificación para negar los derechos y la autonomía corporal de las mujeres y las niñas".
La preocupación por la población ha alcanzado recientemente su punto álgido. Cuando la población mundial superó los 8.000 millones de personas en noviembre de 2022, el temor a la superpoblación se extendió mirando hacia el África subsahariana, donde ocho países concentrarán más de la mitad del crecimiento demográfico mundial de aquí a 2050, según la ONU.
Pero al mismo tiempo, el estancamiento de las tasas de natalidad en el mundo desarrollado, que cayeron aún más durante la pandemia de COVID-19, ha desatado el temor al fenómeno contrario: la subpoblación. Musk, CEO de Tesla y dueño de Twitter, es uno de los defensores más acérrimos del aumento de las tasas de natalidad, argumentando que las economías y la civilización podrían colapsar si el mundo se queda sin suficientes jóvenes.
"El colapso de la natalidad es, con diferencia, el mayor peligro al que se enfrenta la civilización", tuiteó el año pasado al confirmar que acababa de ser padre de gemelos, su noveno y décimo hijos.
Las dos hipótesis catastrofistas han suscitado diversas reacciones políticas. Países con una población en rápido crecimiento como Nigeria han revisado recientemente sus políticas para ampliar el acceso al asesoramiento y la planificación familiar.
Por contra, países envejecidos como España, la mayoría de Europa y Japón, se enfrentan al problema de las pensiones.
Pero aunque existen soluciones razonables a estos problemas, el informe de la ONU señala que la carga de la ralentización de la natalidad tiende a recaer en gran medida sobre las mujeres, que deciden retrasar el momento de tener familia o evitarla por completo. "En muchos contextos, la culpa recae en las mujeres, a las que a menudo se castiga por rechazar el matrimonio y la maternidad", afirma el informe, que añade que en muchas partes del mundo el descenso de la población está impulsando políticas que reclaman la vuelta a un "modelo sumiso de feminidad" y a los valores tradicionales de la familia y el género.