
Bernard Arnault es actualmente la segunda persona con mayor fortuna del mundo. Este empresario francés de 73 años, presidente de LVMH Moet Hennessy Louis Vuitton, el fabricante de artículos de lujo más grande del mundo, posee un patrimonio neto de 133.000 millones de dólares, según el índice de multimillonarios de Bloomberg.
Como otros tantos multimillonarios, Arnault ha confesado cuáles son sus normas básicas a la hora de afrontar un negocio. En primer lugar, cree que no hay que obsesionarse con el dinero. En este sentido, Arnault considera que "el dinero es sólo una consecuencia. Siempre le digo a mi equipo que no se preocupen demasiado por las ganancias. Si haces bien tu trabajo, las ganancias vendrán". Precisamente, esto es algo de lo que Arnault ha predicado durante su vida profesional, ya que su apuesta por el sector de la cosmética tardó en dar sus frutos.
En segundo lugar, Arnault defiende que hay que ser paciente con las inversiones. Para este empresario de éxito, "en los negocios hay que aprender a tener calma. Quizás yo mismo no soy muy paciente, pero creo que lo que más he aprendido es poder esperar algo y obtenerlo en el momento adecuado".
No pensar en ti mismo es otra de las claves que señala Arnault para tener éxito en los negocios. Con una visión más discreta que Elon Musk o Bill Gates, este multimillonario francés prioriza siempre sus productos antes que su propia imagen. "Todo lo que me interesa es promover mis marcas, nunca a mi mismo", recalca el hombre que, en mayo de 2021, llegó a ser por unas horas el más rico del mundo.
Para Arnault, mantenerte conectado con tu empresa es vital a la hora de triunfar. Saber todo lo que pasa alrededor de los tuyos es algo que lleva haciendo desde siempre. "A menudo le digo a mi equipo que deberíamos comportarnos como si todavía fuéramos una empresa emergente", confiesa. En este sentido, recalca no ir demasiado a las oficinas. "Permanece en el terreno con el cliente o con los diseñadores mientras trabajan. Yo visito tiendas todas las semanas. Siempre busco a los encargados. Quiero verles sobre el terreno, no en sus oficinas haciendo trámites", aseguró en una entrevista en Forbes.
Otra de sus premisas va dirigida al crecimiento. En este sentido, Arnault cree que no es solo una consecuencia de los altos precios. "Principalmente, el crecimiento es una función de alto deseo. Los clientes deben querer el producto. Es difícil conseguir que la publicidad represente la verdadera marca. La mayoría de las empresas piensan que es suficiente usar publicidad para presentar una imagen del producto. Eso no es suficiente. Debe proyectar la imagen de la marca en sí", señala.
Por último, Arnault subraya uno de sus consejos más importantes, como es el de tratar de evitar los fracasos. "No nos gustan los fracasos. Por eso, con muchos de nuestros nuevos productos hacemos un número limitado. No ponemos a toda la empresa en riesgo mediante la introducción de todos los nuevos productos todo el tiempo. En un año, de hecho, sólo el 15% de nuestro negocio proviene de lo nuevo; el resto, de productos tradicionales y probados, los clásicos".