
El analista financiero Tom Corley entrevistó a un total de 233 millonarios, durante un período de 5 años en el que estudió sus perfiles para conocer cómo piensan y cuáles son sus hábitos, buscando patrones comunes en su actitud. Con respecto al trabajo el 51% eran emprendedores, el 28% contaba con empleos tradicionales (de 9:00 a 17:00) y el 18% estaba conformado por ejecutivos de grandes empresas.
Pero Corley encontró que todos los entrevistados habían tomado una misma decisión: optaron por abandonar su empleo, pensando que esa sería la única manera de tener éxito profesional y crear riqueza. Después, sus caminos ya divergieron y unos crearon sus propios negocios, mientras que otros encontraron empleos alternativos que ofrecían un salario más elevado y mayores oportunidades de crecimiento profesional.
Pero Corley añade que, antes de decidir, estas personas identificaron varias señales de alarma en sus desempeños previos, entre las cuales destacan.
Se sentían desaprovechados
De acuerdo con el entrevistador, muchos de los millonarios sentían anteriormente que realizaban un "trabajo zombie", esto es, una serie de tareas repetitivas y aburridas que no les permitían mostrar de lo que eran verdaderamente capaces.
Por ejemplo, uno trabajaba para una compañía de transporte de contenedores, y como se sentía de dicha manera, habló con un compañero de industria para buscar una alternativa. Entonces, ambos lanzaron una nueva filial estadounidense de una compañía internacional. Actualmente el negocio es multimillonario, y ambos son ejecutivos del mismo.
Tenían jefes tóxicos
Una persona empleada no alcanzará todo su potencial si su jefe es egoísta, arrogante, demasiado exigente o si no tiene interés en atender a sus opiniones. Por ejemplo, uno de los actuales millonarios le comentaba a Corley que no podía más con su jefe, cuyas críticas eran constantes pero nunca constructivas.
Por ello, el mismo dejó el trabajo y creó su propia empresa de construcción. Además, se llevó consigo a varios empleados clave del negocio anterior, todos ellos con la misma percepción de dicho superior. Tras aquello, la compañía creció enormemente y sus fundadores ganaron mucho dinero.
Temían la cultura laboral
Otra señal de alarma usual consiste en una cultura laboral que mermaba a los trabajadores, pues sus cotilleos maliciosos causaban que muchas personas sintiesen ansiedad por el simple acto de acudir al trabajo cada día. Esto le sucedió a uno de los entrevistados por Corley, concretamente un director en una firma de contabilidad.
La situación provocó que el mismo dejase la empresa, y tras varios meses de búsqueda obtuvo una oferta de una competidora directa. Finalmente, se integró y ascendió en esta, hasta convertirse en socio.
Salario bajo o sin aumentos
Esta otra señal era clara para los entrevistados por Corley, e indicaba que debían empezar a buscar otra cosa. Los salarios apenas bastaban para cubrir todas las facturas, por lo que no había margen para ahorrar ni para irse de vacaciones.
En este caso se habla de un trabajador que trabajaba para una gran franquicia automovilística, y que tomó la decisión de buscarse su propia suerte. Así, y gracias a las inversiones de familiares y amigos, este lanzó su propia franquicia. Finalmente, la misma se desarrolló y el ex empleado obtuvo una gran fortuna.
Un trayecto desmesurado
Una millonaria era antes empleada, y su desplazamiento al trabajo era tan dilatado que le causaba crispación. Entonces, dejó el empleo y comenzó otro mucho más cerca, dentro de la industria farmacéutica.
El cambio dio sus frutos, y le permitió llegar a una posición directiva de forma temprana, para jubilarse anticipadamente gracias a un paquete de compensación de acciones muy generoso.
Así, para quienes crean estar llegando a un límite como el mencionado, Corley aconseja hablar con el jefe sobre alguna alternativa de trabajo híbrido, o sino cambiar a un rol que requiera un desplazamiento menor.
Una industria inestable
La última señal de alarma destacada es la siguiente: un trabajador en Tecnologías de la Información dejó su empresa (un fabricante) para unirse a un negocio que ofrecía descuentos en servicios de corretaje en línea.
Cuando empezó en la nueva compañía, dicho sector era relativamente novedoso, pero a pesar del riesgo tanto la organización como él prosperaron. De acuerdo con Corley, esto indica que las habilidades que uno posee podrían ser más transversales de lo que se piensa. "No tengas miedo de animarte a empezar con algo que te entusiasma", explica.