Amon y Christina Browning vivían hasta hace poco en San Francisco trabajando para el Gobierno californiano. Contaban con un empleo fijo y bien remunerado, hasta que un día una visión les hizo dar un vuelco en su plan de vida.
Ahora ambos viven con sus dos hijas en Portugal, tras varios años acumulando ahorros de forma importante y contando en su blog cómo ha sido su particular viaje y qué les llevó a dejar unos empleos que a priori parecían irrenunciables.
Los Browning, que ahora tienen 41 y 43 años, tomaron esta decisión en 2019, cuando Amon tenía 39 años y Christina 41. Su tranquilidad llega tras años de duro trabajo. Ambos tenían buenos sueldos, aunque no exagerados para la vida en San Francisco. Christina ganaba unos 70.000 dólares como abogada, y Amon unos 98.000 dólares como urbanista.
La idea de dar este cambio surgió cuando Amon recibió un premio en el trabajo en 2011, por 10 años de servicio. Un hombre mayor fue premiado por sus 40 años en la misma ceremonia, pero Amon dice que la distinción le deprimió, en lugar de parecerle algo a celebrar. No quería encontrarse en el mismo lugar dentro de tres décadas.
Se plantearon entonces dejar sus empleos y buscaron otras fuentes de ingresos para complementar sus salarios. Además, pusieron todo su empeño en recortar gastos y ahorrar.
"Trabajé para el gobierno durante 17 años, y no podía verme trabajando para el gobierno durante otros 20 años", cuenta en su blog Amon.
Empezaron a trabajar los fines de semana
Para conseguir ahorrar lo suficiente como para poder retirarse de sus empleos y que esto fuera alcanzable con sus salarios mientras vivían en una de las zonas más caras de Estados Unidos, los Browning se buscaron trabajos extra como conducir para servicios como Uber en su tiempo libre.
"Sabíamos por nuestros trabajos que si ahorrábamos todo el dinero que pudiéramos, durante los años que fuera, no podríamos jubilarnos pronto", dice Christina. "Teníamos que salir a ganar dinero extra. Así que ese fue un gran objetivo para nosotros".
También vivían de la forma más frugal posible mientras criaban a sus dos hijas, Sunoa, de 14 años, y Melea, de 13. Una de las formas de ahorrar era vendiendo artículos domésticos extra y otros artículos personales en plataformas de venta entre particulares.
Invertir lo que ganaban fue fundamental para alcanzar sus objetivos. Dicen que se han retirado con suficientes inversiones como para no tener que volver a trabajar, pero no han revelado en ninguna de sus entrevistas con cuánto dinero ahorrar lo hicieron.
Lo que sí que hicieron fue comprar pequeña vivienda. "Invertimos en pequeños inmuebles para poder conseguir ese efecto compuesto y tener ciertas rentas", dicen.
"Hicimos algunos sacrificios intencionados a corto plazo para poder tener una vida con mayor libertad", dice.
A Portugal tras pasar por España
La pareja ha vivido en Japón y España, pero se decantó por Portugal sobre todo por la naturaleza, cuentan, y las mejores condiciones fiscales.
Dicen que su casa y su coche están completamente pagados, por lo que no tienen que pagar la hipoteca ni preocuparse por esas facturas cada mes.