Política

Podemos reitera su receta ante un Rajoy quevediano en un debate de moción inconcluso

  • Las largas intervenciones se llevan el debate a este miércoles
  • El PSOE no está convencido; reproches de C's al partido morado
  • No se descarta una nueva moción de censura después del verano
Pablo Iglesias pasa frente a la bancada popular en el debate de este martes. Imagen: EFE.

Pablo Iglesias salió este martes a la tribuna del Congreso de los Diputados sabedor de que su moción de censura contra Mariano Rajoy nacía muerta. Quizás por eso su discurso no trajo novedades programáticas ni en materia económica, reservó sus mejores frases para atacar los casos de corrupción del PP (con un repaso exhaustivo a cargo de su número dos, Irene Montero) y usó un tono condescendiente con el PSOE aunque con guiños a Pedro Sánchez, el reelegido secretario general del PSOE, en un debate que, debido a las largas intervenciones de los parlamentarios, conitnuará este miércoles a partir de las nueve de la mañana después de 11 horas en su primera jornada.

Con un tono más pausado del habitual, el líder de Podemos y candidato de la moción, afeó a PSOE y Ciudadanos mantener al PP en el Gobierno en contra de lo dicho en campaña, aunque remarcó que con el regreso de Sánchez la situación es distinta y las circunstancias "nos obligan a buscar el entendimiento y el diálogo", apuntó conciliador. Con quien sí volvió al discurso de ruptura irreconciliable es con C's, aunque esbozó una tímida autocrítica admitiendo que fue "muy vehemente" con el pacto entre PSOE y Ciudadanos. "En el pasado no nos entendimos. Asumo los errores que pude cometer, pero asuman ustedes los suyos", dijo a la bancada socialista, a quien tendió la mano de cara a un futuro frente común evocando el modelo de coalición de izquierdas que gobierna en Portugal.

Precisamente el país vecino fue su referencia respecto a algunas de sus propuestas económicas, como la subida del Salario Mínimo Interprofesional para que alcance los 950 euros al mes en un plazo de cuatro años, un impuesto a los beneficios de la banca y la revalorización de las pensiones hasta ligarlas de nuevo al IPC. "Sabemos que estas medidas son posibles porque se están haciendo en Portugal", remarcó.

El proyecto económico no trae cambios respecto a la anterior propuesta morada. Es decir, descansa en un incremento importante del gasto y una reforma fiscal para elevar los impuestos. En concreto, Iglesias propone un impuesto de solidaridad a las grandes fortunas y una subida del IRPF para las rentas más altas. Con la primera medida recaudarían 900 millones de euros, mientras que cuantifican en 8.000 millones el aumento de la recaudación con una mayor progresividad fiscal, a lo que se sumarían 4.500 millones derivados del crecimiento económico. Además, aboga por un retraso en el cumplimiento del objetivo de déficit, lo que liberaría 7.000 millones. La lucha contra el fraude permitiría ingresar 1.900 millones más y eliminar las desgravaciones fiscales a los grandes grupos empresariales (1.400 millones), a los que suman otros 700 millones de elevar tributación de las rentas del capital y 400 millones de eliminar las sicavs.

Muy quevediano empezó el día para el presidente del Gobierno al irrumpir tras el turno en el que Irene Montero concentró todas sus críticas en la corrupción sistémica del Partido Popular y en la necesidad de que desalojen las instituciones. El jefe del Ejecutivo sorprendió a la Cámara. Y lo primero que hizo fue reprobar a la número dos de Podemos la chusca moción de censura de su formación, que sólo se justifica, después de "perder un millón de votos, y en el poco oxígeno que les llega cuando las cosas van bien".

Por eso -puntualizó Rajoy- denigran, estorban, critican, infaman y presentan una moción coherente no con la realidad que se vive en España, sino con garabatos de grafitero que ustedes dibujan. En lo que a él respecta -aclaró sobre la corrupción- "acato las sentencias, leo los periódicos, y desprecio las habladurías".

Pronunciadas estas palabras, el presidente aguardó al líder de Podemos. Eficaz en sus mensajes, la misiva fue clara desde el primer momento: "Usted no puede gobernar". Y no lo puede hacer -desarrolló-, porque dista mucho de ser la persona preferida para gestionar los asuntos que a todos nos conciernen. En su opinión, un Gobierno presidido por Iglesias sería letal para el bienestar general y para la convivencia. Además, señaló Rajoy, la política de Podemos se reduce a gestos, puestas en escena y poses fotográficas. Y eso explica, abundó el presidente, el sentido de esta moción, cuya devoción por la política como mero espectáculo le incapacita como gobernante.

Subrayada su incapacidad e insolencia, Rajoy llegó a preguntar al líder podemita: "¿A qué viene esta moción si no es para que el grupo socialista manifieste de qué lado de la raya quiere estar?".

Desmotivado por la falta de concreción del candidato a la hora de detallar su programa, el presidente del Gobierno emprendió un nuevo ataque verbal contraponiendo los datos de crecimiento económico y creación de empleo para, a continuación, echarle en cara el ataque a los medios de comunicación privados, el uso de los escraches contra políticos del Partido Popular, o el particular concepto que éste tiene de la democracia o de los derechos individuales.

Desmontando el modelo económico postulado por Iglesias -básicamente fundamentado en más gasto público y más impuestos-, Rajoy ponderó el esquema que funciona en la Unión Europea, el del equilibrio de las cuentas públicas y las reformas estructurales, en lugar de las promesas de bienestar para todos "con políticas que nos devolverían a lo peor de la crisis".

El PSOE espera a Sánchez; reproches de C's

La mano tendida de Pablo Iglesias al PSOE no ha convencido a los socialistas, que desconfían de la voluntad de acuerdo de Podemos y ponen énfasis en que la formación morada no altera sus vetos de hace un año, en clara referencia el rechazo de los morados a incluir a Ciudadanos en la ecuación. "Una cosa son las palabras y otra los hechos", apuntan al respecto fuentes del grupo socialista.

Esas mismas fuentes retoman una vez más el mantra de que el discurso de Podemos contra la corrupción llega tarde y creen que Iglesias no ha logrado polarizar el debate político entre Podemos y el PP, sobre todo teniendo en cuenta que Pedro Sánchez no podrá intervenir en el debate porque renunció a su escaño. Los socialistas, más allá de la intervención de este miércoles de su portavoz, José Luis Ábalos, confían en que el discurso de Sánchez el próximo domingo en la clausura del Congreso Federal le dé la proyección que no ha podido tener.

El discruso de Iglesias tampoco gustó al partido liderado por Albert Rivera, que reprochó a Iglesias y a Montero que las más de cuatro horas de discursos "para una moción de censura que obliga a presentar programa de gobierno... y sin noticias del programa", apuntó.

¿Otra moción de censura?

Antes de que se vote este miércoles una moción de censura que no saldrá adelante, algunos grupos parlamentarios ya especulan con llevar al Parlamento un nuevo órdago contra Mariano Rajoy después del verano. Es el caso de Compromís, cuyo portavoz en el Congreso, Joan Baldoví, pidió a los socialistas que, una vez que Pedro Sánchez sea elegido formalmente este fin de semana, dedique el verano a negociar con Podemos y otros partidos "una nueva moción de censura que pueda ganar".

"Septiembre nos da una segunda oportunidad, como cuando estudiábamos", apuntó el representante de Compromís, único partido, junto con Bildu, que votará a favor de la moción. Tras once horas de debate, Iglesias no logró convencer a ninguno de los diputados que conforman el Grupo Mixto. PDeCAT y Nueva Canarias se abstendrán. En el caso del partido canario, su diputado, Pedro Quevedo, también habló a futuro sobre una segunda moción de censura, en la que habría que revisar, dijo, quién es el candidato alternativo a la Presidencia del Gobierno.

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