
La familia Christiansen, por medio de Kjeld Kirk, es considerada la segunda fortuna más grande en Dinamarca, tan solo por detrás de Niels Louis-Hansen, propietario de una quinta parte de la empresa de dispositivos médicos Coloplast. A los Christiansen se les conoce en todo el mundo gracias a Ole Kirk, un modesto carpintero que logró inventar uno de los juegos más famosos del mundo: Lego.
Por desgracia, Ole Kirk Christiansen falleció en 1958, fecha en la que se patentó la marca (la fundó en 1932), aunque por aquel entonces ya había solucionado uno de los mayores problemas a los que se enfrentaba Lego, como fue la creación de unos bloques rectangulares con un conector en la base superior. Que por cierto, no los creó él (sino la fábrica británica Kiddicraft), pero sí que apostó por invertir en una máquina de inyección que los fabricara, con la diferencia de que estos eran de plástico en lugar de los originales de madera.
Un material, el plástico, que no tenía buena fama en aquella época. Y, además, faltaba un producto que terminara por unir todos los ladrillos entre sí con el objetivo de que todos ellos fueran compatibles. Así nació el Lego Town Plan nº1 en 1955 y, por tanto, a cada ladrillo se le adaptó una unión mediante el uso de pequeños tubos, lo que terminó proporcionando una enorme versatilidad.
Diez años más tarde, en 1968, y consolidada como una de las compañías de juguetes más importantes del mundo, Lego anunció el primer parque Legoland, que fue construido en la ciudad de Billund, en Dinamarca (actualmente existen nueve parques Legoland por todo del mundo, como los de California, Florida, Nueva York, Dubái, Malasia, Japón, Corea del Sur, EAU y Alemania).
Su producto más conocido es el de los bloques de construcción, pero también cuenta con series propias (Bionicle, Ninjago), una línea de productos preescolares (Lego Duplo) y una línea de juguetes de robótica (Lego Mindstorms) entre otros activos.
Línea de sucesión
La muerte de Ole Kirk no cayó en desgracia para Lego, ya que su hijo Godtfred cogió el testigo de su padre y ese mismo año ya era presidente y director de la compañía. Como buena empresa familiar, la aventura de Godtfred terminó en 1979, año en el que su hijo Kjeld se hizo cargo de la empresa hasta 2005, cuando un desconocido de la familia como es Niels Christiansen (comparte el apellido, algo común en Dinamarca) ocupó el cargo de CEO desde 2017. Curiosamente, ese año se enfrenó al peor de sus pesadillas, despidiendo a más de 1.500 personas, el mayor recorte de personal de Lego.
La entrada en la empresa de Niels fue la primera vez que alguien que no llevase el apellido Kirk Christiansen iba a dirigir la empresa familiar. Algo que no han hecho ni Sofie ni Thomas, hijos de Kjeld, aunque este último es el que más colabora en la gestión de la empresa familiar. Ambos, con una participación del 18% cada uno en Lego, poseen una fortuna que asciende a 5.790 millones de dólares.
Por su parte, su padre Kjeld, nieto de Ole Kirk, posee, como sus hijos, el 18% de Lego, además de ser el presidente de Kirkbi, un holding familiar que controla el 75% de Lego. Su fortuna actual llega a los 6.210 millones de dólares, ocupando el puesto 387 del índice de multimillonarios de Bloomberg.