Economía

Bruselas recaudará 6.800 millones de las empresas que facturen más de 100 millones en el próximo presupuesto

  • Recorta la partida de la Política Agraria Común a 306.000 millones, incluyendo pesca
  • Eleva la dotación de las cuentas del 2028 a 2034 a 2 billones, frente a los 1,3 billones del presupuesto anterior
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
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Bruselas ajusta sus cuentas para los próximos años en un intento por dar cabida a una mayor inversión en defensa al tiempo que mantiene el equilibrio con los fondos agrícolas y de Cohesión. El sector del campo ya ha empezado a revolucionarse ante la perspectiva de un cambio en la estructura y dotación de su partida presupuestaria. La propuesta de la Comisión Europea plantea incluir un nuevo impuesto a las empresas que superen los 100 millones de facturación con el que pretende recaudar 6.800 millones de euros entre 2028 y 2034.

Bruselas plantea elevar el presupuesto plurianual, con una dotación de 2 billones de euros para los próximos siete años de presupuesto, frente al 1,2 billones de euros del periodo anterior de 2021 a 2027. Para ello creará nuevas fórmulas para incrementar sus ingresos propios, con este tributo a las empresas, un impuesto al tabaco y otro a los residuos electrónicos.

Pese al incremento general de las próximas cuentas, la Política Agrícola Común sufrirá un recorte del 20%, tal y como avanzó elEconomista.es. De los 386.000 millones de euros que incluía el anterior marco presupuestario, la partida se recorta a los 306.000 millones del nuevo presupuesto. Se unifica en una sola partida las ayudas directas a los agricultores, pero se deja en la discrecionalidad de los países el reparto de fondos a Desarrollo Rural, que no tiene por qué ir a parar necesariamente a la partida de agricultura y que suma esos 85.000 millones que redondeaban la cifra de la antigua PAC. Esos poco más de 300.000 millones incluyen 2.000 millones para el sector pesquero.

La cifra del nuevo presupuesto comunitario implicaría que se elevará al 1,26 % de la renta nacional bruta del bloque (RNB), frente al 1,13 % del presupuesto actual, lo que supone un incremento de 13 centésimas. No obstante, la mayor parte de ese incremento, es decir, 11 centésimas se destinará al pago de la deuda del plan de Recuperación de la pandemia que debe empezar a devolverse en 2028.

Ciertamente, la Comisión Europea tenía ante sí un desafío por delante en este sentido. El nuevo marco financiero plurianual debía recoger nuevas partidas para destinar a defensa, que finalmente asciende a 131.000 millones de euros, cinco veces más que el actual presupuesto y abarcará también seguridad y espacio. A la vez, tenía que prever la devolución de los 800.000 millones de euros programados en los fondos Next Generation a través de la emisión de deuda conjunta. Al fin y al cabo, tenía que replantear su estructura.

Para tal fin, una de las grandes cuestiones que se planteaba era si los Estados miembro debían contribuir con más aportaciones, una opción que rechazan de lleno los países frugales, principales contribuyentes de las arcas de la UE. Por este motivo, Bruselas busca fórmulas para incrementar su partida de ingresos propios. Es decir, la parte del presupuesto de la UE que proviene directamente de la UE y que, actualmente, se llena con el comercio de derechos de emisiones o con el mecanismo de ajuste de carbono en frontera.

Es así como el nuevo presupuesto de la Comisión Europea incorpora nuevas fuentes de ingresos, que incrementarán los recursos propios hasta 58.200 millones al año. Bruselas pretende gravar con un impuesto a las empresas que facturen más de 100 millones de euros anuales y que operen en el espacio comunitario. Se trataría de una tasa proporcional, que variaría en función del volumen de ingresos de la compañía en cuestión. Es decir, cuanto más facture una empresa más aportará, atendiendo a un sistema de tramos con el que se pretende obtener 6.800 millones.

A este nuevo impuesto, que bautizará como recurso corporativo para Europa (CORE, por sus siglas en inglés) se sumaría otro sobre los residuos electrónicos que no sean reciclados, con el que se esperan recaudar 15.000 millones en siete años, y otro adicional sobre el tabaco, que aspira a recaudar 11.200 millones de euros. En este tributo se incluirían los cigarrillos electrónicos, aunque Suecia ya ha manifestado su rechazo ante esta propuesta.

Las próximas cuentas de la UE tendrá que ser negociadas con los Estados miembro y el Parlamento Europeo. El plan de Bruselas es unificar en un solo fondo las partidas del fondo europeo de garantía agraria (Feaga) y para el fondo europeo de desarrollo rural (Feader) no acaba de convencer al sector. Se agrupará dentro de un gran fondo, dotado de 865.000 millones de euros en que no solo se incluyen agricultura, sino también fondos regionales, migración y control de fronteras.

De este fondo el 14% de la financiación irá destinada a objetivos sociales y 218.000 millones irán a parar las regiones más pobres. El fondo de Competitividad asciende a 410.000 millones de euros y se incluye no solo la partida de defensa sino 200.000 millones para el programa Horizonte Europa. Se suman otros 200.000 millones para acción exterior a través del programa Europa Global y 49.000 millones para Erasmus+.

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