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El 'truco' de Trump: así ha destruido el mercado del cobre con caídas del 22% mientras le pone mega-aranceles del 50%

  • Si bien los aranceles deberían subir el precio buena parte del cobre se queda fuera...
  • ... y acaba una era de mega-acaparamiento prearancelario que deja al mercado al borde de un giro histórico
  • Estos aranceles muestran el impacto de las políticas comerciales en los mercados mundiales
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El cobre vivía en una presión continua por los aranceles. El mercado daba por hecho que tarde o temprano el metal rojizo entrase en la batalla sin embargo cuando se ha anunciado que finalmente se impondrán gravámenes sobre la misma el mercado ha reaccionado con enormes caídas. Los futuros del cobre se desmoronan un 22% hasta los 4,3622 dólares. Después de que Trump haya impuesto gravámenes del 50% ¿Qué esta sucediendo?

El motivo es que Trump ha gravado la materia prima sobre el papel... pero no lo ha hecho realmente. Desde ING explican que "los gravámenes del 50% se aplicarán a las importaciones de productos de cobre semiacabados, incluidos tubos, alambres, varillas, láminas y tubos de cobre, y a bienes con uso intensivo de cobre como accesorios para tuberías, cables, conectores y componentes eléctricos a partir del 1 de agosto, pero no a las importaciones de mineral de cobre, concentrados, matas, cátodos y ánodos".

Estamos hablando de que una parte muy importante se queda fuera. "Hasta el anuncio, los precios del cobre en EEUU cotizaban con una prima del 28% sobre los precios de la LME, y el mercado adelantó el arancel previsto. Ahora prevemos que la prima Comex-LME se desplome desde los niveles actuales", comentan desde ING.

En cualquier caso, para entender por qué se están dando estos movimientos tan agresivos en el cobre y su enorme exposición a los aranceles de EEUU, hay que entender la naturaleza en un mercado totalmente estrecho . El metal rojizo es una materia prima básica para todo tipo de sector, como la construcción, la industria, la tecnología etc. En ese sentido, con una producción muy concentrada en países concretos (que están fuera de EEUU), el cobre suele bailar de forma muy sensible ante los ciclos macroeconómicos.

En 2024 el cobre venía de una montaña rusa con enormes subidas ya instaladas ante una demanda desatada por el potente crecimiento económico de EEUU y unas minas que ya no daban más de sí, en particular en Chile, su máximo productor. Aquel año según la Asociación Internacional del cobre estamos hablando de un déficit de 370.000 toneladas. Sin embargo el mercado se daba la vuelta, los altos precios provocaron una enorme producción con un aumento del 5% que proyectaba que este déficit se corregiría, especialmente con la demanda de Asia moderándose... pero llegó Trump.

En febrero Trump anunció una investigación sobre las importaciones de cobre y se esperaba un 25% de gravámenes al conjunto de la materia prima, al menos eso es lo que esperaban analistas como Goldman Sachs y Citi. La lógica era clara, Trump teme que se haya puesto demasiada dependencia fuera del país y cree que un gran devorador de cobre como es EEUU tiene que ser autosuficiente, por lo que con los aranceles busca espolear la producción nacional.

Esto derivó en pedidos masivos de las empresas de EEUU que buscan adelantarse a la medida y llenar sus almacenes al máximo. Esto provocó una demanda agresiva e histórica de cobre que volvió a disparar los precios. Desde Julius Baer explicaban que "lo que veíamos se explica con el riesgo de aranceles, pero no está siendo un fortalecimiento de demanda física, sino a las acciones de los operadores financieros, que se están posicionando".

En ese sentido, la reacción actual es una mezcla de alivio, porque pese a la apariencia crítica de ese 50%, buena parte del suministro se libra de los aranceles y un gran respiro por el fin de esa tensión. Ahora los mercados ya saben lo que va a ocurrir y esa época de gran acaparamiento ha terminado oficialmente, para bien o para mal.

Este es el ejemplo perfecto de como funcionan las políticas comerciales de Trump que provocan volatilidad extrema a su alrededor debido a la importancia que tienen EEUU en el mercado mundial y como esas grandes decisiones provocan un mar de movimiento de reposicionamiento en todo el mundo.

Desde Bank of America explican que la clave está en que se acaba el efecto acaparamiento. "El mercado de EEUU ha acumulado 600.000 toneladas de cobre es muy probable que los aranceles tarden mucho en llegar a los consumidores". En ese sentido la firma ve un cambio abrupto al cerrarse de golpe buena parte del suministro a EEUU, un gran consumidor que ha disparado el mercado y que ya mismo se bunquerizará limitando al máximo los pedidos. "Creemos que puede haber una gran sobreoferta en un mercado ajustado. Es un claro riesgo y una de las razones por las que se han dado estas caídas".

Desde Gavekal Research definen lo que ha ocurrido como un giro copernicano en su política con estas materias primas. Sin embargo, aunque solo se grave un parte, esto tendrá un impacto muy importante para su industria que, mientras busca la autosuficiencia tendrá que pagar un sobrecoste. "En resumen, estos aranceles al cobre carecen de sentido en muchos aspectos. De confirmarse, penalizarán a la industria estadounidense y retrasarán su electrificación".

Desde Bank of America explican que hay un gran riesgo de que estos aranceles generen precios anticompetitivos. "En el sector upstream, participantes del mercado como Rio Tinto y Trafigura han destacado que Estados Unidos es un importante exportador neto de concentrados y suministro minero, material que no se procesa a nivel nacional debido a la falta de fundiciones. Por lo tanto, a menos que haya más incentivos para desarrollar la capacidad de procesamiento, existe el riesgo de que los aranceles, en primera instancia, simplemente aumenten los costos para los fabricantes".

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