
Las siglas ESG, resumen el conjunto de iniciativas para la inversión socialmente responsable, ISR, con la que entidades públicas u organizaciones empresariales logran una mayor rentabilidad y compromiso con la sociedad y el medio ambiente. En este sentido, el criterio que se esconde bajo la E es el ambiental, con el que se trata de tomar decisiones en función de cómo afectan las actividades de las empresas en el medio ambiente.
Con la misma importancia, el factor social (S), se centra principalmente en la repercusión que tienen en la comunidad las actividades desempeñadas por la compañía, por ejemplo, en términos de diversidad, derechos humanos o cuidados sanitarios.
Y, como último componente y no menos relevante, el gobierno (G), que estudia el impacto que tienen los propios accionistas y la administración, basándose en cuestiones como la estructura de los consejos de administración, los derechos de los accionistas o la transparencia, entre otros.
Las iniciativas y proyectos ESG, pese a su reciente impacto el mundo empresarial, ha tenido una muy buena acogida en el sector de la banca. Y es que la ratio habla por sí sola: tres cuartas partes de los bancos aumentarán el gasto en iniciativas ESG, el 20% de manera significativa, según el avalado informe de carácter mundial Global Retail Banking 2022: Sense and Sustainability, pero hay más:
Uno de cada cuatro bancos minoristas considera que el ESG es una de las áreas de principal enfoque en su transformación digital. Sobre el terreno, aproximadamente el 50% de los bancos minoristas se centran, sobre todo, en cuestiones de sostenibilidad medioambiental como por ejemplo la reducción del consumo de energía en las oficinas, y el 60% prioriza asuntos de gobierno de la entidad, incluida la gestión de incidentes de riesgo crítico o el desarrollo de avanzados sistemas para abordar la denominada como resiliencia cibernética.
BBVA y Caixa a por la Agenda 2030
BBVA y Caixabank comparten las líneas maestras de sus iniciativas ESG, orientadas al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas de cara a 2030.
BBVA bifurca su proyecto en dos importantes áreas: Acción Climática, conformada principalmente por acciones destinadas al fomento la eficiencia energética, la economía circular y la reducción de la intensidad de carbono, y Crecimiento Inclusivo, cuya finalidad primordial es la de movilizar sus inversiones hacia infraestructuras más inclusivas así como fomentar el emprendimiento, la inclusión o salud financiera entre los ciudadanos.
CaixaBank, por su parte, ha creado con éxito un programa para el impulso de la transición sostenible con el que se compromete a acompañar a las empresas en su transición energética con financiación y asesoramiento. En lo que al impacto social positivo se refiere, se preocupa también por el bienestar financiero de las personas con hechos: da microcréditos, fomenta la creación de empleo y promueve la inclusión financiera, por ejemplo, del entorno rural.
Banco Santander: caso de éxito
El reconocido como Mejor banco en España por Euromoney en 2020, también está a la altura en lo que a programas ESG se refiere. Sin dejar de lado al medio ambiente y la lucha contra el cambio climático, el Santander pone el foco también en la mejora de su gobernanza y organización interna. En muy poco tiempo, la entidad ha conseguido varios logros como estos:
Según el Best Workplaces 2022, avalado estudio que analiza el tejido empresarial español y las mejores empresas donde trabajar, el Santander se encuentra entre las 25 primeras. También es muy llamativo este dato, que aleja a la entidad de la temida brecha salarial de género: hay un 40% de mujeres en el Consejo de administración.
Estas son solo algunas de sus aspiraciones ESG cumplidas, que también incluyen planes contra el soborno o la corrupción.