
Los cambios en el mercado laboral a nivel global han propiciado una reformulación de los intereses por los que se rigen los trabajadores, ya no buscan los mismos objetivos ni las mismas remuneraciones. Esto ha provocado que muchas personas renuncien a su puesto de trabajo buscando otros mares en los que navegar. Sin embargo, en muchos casos, el remedio ha vuelto a ser peor que la enfermedad.
Tal y como demuestra una encuesta realizada por The Muse, una plataforma de búsqueda de empleo, a cerca de 2.500 trabajadores de menos de 40 años, casi tres de cada cuatro personas se arrepienten de haber aceptado su nuevo puesto de trabajo.
La otra cara de la moneda muestra un EEUU que ha visto como, en 2021, 50 millones de empleados han protagonizado la ya conocida como 'Gran Renuncia', trabajadores que han renunciado a su puesto.
Algo parecido está ocurriendo en otros países, como Italia, donde 1,3 millones de trabajadores siguieron la misma tendencia, según el informe 'Contrataciones y despidos: algo se mueve en el mercado laboral italiano'. Por su parte, España está muy lejos de esas cifras, aunque se observa una tendencia alcista durante los últimos meses, contabilizando 30.000 renuncias durante el año pasado, según las últimas cifras de afiliación.
Estos datos no dejan de mostrar una realidad complicada: los trabajadores buscan algo que las empresas todavía no pueden (o no quieren) dar.
Por este motivo, es importante informarse bien antes de aceptar un nuevo empleo, ya que esto puede suponer un gasto innecesario tanto para el empleado como para el empleador. Para ello, el trabajador debería hacer una serie de preguntas a los reclutadores y trabajadores de recursos humanos, según Insider.
¿Cómo es la cultura laboral de la empresa?
Es decir, como trata la empresa a sus empleados. El candidato no debe tener miedo a preguntar por qué se marchó la persona que ocupaba el puesto anteriormente. En muchos casos, la realidad no tendrá por qué ser negativa: el trabajador recibió una oferta de trabajo mejor, se mudó de ciudad, se jubiló.
No obstante, la respuesta puede suponer una pérdida de interés del candidato cuando la renuncia del anterior trabajador se debió a un ambiente laboral tóxico, a una mala remuneración, a un estrés derivado de la carga de trabajo excesiva.
También es interesante preguntar por los ámbitos en los que el entrevistador cree que la empresa puede mejorar. Según los expertos, cuando el reclutador no encuentra ningún aspecto mejorable puede tratarse de una señal de alerta.
¿Existen planes de promoción en la empresa?
Uno de los motivos por los que los trabajadores dejan de sentir interés por su puesto de trabajo es porque la empresa no le ofrece posibilidades de promoción.
Por este motivo, es importante preguntar si existen planes de crecimiento profesional a largo plazo. Por ejemplo, el candidato puede preguntar: "Dentro de un año, si me dijera que hice un gran trabajo, o que superé las expectativas y tuve un gran desempeño, ¿qué significaría para la empresa?", tal y como aconseja Paul McDonald, director ejecutivo sénior de la firma de personal Robert Half.
¿Cómo son los futuros compañeros y el jefe?
Esta parte es de las más complicadas. Por norma general, el reclutador no va a tirar piedras sobre su propio tejado, por lo que las posibilidades de que dé una respuesta sincera son realmente pocas.
Por este motivo, es buena idea ponerse en contacto con algún amigo, excompañero o familiar que trabaje en la empresa para pedir referencias sobre el clima en el que se desenvuelven los compañeros de trabajo.
De no conocer a nadie, siempre es una posibilidad contactar por LinkedIn con algún compañero de la universidad que trabaje en la empresa o con algún exempleado que ya no le importe comentar los desdenes de su anterior empleador.
¿El puesto permite la conciliación laboral?
Este es uno de los principales motivos por los que se ha producido la 'Gran Renuncia' y por los que esta tendencia se está empezando a trasladar al resto del mundo. Los trabajadores, tras las restricciones y los confinamientos derivados de la pandemia, han descubierto que la conciliación vida-trabajo era muy poca hasta ese momento.
Lamentablemente, con la vuelta a la normalidad, una parte ínfima del tejido empresarial mundial se ha dado cuenta de este problema, mientras que el resto ha vuelto a las oficinas sin renovar ni un ápice su manera de abordar la flexibilidad laboral. Estas empresas están condenadas a perder todo el talento en pro de las compañías que atiendan a estas necesidades.
Por este motivo, es interesante preguntar al reclutador las opciones de flexibilización del trabajo que aporta la empresa y, sobre todo, pedir referencias para corroborar que estas promesas son ciertas.
¿Las responsabilidades son realmente las que se anuncian?
Este problema se repite con demasiada frecuencia. Ciertas compañías ofertan un puesto de trabajo enumerando una serie de labores que tendrá que llevar a cabo el candidato si es elegido. Por otro lado, la empresa ofrece un salario acorde a estas responsabilidades.
La sorpresa del trabajador aparece cuando el número de tareas diarias es muy superior al que se prometió durante la entrevista y la remuneración no es suficiente para tener que responsabilizarse de toda esa carga laboral.
¿Cómo aborda la empresa el aspecto de la inclusión social?
Este aspecto es relativamente nuevo pero supone un avance para la conquista de la igualdad laboral. Los trabajadores cada vez están más concienciados con la inclusión social, y premian a aquellas empresas que demuestran cierta responsabilidad.
Por este motivo, preguntar sobre el trato que ofrecen a personas en situación de exclusión social, como mujeres víctimas de violencia de género, personas con discapacidad o personas de diferentes etnias o razas, puede dar una visión esclarecedora de la responsabilidad social de la empresa.