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¿Un Porsche del color de tu corbata o bolso favorito? Así convierte la marca alemana los caprichos en carrocería de lujo

Pedir un coche en el mismo tono que una sombra de ojos o una maqueta de tu infancia suena complicado. Pero Porsche lo ha convertido en proceso industrial. El fabricante alemán permite a sus clientes elegir cualquier color imaginable, incluso si solo existe en tu cabeza… o en tu neceser.

En un mundo donde la personalización es el nuevo lujo, Porsche ha llevado esta tendencia a una nueva dimensión. A través de sus programas Paint to Sample y Paint to Sample Plus, la marca alemana permite a sus clientes encargar un coche con un color completamente a medida, aunque ese color solo exista en un recuerdo de la infancia o en un objeto cotidiano.

¿Un 911 pintado como tu mueble vintage favorito? ¿O un Taycan con el mismo tono que tu pintalabios preferido? Pues es posible. Los clientes pueden llevar literalmente esos objetos a un concesionario Porsche. Allí comienza un meticuloso proceso de análisis, mezcla y validación que puede tardar hasta nueve meses. Un tiempo que muchos estarían dispuestos a esperar por tener una pieza única en la carretera.

Desarrollar colores desde cero

El programa Paint to Sample ofrece una paleta de más de 190 colores históricos y previamente aprobados por los técnicos de la marca. Pero es el programa Paint to Sample Plus el que permite entrar en el terreno de lo inédito: colores completamente nuevos que se desarrollan desde cero. ¿La condición? Superar una batería de exigentes pruebas técnicas: desde soportar un año de sol de Florida en un simulador de radiación UV hasta pruebas de resistencia a la sal y los impactos de piedras.

Todo esto ocurre en la planta de Zuffenhausen (Stuttgart), donde Porsche mantiene su archivo secreto de prototipos pintados y fórmulas únicas. La creación del color se lleva a cabo con una precisión increíble: los pigmentos se ajustan para que luzcan idénticos en materiales tan dispares como aluminio, plástico o fibra de carbono, algo que requiere ajustar mínimamente la fórmula para cada tipo de superficie.

El color tiene que ser uniforme en cada parte del vehículo, bajo cualquier tipo de luz.

"Lo más difícil no es conseguir el color, sino que sea absolutamente idéntico en cada rincón del vehículo, bajo cualquier tipo de luz", explica Boris Apenbrink, responsable de la división Exclusive Manufaktur de Porsche. Y añade: "Cada color se convierte en un sello de identidad".

Este nivel de detalle no es gratuito: el desarrollo de un nuevo color puede costar varios miles de euros. Pero si no pasa las pruebas internas, Porsche asume el coste y el coche no se fabrica en ese color. Al final, el cliente puede incluso bautizar su color personalizado, dejando su impronta —literalmente— en la historia cromática de la marca.

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