La carrera política de Boris Johnson se acerca a su final a toda velocidad. El vaso se colmó ayer martes, cuando un nuevo escándalo -abusos sexuales por parte de un alto cargo de su grupo parlamentario- llevó a la dimisión de los ministros de Finanzas y de Sanidad. Desde entonces, las dimisiones de cargos de la Administración, de todos los rangos imaginables, se cuentan por decenas. El Partido Conservador ya está debatiendo en público cómo deshacerse de Johnson. Pero el 'premier' lo ha dejado claro: no va a dimitir ni aunque se quede solo en su partido. Si quieren deshacerse de él, tendrán que echarle.
El 'premier' lo dejó claro en una sesión de control en la que todo el Parlamento esperaba ver su funeral y a la que llegó prometiendo una bajada de impuestos en las próximas semanas. "Abandonar ahora sería faltar a mis responsabilidades. El trabajo de primer ministro, cuando recibe un mandato colosal del público, es seguir adelante", respondió a las peticiones de dimisión que llegaban desde sus propias filas. En su opinión, dimitir sería "una irresponsabilidad".
La situación, sin embargo, es cada vez más insostenible. El Comité 1922, encargado de gestionar la elección de líderes del Partido Conservador, ya está debatiendo un cambio de las reglas que permita repetir la moción de censura interna contra Johnson en los próximos días. La lista de cargos del Gobierno que han dimitido supera ya la treintena y crece por minutos. Y no paran de llegar las cartas de diputados 'tories' declarando que han perdido la confianza en su líder.
Johnson, sin embargo, no parece aceptar que el camino se ha terminado para él. En una comparecencia ante los presidentes de los comités parlamentarios, el 'premier' volvió a insistir en que no se marchará, y dejó caer la posibilidad de convocar elecciones si el Parlamento se hace ingobernable, pese a que su idea es "que no haya elecciones antes de dos años" dese ahora.
Para quitarle esa idea de la cabeza y darle la puntilla, el jefe de disciplina del Partido Conservador y una lista de ministros y altos cargos, entre ellos el recién nombrado ministro de Finanzas, Nadhim Zahawi, tienen la intención de ir esta misma noche a Downing Street a pedirle su dimisión, según han indicado numerosos medios. Este fue el mismo método que llevó a la dimisión de Theresa May en 2019, y tradicionalmente ha funcionado con otros líderes, como Tony Blair.
La única duda es cuánto tardará Johnson en aceptar que su etapa al frente del Gobierno se ha terminado
El problema es que Johnson insiste en que su victoria electoral de 2019 le hace inmune a las críticas de su partido, y que solo "el pueblo" puede echarle. Legalmente, la única forma de forzar su dimisión sería que la oposición laborista presentara una moción de censura en el Parlamento y que Johnson la perdiera. El riesgo para los 'tories' es que antes de dejar oficialmente el liderazgo del partido, el 'premier' decidiera echar a todos los diputados 'traidores' del partido para quedarse solo.
Pero todo indica que la situación ya es irremontable. La única duda es cuánto tardará Johnson en aceptar que su etapa al frente del Gobierno se ha terminado, y cuánto daño hará al sistema político británico hasta entonces. Y pronto, la siguiente pregunta será el nombre de su posible sucesor.