A debate

Rajoy arremete contra las políticas de los ayuntamientos del 'cambio'

Mariano Rajoy, presidente del gobierno en funciones

El presidente en funciones ha reconocido que la inestabilidad política es un riesgo para la economía, pero también medidas como la moratoria hotelera de Colau o las revisiones urbanísticas de Carmena, que, además, dañan la imagen de España.

Mariano Rajoy fue muy comedido en toda su intervención en la clausura de la XXXII Reunión del Círculo de Economía. Sólamente hubo dos momentos en los que elevó el tono, que coincidieron con su crítica a las medidas adoptadas por los ayuntamientos del cambio y con su defensa del modelo del estado español.

Sin citar directamente ni a Ada Colau, ni a Manuela Carmena, el presidente insistió en que medidas como la moratoria hotelera o los cambios aplicados en materia de urbanismo en Madrid, tales como al operación Chamartín o los problemas planteados con la reforma del Edificio España, dañaban la economía y la imagen exterior de España. Esta misma semana se ha cumplido con año desde que ambas ganaran las elecciones.

Rajoy evitó las alusiones directas contra otros partidos y se centró en explicar su programa. Insistió que mantener la reforma laboral y otras políticas que ha aplicado en los últimos años, permitirá alcanzar los 20 millones de empleos en 2019 y adelantó que espera que la economía española continúa creciendo. Tanto el PSOE como Podemos han anunciado que pretenden deshacer la reforma que sobre el mercado de trabajo aprobó el PP en 2012.

Según Rajoy, estas políticas permitirán que el PIB español aumente un 2,5% en los próximos años, "incluso más", si las reformas se mantienen. Asimismo, adelantó que espera que el crecimiento económico en el primer semestre de 2016 supere al del mismo periodo del año anterior. Entre enero y marzo, la economía del primer trimestre española mejoró un 0,8 por ciento.

'Cordialidad' con Carles Puigdemont

Sobre el problema de Cataluña, Mariano Rajoy insistió en que "nunca" aprobaría un referéndum para romper la soberanía española, pero tendió la mano a los partidos independentistas. Explicó que la reunión que había mantenido con Carles Puigdemont había sido cordial y que esperaba poder seguir discutiendo temas con él, por ejemplo, la financiación autonómica.

El presidente del gobierno en funciones no cree que el camino para reducir el déficit y progresar en las reformas sea reducir el déficit. Volvió a reiterar que creía que la mejor vía para reformar España era alcanzar un acuerdo con PSOE y Ciudadanos, que ya se había intentado tras las elecciones del 20 de diciembre y que la mejora de la economía y la reducción del paro se encargaría de aumentar la recaudación.

En este sentido, explicó que en 2015 la recaudación por impuestos todavía era 30.000 millones de euros inferior al máximo de 2007, cuando se ingresaron 440.000 millones.

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