
Telefónica dispone de dos comodines que podría utilizar para disponer de fondos con los que salir de compras por España y Europa: realizar una ampliación de capital y vender cerca del 20% del capital de Telefónica Brasil, donde ahora atesora el 70%. En la primera de las hipótesis, el grupo que preside Marc Murtra contaría con el respaldo del 30% del accionariado (Sepi, Criteria y STC). A su vez, la desinversión parcial en su filial cotizada brasileña no comprometería la consolidación contable de la sociedad al mantener, al menos, un 51%.
Telefónica trabaja desde hace semanas en una reflexión estratégica exenta de cortapisas, prejuicios y líneas rojas. Según ha podido saber este periódico, todo es susceptible de análisis con tal de definir el rumbo que guiará a la compañía durante los próximos años. Dicho plan, en el que colabora la consultora Boston Consulting Group (BCG), se desvelará a lo largo del próximo otoño. Por lo pronto, la multinacional española se ha propuesto desplegar sobre la mesa todas las posibilidades e hipótesis para ponderar las ventajas e inconvenientes, sin desechar las actuaciones aparentemente más sorprendentes.
De manera oficial, únicamente ha trascendido que la revisión de Telefónica "será ambiciosa y se llevará a cabo con análisis y profesionalidad estricta", según anticipó Marc Murtra ante la prensa durante la presentación de resultados del año pasado. En el mismo encuentro, el primer ejecutivo del grupo dejó claro que cualquier ejercicio de consolidación estará condicionado a "una racionalidad económica muy clara", siempre con "una disciplina financiera de hierro". Es decir, los eventuales proyectos de crecimientos no tirarán por tierra los esfuerzos pretéritos en la reducción de la deuda, sin comprometer las calificaciones crediticias que tanto han costado conseguir. Eso implica que la salida de caja para compras estará precedida de la entrada de capital -propio o ajeno-, al margen del crecimiento orgánico de la generación de caja.
Fuentes del sector, conocedoras de la situación de la teleco, apuntan a este periódico dos posibles actuaciones que podrían remover los cimientos del operador: La primera de ellas consiste en una gran ampliación de capital dineraria por parte de la matriz, de entre 3.000 y 4.000 millones de euros. Se trata de una actuación insólita desde hace diez años, en concreto, desde que el grupo activó esa palanca en 2015 para financiar la compra de la brasileña GVT, por valor de más de 3.000 millones de euros.
El pasado abril, los principales accionistas de Telefónica se mostraron dispuestos a respaldar una hipotética ampliación de capital en el caso de que la compañía necesitara financiación para ejecutar sus planes de crecimiento, tanto en el mercado español como en Europa. La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi), Criteria Caixa y Saudi Telecom Company (STC) harían causa común si fuera necesario arrimar el hombro. La terna de accionistas alcanza el 30% del capital de la teleco e inicialmente no plantearían objeciones a la llamada de apoyo por parte de Murtra. Ahora bien, semejante esfuerzo -con dinero público por medio- exigirá unas perspectivas de generación de valor superior a la que aportan los activos en cartera.
La emisión de nuevos títulos, con un grupo de accionistas predispuesto a acudir a la aplicación, acarrea la consecuente dilución en la participación de los socios que no compren acciones. En esas circunstancias, el mercado protege a los accionistas por medio de derechos preferentes para así evitar una reducción de su porcentaje, aunque a cambio de invertir más capital. Tan controvertida decisión también dejaría una herida en bolsa, con pérdidas de valor en la cotización presumiblemente superiores al 15%.
Por lo pronto, la vía de las ventas de activos no estratégicos comienzan a agotarse, tras las desinversiones aceleradas en Hispanoamérica (Argentina, Uruguay, Perú, Ecuador, Colombia…), unas de ellas materializadas y otras en espera de las autorizaciones regulatorias. Al otro lado del Atlántico únicamente falta por liquidar Chile, México y Venezuela.
Otra decisión que planea sobre la 'war room' de la revisión estratégica de Telefónica pasa por la venta parcial en Telefónica Brasil, filial que controla el grupo español con el 70% del capital y que podría poner en valor sin perder el control de la sociedad. Eso implica la posible venta de casi el 20% de la cotizada brasileña. A precio actual de mercado, ese botín aportaría al grupo español más de 3.000 millones de euros. Con ese movimiento, Telefónica sacrificaría una porción de los casi testimoniales dividendos que reparte la sociedad brasileña (el año pasado distribuyó poco más de 161 millones de euros al cambio), pero continuaría consolidando la totalidad del negocio del mayor mercado de las telecomunicaciones de Latinoamérica en sus cuentas. Además, el grupo español reduciría su exposición al real brasileño, fuente histórica de incertidumbres y tensiones en la corporación española.
Marc Murtra, del que se presume no da puntada sin hilo, recalcó en tres ocasiones que la prioridad de su compañía se resume en una frase: Europa, Europa y Europa. Así lo reiteró tanto en la rueda de prensa de resultados, en la Junta de Accionistas y, recientemente, en su comparecencia ante la Comisión Mixta de Seguridad Nacional del Congreso de los Diputados. Por lo tanto, las miradas apuntan al crecimiento en el mercado doméstico o en el continental. En España, la posibilidad de pujar en solitario por Vodafone España se antoja complicado, una vez que el precio del operador de Zegona podría tasarse por encima de los 11.000 millones de euros, entre el valor de la compañía en bolsa, la cuantía de la deuda y la prima del entorno al 30% para que el dueños de Vodafone España se anime a recoger las ganancias apenas un año después de materializar su inversión. F
Fusiones y adquisiciones en Europa
Lejos de las fronteras españolas, la ambición de Telefónica también podría resultar muy costosa, ya sea con compras de operadores o fusiones en Alemania o con la adquisición del 50% de la joint venture que el grupo español comparte con Virgin Media en el Reino Unido.
En cualquier caso, Murtra considera que "ha llegado el momento de que las grandes compañías de telecomunicaciones europeas puedan consolidarse y crecer para tener una escala que permita invertir, innovar y atraer talento de forma determinante". Y precisamente el coste de la referida consolidación -sin impactar en la deuda- solo puede sufragarse mediante desinversiones de activos o mediante aportaciones dinerarias de los socios.