
El concepto del éxito varía según la persona que lo defina, y ni siquiera es un concepto lineal. Sin embargo, el millonario Steve Adcock asegura que algunas cualidades sí diferencian a unas personas de otras en cuanto a sus logros profesionales.
El mismo cree que los hábitos de estas personas que triunfan suelen ser muy poderosos y la vez "increíblemente simples".
En su caso, y tras ahorrar junto a su mujer 870.000 dólares como fruto de su trabajo en el sector de las tecnologías de la información, lograron aumentar su capital hasta el millón de dólares poco tiempo después, realizando varias inversiones. Adcock dice que buena parte de su éxito proviene de los hábitos que adoptó en su trabajo cuando estaba en sus veintes, los cuales creó tras observar los rasgos de mentores y compañeros a los que admiraba.
Para él, existen tres características en particular que diferencian a las personas triunfadoras en sus profesiones. Estas son, y así dice que pueden desarrollarse:
La actitud adecuada
"Creer en ti mismo y tener la confianza de salir ahí fuera es el primer paso hacia el éxito. Si adoptas la actitud de que puedes conseguir todo lo que te propongas, entonces ese optimismo se mostrará en tu trabajo y lo harás 10 veces mejor", explica Adcock.
Pero el optimismo no solo trata de ser positivo con respecto al futuro profesional, sino de mantener esta actitud con respecto a la vida en general. El millonario afirma que quien sonríe mucho y es amable con los demás se distinguirá automáticamente del 99% de la población, pues muy poca gente actúa así realmente.
Adcock comenta que cuando empezó su trayectoria profesional se dio cuenta de que las personas querían trabajar con aquellos individuos que entraban en la oficina sonriendo, saludando al personal o manteniendo una personalidad natural y alegre. Añade que comenzó a imitar a esas personas, y que dicha actitud le dio más oportunidades, tanto dentro como fuera de la oficina, que si hubiese sido serio y silencioso durante todo el tiempo.
La inteligencia emocional
"Durante mucho tiempo creí que el coeficiente intelectual (o IQ) era el que determinaba tu éxito futuro, y desperdicié mucho tiempo intentando impresionar a la gente con mis conocimientos sobre materias aleatorias. Sin embargo, a medida que progresaba me di cuenta de que el IQ solo conforma una pequeña parte de la ecuación. Desarrollar una inteligencia emocional fuerte, o una mayor capacidad de detectar tanto las emociones de los demás como las propias, te llevará mucho más lejos en la vida", comenta Adcock.
Quienes tienen una inteligencia emocional desarrollada son, a su juicio, más conscientes de lo que les rodea y están dispuestos a asumir responsabilidades cuando algo sale mal, en vez de culpar a los demás. Esto último comprende un mal hábito que está muy extendido, el no asumir las consecuencias de los actos. Sin embargo, Adcock afirma que solo puede acumularse una gran riqueza si uno está dispuesto a aprender de sus errores y a entender sus defectos.
"Mejorar tu inteligencia emocional también puede ayudarte a pasar por escenarios complejos con calma y raciocinio, así como colaborar con personas de diferente carácter de manera más efectiva. Practicar esta cualidad me ayudó a convertirme en un mejor comunicador y a construir relaciones fuertes con mis jefes", explica.
No desistir al perseguir una meta
"Odio la frase de 'Nunca te rindas', porque la gente exitosa se rinde todo el rato. Es más importante cuándo y cómo dejarlo, y no abandonar tus sueños demasiado pronto. Acepta y anticipa el cambio, pues vas a encontrarte con problemas pequeños y manejables, pero también con otros que te parecerán tan grandes que te harán plantearte abandonar totalmente tus sueños", prosigue Adcock.
Ahí es donde entra la perseverancia, dice. Si uno confía en sí mismo y trabaja duro de manera consistente para alcanzar todas las metas que se proponga, entonces será "imparable".
Finalmente pide ser paciente, conocer los límites que uno tiene e intentarlo con todas las fuerzas para afrontar todo desafío que aparezca, antes de tirar la toalla. Por que el éxito, dice, "podría estar a la vuelta de la esquina".