
El profesor de ingeniería de Stanford Ronald Howard, acuñó en 1980 una unidad de medida denominada "micromuerte". Cada una de ellas implica a una posibilidad de morir de uno entre un millón por eventos muy poco probables, como una bomba nuclear o practicando ciertos 'hobbies'.
Algunos ejemplos muestran las grandes diferencias en el riego de llevar a cabo distintas actividades: el buceo implica 5 micromuertes por trayecto, mientras que practicar salto base son 430 unidades por cada salto.
Hay otros riesgos de fallecer mucho más difíciles de medir, como en caso de una guerra nuclear. No es un tópico que se suela considerar, pero las posibilidades de que esto pase no son de 0. Ya se utilizaron armas nucleares contra objetivos civiles en 1945, y desde entonces se han dado situaciones de riesgo donde la detonación nuclear contra la población civil estuvo cerca de repetirse.
Actualmente, con la guerra en Ucrania y con la retórica atómica de Putin, el tema de un posible conflicto nuclear ha vuelto a salir a la luz, tal y como sucedió en varias ocasiones durante la Guerra Fría, y especialmente con la Crisis de los misiles de 1962.
La pregunta que se esconde tras el tópico
Con esta nueva retórica belicista y un miedo latente a que estalle un conflicto nuclear, mucha gente se pregunta cierta cuestión de importancia: ¿Cómo de probable es que me mate un arma nuclear? Las micromuertes de Howard pueden ofrecer una respuesta. Además,el hecho de calmarse a través de la observación de la probabilidad puede ofrecer pistas de cómo evitar conflictos nucleares en el futuro.
Existe un campo denominado 'superforecasting' (o 'superpredicción') que intenta asignar probabilidades a eventos futuros difíciles de predecir. El meollo de la cuestión radica en que a los expertos en una materia no se les da bien predecir lo que pasará más adelante, pero alguna forma es inusualmente buena a la hora de realizar pronósticos de una gran variedad de temas.
A un equipo de estos 'superpredictores' (que obtienen un interés cada vez mayor de los gobiernos, para que les ayuden a tomar decisiones políticas más inteligentes) se le ocurrió intentar saber la probabilidad en el conflicto en Ucrania de que se produzca una escalada nuclear que mate a alguien en Londres.
Dividir la cuestión en otras menores
En marzo, el llamado Grupo Samotsvety quiso responder a cuál es el riesgo de muerte para el próximo mes debido a una detonación nuclear en Londres. Para ello dividieron la pregunta en cuestiones más pequeñas: ¿Posibilidad de conflicto nuclear entre la OTAN y Rusia? ¿Probabilidad de fallecer si una bomba de este calibre es detonada sobre Londres? Cada miembro del grupo escribió sus predicciones para cada cuestión, para luego reunirse y discutir los resultados. Entonces, actualizaron sus repuestas e hicieron una media de sus predicciones con un método típico entre los grupos de personas que se dedican a la predicción.
Así, la respuesta fue la siguiente: entre marzo y abril de 2022, la posibilidad de que Londres sufriese un impacto nuclear era del 0,01%, mientras que a nivel personal la probabilidad de fallecer en la ciudad y durante ese marco temporal era de 24 micromuertes. Si se compara con otras predicciones realizadas en esta unidad de medida, la posibilidad de que esto ocurriese era la misma que el hecho de volar con ala delta en tres trayectos completos.
Pero las mediciones en micromuertes no son una guía exacta para tomar decisiones. Quizás los motivos para marcharse de Londres son mayores si todas las personas a las que se quiere se encuentran en dicha urbe. Y es que, efectivamente, algunas personas abandonaron la capital inglesa cuando estalló el conflicto en Ucrania.
Una mirada a la historia y otra a la actualidad
La historia de los accidentes nucleares muestra que una manera de minimizar el riesgo de desastre es creando armas con menor riesgo de detonación por accidente. Los predictores de Samotsvety, por su parte, estiman que si se utilizasen armas nucleares tácticas en Ucrania, el riesgo de morir en Londres por un ataque del estilo se multiplicaría por 10, lo que haría que mucha más gente planease abandonar la ciudad.
En unos trabajos recientes, los mismos se propusieron conocer cómo varían las posibilidades de un conflicto nuclear según los terrenos que recuperen las tropas ucranianas. Su conclusión fue que, si Rusia realmente estaba dispuesta a utilizar su arsenal nuclear, este sería desplegado antes de que el ejército de Ucrania recuperase Mariupol. Sino, sería muy complicado que dicha ofensiva se materializase.
Anders Sandberg, que investiga el riesgo en el Instituto para el Futuro de la Humanidad de la Universidad de Oxford, afirma que: "Actualmente la posibilidad de una guerra nuclear es muy baja, pero incluso una probabilidad tan ínfima es demasiada, si se trata de un nivel de destrucción tan grande". El experto dice que igualmente se pueden tomar diversas decisiones al respecto: "Mucha gente está muy deprimida al respecto. Creo que es la decisión equivocada, que debes ser proactivo si hay una crisis. En realidad quieres dar pasos útiles, aunque sean pequeños, como conocer a tus vecinos. Y si la catástrofe no tiene lugar, conocer a tus vecinos sigue siendo una buena idea. Puede que les necesites para la próxima crisis".