
El incremento en el precio del petróleo experimentado durante los últimos meses podría alcanzar cotas récord en 2022 y extenderse hasta 2023. El crudo podría incluso llegar a los 110 dólares por barril si el aumento de la oferta es demasiado lento y no consigue ajustarse a la fuerte demanda.
Las previsiones de Goldman Sachs dibujan un escenario para 2022 en el que el precio del barril de Brent se situará en torno a los 85 dólares. Una cifra que en 2023 podría alcanzar los tres dígitos a consecuencia de una mayor inflación de los costes para los perforadores. El banco de inversión también baraja la posibilidad de que se produzca un acontecimiento inesperado que haga subir la demanda.
Pese a que los precios han subido más de un 40% este año, el banco de inversión estadounidense asegura que son optimistas con respecto al petróleo. En relación a las recientes ventas, Goldman Sachs considera que la llegada de ómicron hizo saltar alarmas innecesariamente y espera que los inversores compren la caída una vez que los gestores de activos reasignen el dinero el próximo año.
Según señala el jefe de investigación de energía de Goldman Sachs, Damien Courvalin, a Bloomberg, "la oferta es insuficiente frente a la fuerte demanda". Para alcanzar el equilibrio, los precios del petróleo deben incrementarse de tal manera que superen el coste de capital necesario para financiar tantos proyectos de extracción.
En el largo plazo, entre los desafíos a los que tendrá que enfrentarse la producción de crudo destaca la financiación cada vez más cara, consecuencia directa del peso que están adquiriendo los criterios ESG (criterios de sostenibilidad, ambientales y de buen gobierno). Asimismo, los inversores se muestran cada vez más reticentes a la hora de invertir en proyectos petrolíferos de largo ciclo por el posible impacto que tenga la transición energética en las energías fósiles.