
Altri es una empresa que hasta hace bien poco era una completa desconocida para el ciudadano español pero que, a raíz del proyecto que tiene para montar una planta de celulosa en Palas de Rei (Galicia), ha comenzado a prodigarse en los medios de comunicación, pero no por la enorme inversión que esto supondría para la zona, estimada en unos 1.000 millones de euros, sino por las protestas que ha suscitado entre la sociedad ya que, al igual que sucedió en su día con Ence, es una planta que genera una gran polémica por sus consecuencias medioambientales para el entorno en general y para el río Ulla en particular. Soares recalca que "los tiempos no son ilimitados" para decidir la inversión.
En la maratón que supone la consecución del reto de la planta de Galicia, ¿en qué momento se encuentran actualmente?
Es un proceso muy complejo, muy largo. Hemos tenido un hito muy importante que es la Declaración de Impacto Ambiental (DIA), que es el precursor de la Autorización Ambiental Integrada, que es lo próximo que estamos esperando de cara a los próximos meses, lo cual está enfocado en los criterios técnicos. Después tenemos dos pasos más, que tienen que ver con la introducción a la planificación de la red eléctrica nacional y, por último, queda la parte de la financiación, que pensamos que es un proyecto que tiene características únicas que encajan perfectamente con las estrategias de los fondos, especialmente los europeos pero también los nacionales. Mientras, seguimos haciendo otras inversiones como la conversión de Biotek para que pueda producir fibras solubles para el textil en la que hemos invertido 75 millones. Tenemos también un proyecto de aprovechamiento de lo que serían residuos secundarios de celulosas para utilizarlos para productos químicos intermedios de base renovable, donde hemos puesto 25 millones. Solo estos dos proyectos son 100 millones de inversión, que han recibido el apoyo del gobierno portugués, como es natural. Esta planta [la de Galicia], sería la primera totalmente integrada en el mundo. Es difícil concebir cómo no pueden encajar. Si hay criterios técnicos claros, pensamos que es lógico que pueda recibir fondos de la misma forma que los grandes proyectos en otros países.
¿Cómo se rebate la oposición pública que hay, reflejada en las últimas manifestaciones en contra del sector y de la nueva planta en Palas del Rey?
Por una parte, se argumenta con el cumplimiento de la normativa medioambiental. La DÍA, que ha sido favorable, significa que el proyecto cumple los parámetros de la normativa medioambiental gallega, que es más estricta que la española, que a su vez es más estricta que la europea. Y no solo cumple sino que en muchos de los parámetros está muy por debajo de lo que se pauta. Por lo tanto, todo el ruido que hay alrededor está basado en bulos y en desinformación, que consideramos, interesada. Espero que la DIA venga a tranquilizar a los ciudadanos, que luego, con esa información, podrán tomar sus decisiones. La forma de lidiar con esto es seguir siendo consistente, transparente y objetivos a la hora de informar, denunciando los bulos y transmitiendo la información adecuada.
Han vinculado la inversión de los 1.000 millones a la consecución de los 250 millones de los fondos Next Generation. ¿Qué plazo se ponen para decidir suspender la inversión si no se tienen noticias de ello?
En este momento estamos con la tramitación ambiental. Hay dos criterios fundamentales para tomar la decisión. El primero es tener la certeza jurídica sobre el proyecto y eso viene con la Autorización Ambiental Integral. El segundo es tener la financiación cerrada y ahí el gran componente son las subvenciones, pero el tiempo no es infinito. No estamos aún en el punto de tener la información adecuada para tomar la decisión pero seguimos con el mismo compromiso que siempre hemos tenido y que nos ha llevado hasta aquí para poder hacer esa inversión una vez que tengamos claridad en torno a ambos factores. Una vez tengamos la autorización, intentaremos obtener las certezas necesarias con respecto a la financiación pero, si llegamos a un punto en el que ni España ni la UE lo apoyan, tomaremos nuestras decisiones.
¿Existe alguna otra ubicación donde se pueda acometer esa inversión, teniendo en cuenta que el gobierno portugués, a raíz de los incendios del año 2018, ha prohibido aumentar las plantaciones de eucalipto?
Portugal a día de hoy es deficitaria en materia prima mientras que Galicia es excedentaria, por lo cual la ubicación de cualquier nuevo proyecto dentro de lo que es la península ibérica nos parece que tendría que ser en Galicia y el proyecto se ha diseñado específicamente para esta ubicación. Además, ha sido el resultado de un concurso internacional que hizo la Xunta. A día de hoy el sector está exportando más de la mitad de la materia prima que produce fuera de Galicia, sin transformación, además de que está cortando menos de lo que está creciendo. Con lo cual, no pensamos que se necesiten más plantaciones ya que lo que hay es suficiente para una industria más. A la vez, vamos a seguir mejorando los procesos de nuestras plantas. Pero un nuevo proyecto si no es en Galicia tendrá que ser en otra parte del mundo.
A nivel técnico, ¿qué diferencias hay entre una planta para textil y una para papel?
La diferencia está en cómo se tratan los componentes de la madera. Más de un 40% de la madera es fibra celulósica y el resto en partes iguales es aglomerado y azúcares. Cuando se produce pasta para aplicaciones de papel, higiene, etcétera, solo se retira el aglomerado, que se valoriza energéticamente por separado. Para aplicaciones textiles se retira también los azúcares, por lo cual la fibra es muy pura. Este proceso es más complejo. Estos azúcares se valorizan para productos intermedios bioquímicos o para la industria alimentaria o la constructora.
El origen de este proyecto es un concurso que lanza la Xunta de Feijóo para aprovechar los Next Generation y, además, hay una involucración bastante importante por parte de Inditex al ser fibra textil en Galicia. ¿Hay un desapego por parte de Inditex ahora?
Inditex tiene su negocio y tiene muchos proveedores internacionales y nosotros seríamos uno más. La proximidad, claro, existe, pero la base de clientes de esta fábrica estaría por toda Europa e incluso en áreas del norte de África, Europa del Este o Turquía. Esta planta al ser integrada es muy eficiente e incluso tiene un menor impacto ambiental que las industrias de otros tejidos como el algodón o las fibras fósiles. Por eso pensamos que tiene más sentido para la cadena de valor, en vez de producir la fibra soluble en Brasil, exportarla a Tailandia para hacer fibra textil, de ahí a China para hacer el hilo, a Turquía para hacer el tejido y de ahí al norte de España o Portugal para terminar la prenda, aproximar a Europa toda la producción, siendo además el mayor consumidor mundial de textiles, generando hasta 11 millones de toneladas de residuos al año, las cuales tienen mucha dificultad de reciclaje al ser mezclas de varios materiales. La celulosa es mucho más circulable.
¿Qué porcentaje de la demanda europea podría asumir esta planta?
Muy poco. Permite crear una base que puede ser replicable en el futuro. Hay varias empresas desarrollando esta tecnología o parte de ella, como el reciclaje, pero una cosa es el laboratorio y otra hacerlo a escala industrial y esto es donde nosotros ya tenemos una base. Estamos hablando de que en una fase inicial serían 250.000 toneladas de fibras solubles y 60.000 de textil. En una segunda fase serían 400.000 y 200.000. Necesitaríamos tres proyectos como este para sustituir un 1% de las fibras sintéticas mundiales.
Los mayores márgenes del sector
A nivel de mercado, Altri defiende los mayores márgenes del sector en Europa y un retorno sobre el capital que ha promediado un 18% en la última década. Esto se ha reflejado en el parqué de la bolsa portuguesa, donde ha batido a sus principales competidores pese a la penalización reciente que ha sufrido el valor.
¿Qué parte de esta corrección del 15% se debe a la situación del proyecto en Galicia?
Ninguna, porque no hay una decisión de inversión y no está incluido en las previsiones. Es un proyecto que se está desarrollando y puede no ocurrir. Lo hemos configurado específicamente para esa ubicación, pero eso solo se puede considerar cuando haya una decisión de inversión. Ahora, estamos en una industria cíclica, en un periodo donde los precios están bajo presión por la incertidumbre arancelaria y las consecuencias que esto puede tener para la actividad económica y por eso hay una expectativa de que los precios van a corregir. No estamos expuestos diréctamente a EEUU pero nuestros clientes sí.
Hablando de la eficiencia, están en un margen ebitda del 25%, muy por encima de los comparables, como los escandinavos. ¿Se pueden mantener o mejorar estos márgenes?
Hay que tener una base de costes lo más eficiente posible porque los precios los pone el mercado. Hay años muy buenos y años complicados. Para nosotros el mantener o incrementar nuestra rentabilidad parte de los costes y de hacer la consolidación en mercados que aporten un mayor valor añadido, como es el de las fibras solubles, que es un mercado menos volátil, menos cíclico, con menos volatilidad y donde tenemos una posición competitiva muy muy alta con lo que obtenemos mayores retornos, lo que a largo plazo nos permite mantener esos márgenes o incluso incrementarlos. La pasta papelera tiene partes del ciclo más rentables pero es más volátil. Puede haber una diferencia entre una y otra a medio plazo entre 3 y 5 puntos.
¿No es un poco ineficiente tener el apalancamiento en 1,1 veces?
Vamos a seguir invirtiendo en proyectos de mejora, no solo en nuestras operaciones si no en otros de conversión como Biotek o Caima, donde tenemos 100 millones de inversión. A partir de ahí tienes tres opciones para la utilización de capital: más dividendos, lo cual siempre es atractivo para los inversores; recompra de acciones propias, que nunca lo hemos hecho y pienso que no es la mejor forma y la inversión estricta, excluyendo de esto el pago de deuda. En el futuro esperamos que toda la parte del soluble y textil, más la biorefinería llegue a representar el 30 o 40% de nuestro negocio.
¿Cómo es el accionariado de Altri?
Altri tiene un free float de un 30% y el restante está distribuido entre cinco grandes accionistas de referencia que son las cinco familias fundadoras. Todas portuguesas. Esto nos ha dado también una estabilidad accionarial muy importante para seguir con nuestro plan estratégico.
¿Estas familias exigen alguna política de dividendo en particular?
No tenemos ninguna política fija y eso es porque dependiendo de las exigencias de capital siempre lo vamos a utilizar donde pensamos que aportamos más valor.
¿Esta estructura del capital es lo que impide una opa sobre Altri?
No creo. Con la estructura actual, si hay algún interés externo que valorice los activos de forma adecuada, tendremos que hacer lo que sea mejor para nuestros inversores.
¿Ve operaciones corporativas y concentración del sector en los próximos años?
Siempre hay posibilidades y no se puede descartar que suceda.
Si se diera el proyecto de Galicia, ¿podría Altri terminar cotizando en España?
Siempre hemos considerado la posibilidad de cotizar en otros mercados y el español sería un mercado natural. Pero, por otra parte, a pesar del tamaño del mercado portugués, es un mercado muy líquido y nunca ha impedido a los inversores, incluso privados, el participar e invertir en él. La ventaja quizás podría ser que nos permitiría acceder con más facilidad al inversor minorista y no tanto al institucional y eso podría aumentar un poco la diversificación de nuestro accionariado. Y esto es importante. Con lo cual, sería una posibilidad, no inmediata, pero sí para futuro. Cuantas más operaciones tengamos en España más se justificaría.