
Los aerosoles que resultan de la combustión de combustibles fósiles resultan muy perjudiciales para el medioambiente y para la salud de las personas. De hecho, un informe de la Escuela de Salud Pública de Harvard los responsabiliza de alrededor de una de cada cinco muertes en el mundo. Sin embargo, su liberación trae otro efecto menos esperado, y que es positivo para el planeta: irónicamente estos gases contribuyen a enfriar el planeta, de acuerdo con la revista Nature.
Sin embargo, entre los investigadores climáticos no se conoce el alcance de este efecto refrigerante. El científico climático de la Universidad de Oxford, Duncan Watson-Parris, comenta que: "Esta incertidumbre en los efectos de los aerosoles es fundamental en la ciencia del clima".
Apagar el aire acondicionado
En el artículo, Watson-Parris plantea un escenario en el que se quemarán cada vez menos combustibles fósiles de aquí a final de siglo, pero también se producirán menos aerosoles. En una de las versiones que plantea, donde estos poseen un importante efecto enfriador, parece que dejar de producirlos tendría un efecto similar a apagar el aire acondicionado del planeta. Y en tal caso, el calentamiento resultante superaría el objetivo del Tratado de París de evitar que las temperaturas se eleven más de un grado y medio (Celsius).
Por su parte, con el escenario de unos aerosoles que tengan un 50% menos de efecto refrigerante, entonces aun dejando de emitirlos podría cumplirse el objetivo del Tratado de París. Los legisladores necesitarán por tanto conocer este importante detalle, de acuerdo con Watson-Parris.
Las dificultades de la medición
Determinar la cantidad de carbono que deben emitir los países es una tarea complicada, debido a la complejidad tanto de los aerosoles como de la atmósfera terrestre. Por ejemplo, las partículas microscópicas que surgen de la quema de energías no renovables, enfrían el clima de dos formas. La primera implica que "Las propias partículas actúan como pequeños espejos y reflejan la luz solar de vuelta al espacio", explica Watson-Parris. Con esto también protegen la superficie terrestre de la radiación solar.
La segunda forma es más indirecta, pues en ella estas partículas influencian la creación de nubes, las que a su vez afectan al clima. "Todos los aerosoles actúan como núcleos con los que el vapor de agua en la atmósfera se condensa y forma gotitas de nubes", dice Watson-Parris. Es un proceso natural que sucede cuando el agua se condensa alrededor de motas de polvo.
Pero en una zona cargada de aerosoles, las gotitas terminan siendo más numerosas, aunque también más pequeñas. Estas gotitas más pequeñas son más brillantes, lo que blanquea más la nube y hace que refleje más luz solar: "Si las vuelves más pequeñas, potencialmente producirán menos precipitaciones, y las nubes vivirán más tiempo. Esta es una de las contribuciones más inciertas y potencialmente más importantes a este enfriamiento general".
El efecto global de los aerosoles
Conocer los efectos globales mencionados es complicado, según Watson-Parris. Por un lado no es sencillo conocer hasta qué punto han influenciado las partículas de combustibles fósiles en la creación de nubes. Por otro, no hay una serie histórica para comparar con la información más moderna, pues no se conocen las dinámicas de las nubes previas a la Revolución Industrial, cuando estos combustibles estaban atrapados bajo la superficie.
Además, la atmósfera conforma un sistema 3D que se extiende numerosos kilómetros hacia arriba y con temperaturas, humedad y vientos fluyendo constantemente. También cabe explicar la complejidad de la composición de los aerosoles producidos por el ser humano. Si bien se pueden simular las interacciones entre partículas y nubes, estas no son más que simplificaciones de la realidad. "Por eso hay tanta incertidumbre", asegura el científico Hailong Wang, que mide la influencia de aerosoles en la atmósfera desde el Laboratorio Nacional del Noroeste Pacífico.
Así, los científicos todavía no pueden determinar que reduciendo la quema de combustibles fósiles y la producción de aerosoles en X, entonces se obtendría un calentamiento global de Y. Una mayor cantidad de mediciones, junto con el desarrollo de ordenadores cada vez más potentes, permitirá producir simulaciones más complejas que se acerquen cada vez más a números concretos y atinados.