El director ejecutivo de Patagonia, Ryan Gellert, creció como 'skater' en la ciudad de Cocoa Beach en Florida. El mismo cuenta que estaba rodeado de personas que desarrollaban sus pasiones, tales como abrir negocios relacionados con el sur o convertirse en grandes surfistas, e incluso trabajar en bares para pagar sus gastos y poder surfear en sus ratos libres. Si bien en un comienzo no sabía qué hacer para labrarse un buen futuro, finalmente se convertiría en el CEO de una compañía multimillonaria.
Su consejo: hacerse dos preguntas
Gellert estudió un grado de Finanzas y posteriormente obtuvo un título en negocios por el Instituto de Tecnología de Florida. Inicialmente no sabía qué tipo de profesión quería desarrollar, pero cuando terminó sus estudios el mismo se trasladó a Salt Lake City, para trabajar en la industria del esquí. Y ya en esa urbe, comenzaría a trabajar para el fabricante de equipos de escalada Black Diamond.
Tan solo una semana después de trabajar para esta compañía, Gellert recibió una llamada. Pensaba que se trataría del titular de un MBA (Máster en Administración de Negocios), ofreciéndole algún tipo de empleo corporativo. "Sin embargo, querían ofrecerme un trabajo para empaquetar cajas en un almacén, por 6 dólares la hora. Lo pensé muy detenidamente, pero finalmente me dije a mi mismo que por qué no, que estaba dispuesto a hacerlo", comenta el mismo.
"Lo único constante en mi trayectoria es que siempre me preguntaba por la próxima oportunidad. ¿Me parece realmente interesante? ¿Se relaciona con aquello que verdaderamente me apasiona?", añade. El mismo sentía atracción por actividades al aire libre, en especial la escalada, y con Black Diamond pudo aprender de dicha industria y subir puestos dentro de la misma. Así, Gellert se quedó en la empresa, contribuyó a su expansión por Asia, y cuando lo dejó en 2014 para centrarse en Patagonia se había convertido en Presidente de Marca.
La determinación del fundador de Patagonia
En 2020, y con la pandemia de coronavirus asolando al mundo entero, Gellert dio su mayor paso profesional y se convirtió en el nuevo director ejecutivo de Patagonia. Recordando sus primeras reuniones con el fundador de Patagonia, Yvon Chouinard, define a este como disciplinado y empresarial. "Para ser claros, es algo que te puede volver loco cuando intentas dirigir una organización compleja y de alcance mundial, aunque es ciertamente inspirador", especifica Gellert.
"Si tiene una idea, lo primero que hace es dar un paso en esa dirección. No tiene por qué planificar los próximos 10 años, simplemente comienza a caminar en ese rumbo", prosigue el director ejecutivo de Patagonia, comentando además que Chouinard siempre se pregunta: "¿Qué he aprendido? ¿Sigo pensando que estoy en la senda correcta?" Y en ese caso, seguirá por el mismo camino, aunque si la repuesta es negativa no le importará cambiar su rumbo.
El CEO también rememora cuando, en mitad del caos por la crisis sanitaria, el mismo le dijo que había que empezar a pensar en quién ostentaría la propiedad de la empresa en un futuro. Entonces, Gellert pensó: "No habrá un mejor para pensar esto, cuando estamos con otros 27 líos y en mitad de a pandemia...". Pero ya en septiembre de 2022, Chouinard anunció que planeaba donar la compañía en su totalidad (estimada en 3.000 millones de dólares), y sus ganancias de aproximadamente 100 millones de dólares anuales, para combatir el cambio climático.
Su opinión del cambio climático
Además, Gellert admite que el modelo de negocio de Patagonia (como minorista) contribuye a agravar este problema medioambiental, por lo que para él es fundamental que la compañía contribuya a minimizar su impacto. Por tanto, desde hace décadas la empresa ha aumentado el porcentaje de material reciclado en sus productos, y donando el 1% de lo generado por ventas a causas que apoyan al medio ambiente. "Hemos creado los problemas del mundo, y estos no tienen solución sin que los negocios se hagan responsables de sus actos", afirma el mismo.
"Creo que hemos perdido el derecho, sobre todo las personas de mi edad, a ser pesimistas, a ponernos de brazos cruzados y afirmar lo que no es posible, y a decir que no hay motivos para la esperanza", prosigue el director ejecutivo de Patagonia.
"¿Pero puedo estar seguro de que seremos capaces de solventar los problemas que hemos creado? No lo estoy. Valoro seriamente que mis dos hijos pequeños heredarán un mundo del que estoy seguro de que no será igual, en aspectos importantes, al que yo mismo experimenté de niño. Haré todo lo que pueda, como todos en Patagonia hacemos, para producir los mejores resultados posibles y la mejor oportunidad para redireccionar, en medida de lo posible, este desastre que hemos creado", asegura convencido.