
Los orígenes de los mercados navideños se remontan a 1296, cuando el duque Alberto I de Habsburgo autorizó las ferias de 14 días en el mes de diciembre. Aunque en realidad este tipo de eventos no estaban directamente relacionados con la Navidad y no parecían ser de naturaleza religiosa. Todavía tenían que esperar su momento.
A partir de ahí, el concepto de mercado navideño fue moldeándose hasta dar con la forma perfecta. Primero con Bautzen, Alemania, cuando en 1384, Wenceslao IV, rey de Bohemia, concedió a la ciudad el derecho a celebrar un mercado libre, permitiendo a los carniceros vender carne hasta Navidad.
Sin embargo, habría que esperar hasta 1434 para oficializar el primer mercado navideño, como es el Dresdner Striezelmarkt de la ciudad alemana Dresde. Los mercados navideños pueden tener principalmente orígenes alemanes, pero más tarde se extendieron a partes de habla alemana de Italia, Suiza y Francia.
Con el paso del tiempo, los mercados navideños fueron ganando terreno en toda Europa durante los siglos XVII y XVIII a pesar de las críticas que llegaban desde Inglaterra. Allí argumentaban, sobre todo los más puritanos, que la Navidad se había convertido en una excusa para festejar y beber en exceso.
Desgraciadamente, la evolución del mercado navideño sufrió un periodo de stand by por varios motivos. En primer lugar, a medida que iban ganando en popularidad, los gobiernos se dieron cuenta de que necesitaban mayor regulación local. Además, empezaron a aflorar restricciones religiosas y solo se podían vender "objetos navideños genuinos", incluidos "objetos para niños". juguetes, árboles de Navidad, belenes, pan de jengibre y confitería", según Heritage.
La importancia de los nazis
A finales del siglo XIX, los mercados navideños se sumergieron en una profunda crisis. Tenían que luchar contra un transatlántico como era el de los grandes almacenes, cuyos productos producidos en masa eran mucho más baratos y fácilmente accesibles que los artículos caseros que se vendían en los puestos al aire libre.
Sin embargo, la entrada de los nazis en la década de 1930 revivió la tradición navideña, reapropiándose de ella como símbolo propagandístico. En 1933, los nazis se aseguraron de que los mercados se mantuvieran fieles a su nombre al ordenar en 1933 que vendieran artículos específicamente relacionados con la festividad. Un año más tarde trasladaron el mercado de Berlín al centro de la ciudad, donde atrajo un récord de 1,5 millones de visitantes en 1934. Dos años después, asistieron dos millones de personas.
Con la Segunda Guerra Mundial, los mercados navideños disminuyeron, pero experimentaron un resurgimiento después del conflicto, en gran parte debido al consumismo, que provocó un aumento en los límites de apertura (los mercados ya abrían el último fin de semana de noviembre) durante finales de los 60 y principios de los 70. Hoy en día, Alemania alberga alrededor de 3.000 mercados navideños al año. La mayoría de los mercados más pequeños del país datan de 50 a 60 años, lo que los convierte en relativamente nuevos.
Como era de esperar, en las últimas décadas, los mercados navideños han proliferado en todo el mundo, atrayendo visitantes de todo el mundo.