
La mayoría de las actividades económicas ha evolucionado, enormemente, en las últimas décadas en busca de eficiencia, productividad y estabilidad. Una evolución que ha ido siempre alineada con el cambio de hábitos de los consumidores y la disrupción tecnológica.
Sin embargo, el sector inmobiliario se ha mantenido ajeno a esta transformación y en la actualidad continúa desarrollando su actividad en base a prácticas demasiado artesanales, analógicas y poco eficientes. Es decir, sigue demasiado sometido a los ciclos, a los picos y valles.
Ante este panorama, resulta necesario reconvertir el negocio del real estate en una industria adaptada a las nuevas demandas, tanto de los clientes como de los accionistas: producir viviendas de calidad, a precio cierto y en plazos más breves para los primeros; y ofrecer un ecosistema creíble, confiable y predecible -es decir, invertible- a los segundos.
Esta transformación, que dará certidumbre a las organizaciones, se producirá en tres ámbitos clave en su fase inicial: industrialización, digitalización y gobierno corporativo.
En primer lugar, no podemos seguir haciendo las viviendas como hace 100 años. Ha llegado el momento implementar, de una vez por todas, los Métodos Modernos de Construcción (MMC). Un ejemplo es la construcción modular industrializada, que en AEDAS Homes llevamos potenciando desde 2018 y nos permite alumbrar un sector eficiente, sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
La industrialización aporta certeza sobre los costes, un empleo atractivo y es sostenibilidad
Desde el punto de vista empresarial, la transición hacia la industrialización aporta certeza sobre los costes; conlleva un empleo atractivo en un entorno laboral más seguro, además de facilitar la conciliación; y representa el adalid de la sostenibilidad. Y desde la óptica de los clientes, la construcción offsite reduce los plazos de entrega y mejora la calidad de ejecución.
El segundo gran cambio con el que debe lidiar el sector para convertirse en una verdadera industria es la digitalización de los procesos. Los promotores debemos crear un entorno digital que proporcione una experiencia integral a los clientes y un servicio acorde a su inversión. Esta digitalización nos permitirá una gestión más eficiente de nuestros recursos, generando más valor para los accionistas y los clientes.
A través de la digitalización, por ejemplo, podremos comercializar nuestros productos y prestar servicios 24/7, realizar tours virtuales a los clientes sin necesidad de que visiten las oficinas de ventas (por ejemplo, a través de la herramienta LIVE Virtual Tours), establecer canales de comunicación digital con proveedores y clientes (cómo terminales de pago virtuales para reservas), etc.
Aún nos queda mucho camino por recorrer para parecernos a Amazon, un escaparate abierto siempre, y la digitalización es sólo el punto de partida del proceso de transformación digital que viviremos en los próximos años, en los que la adopción de la Inteligencia Artificial (IA) será uno de los canales para lograr la transformación real.
Por último, en tercer lugar, las promotoras debemos implementar nuevos gobiernos corporativos para construir los cimientos de un sector saludable y sostenible. Debemos ser capaces de alinear los intereses de los diferentes grupos de interés: accionistas, clientes, empleados, proveedores, comunidades y sociedad civil en general.
Este nuevo gobierno corporativo se traduce en procedimientos de transparencia e independencia, así como en mecanismos para el control de la gestión. Del mismo modo, incorpora métricas no financieras en los procesos de toma de decisión que tienen en cuenta aspectos sociales y medioambientales. En definitiva, ayuda a generar valor de forma sostenible.
Tenemos que impulsar la transformación que necesita el mercado residencial
Si logramos fundar esta industria inmobiliaria -y estoy seguro de que lo conseguiremos- se consolidará la entrada de capital y la vivienda se erigirá, definitivamente, en uno de los grandes motores de la reactivación económica. Por ello, tenemos que impulsar la transformación que necesita el mercado residencial. Hoy es más necesario que nunca un cambio de paradigma, de modelo productivo, que permita transformar un negocio en una industria fiable e invertible.