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Este es el talento femenino que transforma la universidad de España y rompe el techo de cristal

  • Según datos del Ranking CYD, el 56% de las estudiantes matriculadas en la universidad son mujeres, pero su presencia mengua a medida que avanza su carrera académica
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España ha hecho avances significativos en la igualdad de género en los últimos años, todavía existe una brecha de género en la educación superior. Hasta mediados del siglo XIX, las mujeres tuvimos vetado el acceso a la Universidad y, con carácter general, su ingreso no se generaliza hasta bien entrado el siglo XX.

Hoy, en la universidad española, aunque las mujeres tienen una tasa de matriculación mayor que los hombres, todavía hay una subrepresentación de mujeres en puestos de liderazgo y en áreas académicas tradicionalmente dominadas por hombres, como las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. También existe una brecha salarial entre hombres y mujeres en la educación superior, con las mujeres que ganan menos en promedio que los hombres.

Amparo Navarro, rectora de la Universidad de Alicante: "Sigue habiendo menos mujeres catedráticas que hombres porque las mujeres accedieron más tarde a dirigir proyectos de investigación"

Hay dificultades para acceder a las categorías más altas de los puestos en las instituciones de educación superior. De hecho, solo hay un 22% de catedráticas, algo que, dificulta el acceso a puestos de mayor responsabilidad. Actualmente, solo hay 16 rectoras en universidades españolas, ocho de públicas -Universidad de Granada (UGR), Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Universidad de Alicante (UA), Universidad de La Laguna (ULL), Universidad de Valencia (UV), Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), Universidad del País Vasco/ Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU), Universidad de Huelva (UHU)- y ocho de privadas -Universidad Católica de Murcia (UCAM), Universidad de Navarra (UNAV), Universidad Católica de Ávila (UCAV), Universidad Alfonso X El Sabio (UAX), Universidad San Pablo CEU (USPCEU), Universidad Oberta de Cataluña (UOC), Universidad San Jorge, Universidad VIU-. No obstante, este número se reducirá porque la rectora de la Universidad de La Laguna dejará su cargo próximamente y lo ocupará Francisco García.

Igualmente, en el ámbito de la investigación existe una relegación académica en favor de los hombres, a quienes se les designa como principales responsables de los grandes proyectos de investigación.

"Hasta que la ciencia no incluya a la mujer como sujeto, objeto y verbo científico, no se logrará abordar los retos globales desde su globalidad y complejidad", denuncia Àngels Fitó, rectora de la Universitat Oberta de Catalunya. Y es que según datos del Ranking CYD a finales de 2022, el 56% de las estudiantes matriculadas en la universidad son mujeres, pero su presencia mengua a medida que avanza su carrera académica: suponen el 49% de las tesis leídas, el 43% del Profesorado Docente e Investigación (PDI), el 25% de las catedráticas y el 23% de las rectoras. No obstante, la presencia de mujeres entre el PDI ha aumentado en los últimos cinco años, especialmente en la figura de catedrática de universidad (aumento de 4,3 puntos), aunque sigue siendo la categoría con menor participación femenina (25,6% de los catedráticos son mujeres frente al 43,3% que representan las mujeres en el total del PDI).

Según la quinta edición del informe Igualdad en Cifras del Ministerio Educación y FP, en la universidad ellas no llegan al 44% de representación de profesorado. En cuanto al alumnado, tanto en Formación Profesional como en la Universidad, la presencia femenina es especialmente baja en las disciplinas científicas y tecnológicas (STEM). Por ejemplo, en Construcción ellas no llegan ni al 30% o en Informática son apenas el 14%.

Amparo Navarro, rectora de la Universidad de Alicante, destaca que "son las mujeres las que mayoritariamente eligen los campos de conocimiento de salud y educación, pero sí es verdad que los roles de género han hecho que las mujeres se hayan decantado históricamente, bien por los cuidados, lo que refleja el ámbito de la salud, o bien con la crianza y educación de los hijos, y por lo tanto con la educación de los niños, eso ha hecho que haya un sesgo de género a favor de las mujeres en este tipo de titulaciones".

Amaya Mendikoetxea, rectora de Universidad Autónoma de Madrid: "Siempre he defendido que tan importante es atraer a más mujeres a las disciplinas STEM en las que están infrarrepresentadas como atraer a los hombres a estudios en los que están infrarrepresentados"

En España, por ámbitos de conocimiento vinculado a las STEM, Biología (62%), Química (55%) y Arquitectura (50%) son los que tienen mayor presencia de la mujer en las aulas, mientras que Ingeniería Informática (14%), Ingeniería Mecánica (17%) e Ingeniería Eléctrica (19%) son los que menos matriculadas tienen.

Enfermería, Educación, Farmacia, Odontología y Medicina, entre otras, siguen siendo titulaciones más vinculadas a la mujer mientras que Ingeniería e Informática son ámbitos de estudio donde predominan los hombres, según desvela el Ranking CYD. En ámbitos como Economía, Ciencias Políticas, Historia, Química o Ciencias Ambientales, la presencia de ambos géneros es al menos de un 40%.

Además, cabe destacar que según un estudio de FUNCAS, España se encuentra entre los países occidentales con mayor porcentaje de mujeres médicas (57% en 2020), muy por encima de los registrados en otros países con europeos (como Alemania y Francia) o más desarrollados, como los nórdicos, conocidos por la elevada ocupación de las mujeres en la prestación de servicios públicos de bienestar.

"El papel de la mujer en nuestras sociedades se ha situado históricamente en el ámbito del cuidado y de la educación en el núcleo familiar, lo que se refleja también en el mundo profesional", sostiene Rosa Visiedo, rectora de la Universidad CEU San Pablo.

Isabel Fernández, rectora de la Universidad Alfonso X el Sabio: "Trabajamos de la mano de las empresas en distintos programas que tratan de desarrollar vocaciones STEM desde edades tempranas, que es ahí donde debemos atacar el problema"

Y es que los intereses y las expectativas de los niños y las niñas empiezan a diversificarse en estadios muy tempranos de la etapa escolar y se deben a diferentes factores educativos, sociales y culturales: expectativas, estereotipos de género, ausencia de referentes, etc.

Amaya Mendikoetxea, rectora de Universidad Autónoma de Madrid, siempre ha defendido que tan importante es atraer a más mujeres a las disciplinas STEM en las que están infrarrepresentadas como atraer a los hombres a estudios en los que están infrarrepresentados, como pueden ser la enfermería o la educación. "Solo así conseguiremos romper los estereotipos de género. En esto se basa la reciente campaña del Ministerio de Universidades con el título: #DaleLaVuelta", sostiene.

Asimismo, Visedo cree que las claves para el cambio están en la base: "educar y enseñar en edades tempranas este tipo de carreras, potenciar las STEM, especialmente entre las mujeres, para fomentar las vocaciones científicas y tecnológicas, de las que saldrán futuras profesionales". "Es importantísimo el papel que juega la educación en la eliminación de roles y estereotipos de género que pueden alejar a las niñas y a las jóvenes de estas profesiones. También son eficaces las políticas públicas que fomentan la corresponsabilidad en tareas domésticas y cuidado de dependientes", añade.

Igualmente, la rectora Pilar Aranda apuesta porque hay que educar de otra manera." En los primeros momentos de Educación Infantil y Primaria las niñas se muestran seguras de sí misma, pero llega la adolescencia y la Secundaria y cambia su actitud, les influyen los estereotipos que marcan la sociedad y por eso es fundamental que en esa edad reciban desde los centros educativos tanto chicos como chicas educación sobre Igualdad".

Además, en esta línea, la rectora Fitó pide una política educativa que logre eliminar los estereotipos de género en los recursos de aprendizaje, en la introducción de referentes, en la aproximación a los hechos, así como promover la igualdad de género en la formación profesional del profesorado, entre otras muchas cosas.

Techo de cristal

Por lo tanto, se puede afirmar que en la universidad española existe un techo de cristal que afecta a la igualdad de género, aunque las medidas que se han tomado en los últimos años han contribuido a disminuirlo.

El Instituto Europeo de la Igualdad de Género define "techo de cristal" como los "impedimentos artificiales y las barreras invisibles que dificultan el acceso de las mujeres a los principales puestos de decisiones en una organización, ya sea pública o privada".

La maternidad supone también una ralentización en la promoción. De hecho, como sucede en el resto de los ámbitos profesionales, también en el ámbito universitario sucede que son más mujeres que hombres las que priorizan el cuidado de hijas e hijos en un momento de su trayectoria vital que es transcendental para el desarrollo de la carrera investigadora. Aunque en las etapas iniciales de la investigación existe hoy día, en general, un equilibrio de género, son más mujeres que hombres las que entre los 30 y los 40 reducen sus jornadas laborales y eso tiene repercusión en los resultados de investigación y en el tiempo para acceder a la acreditación a catedrática.

Rosa Visiedo, rectora de la Universidad CEU San Pablo: "No soy partidaria de la discriminación positiva para lograr esa paridad pues considero que puede generar más problemas que soluciones"

Pero la realidad es que las cifras de la evolución de la carrera académica de ellas muestran un efecto tijera (a medida que se asciende en la escala de reconocimiento académico y profesional es menor la presencia de mujeres), del 56% de matriculadas al 23% de rectoras.

Navarro también indica que ella misma ha notado ese techo de cristal en la universidad, sobre todo en los máximos niveles. "Mi experiencia personal no lo noté en la promoción académica, aunque sí sé que muchas compañeras han tenido mayores dificultades para acceder a las cátedras, no como en mi caso, pero sí fue o ha sido duro llegar, o poder llegar a rectorado de la universidad".

Eva Ferreira, rectora de la Universidad del País Vasco, destaca que la clave para ella es que las elecciones de orden profesional, como las personales, "se realicen en condiciones de completa libertad". Pero la libertad tiene como condicionante inicial "la información y, con ella, la existencia de los sesgos sociales, culturales o familiares que atribuyen a un género u otras determinadas actividades. Es necesario eliminar esos sesgos para que haya completa libertad, algo en lo que estamos trabajando y aportando en y desde la universidad".

Mendikoetxea denuncia que no se puede hablar de techos de cristal sin hablar de suelos pegajosos, esas barreras invisibles en el ámbito familiar y laboral que mantienen a las mujeres en los puestos más bajos de la pirámide académica. Se trata de metáforas que ilustran la dificultad de las mujeres para ascender a los puestos más altos del escalafón. "Creo que toda mujer, a medida que tiene ambición y deseo de ejercer un puesto de liderazgo, es consciente de esas barreras que quizás desde fuera no se ven, porque los sesgos más difíciles de eliminar son aquellos que no son evidentes a primera vista. Muchos son internos y tienen que ver con el famoso 'síndrome de la impostora' que las mujeres experimentamos más que los hombres".

Ella es la segunda rectora que tiene la Universidad Autónoma de Madrid (la primera fue Josefina Gómez Mendoza en 1984-1985) y la primera elegida por sufragio universal ponderado. No le parece tan significativo que haya más o menos rectoras –el número se mantiene bastante estable alrededor de 8-10 en las universidades públicas–, como el hecho de que cada vez haya más candidatas a rectora. "Esto se está dando en muchos procesos electorales en las universidades y no es tan importante que salgan elegidas o no; lo importante es que se postulen porque se convierten en referentes para otras mujeres que están contemplando dar ese paso", sostiene. La brecha de género se observa en todos los órganos unipersonales que suponen una elección por sufragio: hay muchas más vicerrectoras, muchas vicedecanas, muchas subdirectoras, pero pocas rectoras, decanas o directoras. "Las mujeres no nos sentimos cómodas exponiéndonos a ese tipo de procesos, porque de alguna forma no se espera que lo hagamos. Estamos transgrediendo un orden social arraigado en nuestras tradiciones".

Pilar Aranda Ramírez, rectora de la Universidad de Granada: "La Comisión Europea establece el equilibrio de género en tener un mínimo de 40% de ambos sexos; un objetivo que en el ámbito universitario no se alcanza en los niveles académicos de profesorado"

Por tanto, hay que tener en cuenta que, junto a la idea del techo de cristal, está la de suelo pegajoso. Aranda advierte que "todo lo relacionado con la crianza y el cuidado sigue estando mayoritariamente en manos femeninas y eso lo demuestran todos los estudios, lo que frena el ascenso profesional de muchas mujeres. Por ejemplo, durante la pandemia, durante el confinamiento, se ha demostrado cómo las investigadoras han bajado su producción científica porque se han dedicado durante esos meses de confinamiento a hacer lo que quizá ya no hicieran, que era cuidar, porque ya tenían gente que lo hacía por ellas, que era cuidar los hijos, ayudarles con el "telecole", o a las personas mayores, mientras que los hombres se han encerrado en sus casas a hacer lo que seguían haciendo y con mucha más tranquilidad, que es investigar".

Àngels Fitó, rectora de la Universitat Oberta de Catalunya: "Las propias mujeres pueden tener la percepción que no son válidas en algunos campos, creencias que están basadas en estereotipos"

Fitó asegura que "la productividad académica de las mujeres en la universidad es mayor que la de los hombres, pero solo en el inicio de su carrera, cuando no tienen cargas familiares. De hecho, a medida que pasa el tiempo, la mejora de calidad en su investigación y su respuesta a los incentivos se ralentiza. Son diversos los estudios que ponen de manifiesto que la razón de esta situación no es otra que una brecha clara en el grado de reconocimiento de las contribuciones de las mujeres que son, como mínimo, tan buenas como las de los hombres".

Al otro lado de la balanza, Isabel Fernández, rectora de la Universidad Alfonso X el Sabioen UAX afirma que ella no ha notado el techo de cristal. "Por ejemplo, como aparece en nuestro Portal de Transparencia, el órgano de gobierno académico en UAX que está formado por vicerrectores, decanos y directores, consta de ocho mujeres y ocho hombres".

Eva Ferreira, rectora de la Universidad del País Vasco: "La falta de referencias y los sesgos de percepción hacen que, por un lado, las mujeres tiendan a tener menos aspiraciones profesionales"

Ferreira también indica que, desde un punto de vista limitativo, en su caso no ha tenido un impedimento para progresar. Ahora bien, lo que sí ha experimentado a lo largo de su carrera son actitudes con ciertos prejuicios, como alguna valoración en la adolescencia de que matemáticas no era una carrera para chicas "normales", o que querer ser catedrática demostraba una ambición no justificada, dado que estaba ya muy bien situada como profesora titular.

Mª Vicenta Mestre, rectora de la Universidad de Valencia: "Debemos avanzar más en la corresponsabilidad para que los cuidados y la crianza afecten menos a la carrera profesional de la mujer"

Mª Vicenta Mestre, rectora de la Universidad de Valencia, igualmente sostiene que "a lo largo de mi trayectoria, en que he ocupado puestos en departamento, en la facultad, de la cual fui la primera mujer decana de la Facultad de Psicología y Logopedia, nunca lo había notado". No obstante, sí ha percibido más reticencia en su primera campaña electoral, y "tuvimos que combatir ese techo de cristal existente, que finalmente rompimos gracias a una comunidad universitaria comprometida con la igualdad y con un programa de gobierno de avance y de transformación desde la responsabilidad".

Planes de actuación

Existen diversas estrategias y enfoques que pueden ayudar a combatir el techo de cristal en la universidad. Algunas de ellas son:

-Establecer políticas y prácticas que fomenten la igualdad de género y la diversidad en la universidad, como cuotas de género en los procesos de selección y promoción, programas de mentoría y tutoría para mujeres, y campañas de concientización sobre la importancia de la diversidad en la academia.

-Abogar por la igualdad salarial y de beneficios para hombres y mujeres en todos los niveles de la universidad, desde el personal administrativo hasta el cuerpo docente.

-Fomentar una cultura de trabajo inclusiva y respetuosa que valore y reconozca el trabajo de mujeres y otros grupos minoritarios. Esto puede incluir políticas para prevenir el acoso y la discriminación, así como programas para capacitar a todo el personal de la universidad en temas de diversidad e inclusión.

-Fomentar la participación de las mujeres en la toma de decisiones de la universidad, desde los comités de selección y promoción hasta las juntas directivas y los consejos de administración.

-Promover la igualdad de acceso a recursos y oportunidades para hombres y mujeres, como becas y subvenciones para la investigación, el acceso a laboratorios y recursos tecnológicos, y la participación en conferencias y otros eventos académicos.

• Realizar investigaciones y estudios para medir el progreso y detectar áreas en las que aún hay barreras para las mujeres y otros grupos minoritarios.

La rectora de la Universidad del País Vasco da perfectamente en el clavo en cuanto a cuáles son las claves para cambiar el sistema. "La clave cultural, la falta de referencias y los sesgos de percepción hacen que, por un lado, las mujeres tiendan a tener menos aspiraciones profesionales, y por otro, existe una cierta infravaloración de sus capacidades. Los efectos de estas claves hacen aparecer ese efecto de techo de cristal".

En la UAM, para la elaboración del Tercer Plan de Igualdad de la UAM se hizo un diagnóstico sobre la igualdad de género en nuestra universidad. Se analizó la evolución de la situación en los diferentes colectivos de la UAM a lo largo de nueve cursos, desde 2008/09 a 16/17. La conclusión fue que se ha ido produciendo una progresiva reducción de las brechas de género, aunque sigue siendo necesario actuar tanto en la segregación vertical que se produce en las categorías más altas de la carrera académica, como en la segregación horizontal que se percibe en algunas titulaciones como las que menciona en su pregunta.

Por eso, la igualdad aparece como un enfoque transversal en la Estrategia Universidad 2030 de la CRUE, con tres retos prioritarios: romper los techos de cristal; eliminar los sesgos de género en los estudios y promover una conciliación corresponsable. ¿Qué acciones concretas se están llevando a cabo desde las universidades para cambiar este escenario? Muchas y diversas. Son muy conocidas por ejemplo las actividades que se desarrollan en torno al Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia (11F) para dar visibilidad a las mujeres científicas, pero también hay muchas otras campañas e iniciativas que se organizan desde las Unidades de Igualdad, con programas de mentorías, presencia de científicas en los centros de secundaria, campus científicos, etc. Además, varias universidades estamos en el programa Quiero ser ingeniera del Instituto de la Mujer; también varias universidades están en la alianza STEAM por el talento femenino. Por su parte, la CRUE participa de forma institucional en varios foros, como la Mesa de Género y Universidad; el Observatorio Mujeres, Ciencia e Innovación; el proyecto Innovatia 8.3 o el estudio de brecha salarial en las universidades.

En la UAX se ha implementado un programa que presta apoyo en aspectos relativos a la conciliación. Por otra, trabajan de la mano de las empresas en distintos programas que tratan de desarrollar vocaciones STEM desde edades tempranas, que es ahí donde también se debe atacar el problema.

En el caso del CEU, la distribución por género de la plantilla ofrece una mayor presencia de mujeres, aunque arroja una representatividad equilibrada, entendida en el parámetro de que ningún sexo está representado por debajo de 40% y ninguno por encima de 60%. Ese mismo patrón se repite entre el estudiantado, con un 60% de alumnas y un 40% de alumnos.

Es cierto que, en algunas áreas, como las ingenierías, el porcentaje de PDI mujeres es algo más bajo (35%), pero el número de alumnas alcanza ya el 45%, lo que me hace pensar que estos datos se traducirán en un incremento de mujeres profesionales en este ámbito en los próximos años, tanto en el mundo académico como en otros sectores.

Además, n la Universidad CEU San Pablo, gracias a un acuerdo con la Real Academia de Ingeniería, llevan a cabo un programa de mentorización para el desarrollo del talento STEM femenino. El programa, denominado Mujer e Ingeniería, surge para disolver la "brecha de género" en ingeniería y dar solución a la escasez de mujeres en el ámbito de la ciencia y la tecnología.

La UOC trabaja para romper el techo de cristal a través de la Unidad de Igualdad de género, fundada en 2006, cuya misión es incorporar la perspectiva de género en los procesos y actividades. La UOC dispone de una política académica que, tal y como sucede en buena parte del mundo, reconoce la diversidad de aportaciones académicas para la progresión profesional. Esta política permite que los académicos sean evaluados no sólo por el rendimiento individual, sino también por su contribución basada en la experiencia y competencias y en el liderazgo de equipos y proyectos.

En la Universidad del País Vasco el 50% del PDI es mujer, si bien es cierto que la distribución es desigual tanto en categorías como en áreas de conocimiento. En la gestión universitaria, el equipo de gobierno es paritario y por segunda vez consecutiva una mujer es rectora. En las direcciones de los centros tienen un 42,11% de mujeres decanas o directivas, y aunque todavía se puede mejorar, hay que decir que el 53,68% son mujeres vicedecanas y subdirectoras. No obstante, entienden que desde la universidad es preciso fomentar el liderazgo femenino y el acceso a plazas de la máxima cualificación tanto en el PAS como en el PDI. Para ello disponen del programa AKADEME para el PDI (referente a nivel estatal) y A-Leader para el PAS. Asimismo, en la Universidad del País Vasco tienen el reto de generar y transferir conocimiento libre de los estereotipos y roles de género.

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