El que un medio de comunicación cumpla quince años es un motivo de alegría. Pero los últimos tres lustros no han sido un tiempo cualquiera, por eso el cumpleaños de elEconomista tiene una significación especial.
elEconomista nació a las puertas de la mayor crisis que recordamos, la de 2008 y, aun así, consiguió hacerse muy pronto un hueco entre las cabeceras económicas de nuestro país, tanto que, ese posicionamiento también le ha servido para mantenerse firme en la otra gran crisis, la que estamos viviendo ahora, la de la postpandemia.
En este presente también estamos inmersos en la transformación del sector de la automoción y de la movilidad. La mayor quizá desde que se inventara la cadena de producción. ¿Cómo está siendo esta transformación? ¿Cómo será? Tendrá que ser de un modo u otro en función de cómo viva la gente: el cambio tiene que llegar de abajo hacia arriba. A veces parece que se está queriendo imponer artificialmente al ciudadano un modelo de movilidad. Bajo mi punto de vista, serán cosas como si hay un desplazamiento masivo de población hacia las ciudades y también ver cómo evolucionan los diferentes modelos del trabajo las que condicionen ese futuro. Dejemos que la gente hable y viva y, después, propongámosles el modelo de movilidad que case con sus necesidades y su modo de vida. El centro de todo debe ser el ciudadano que, por cierto, elige a sus políticos y representantes para que le faciliten la vida y no para que se la compliquen.
Estamos ante otros quince años igual de vertiginosos en los que se va a dirimir nuestro futuro. Lo que no va a cambiar, vayamos hacia donde vayamos, es que el vehículo será el principal garante de la libertad de movimiento, el principal garante de la actividad económica… Pocos sectores están haciendo un esfuerzo tan grande en inversiones y en investigación y desarrollo para avanzar lo antes posible hacia esa nueva movilidad. Y tampoco va a cambiar el que los concesionarios estaremos allí done quieran estar nuestros clientes.