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La renuncia de Weber al BCE convierte la sucesión de Trichet en un rompecabezas político

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La retirada de Axel Weber de la carrera por la presidencia del BCE deja un difícil rompecabezas político para resolver la sustitución de Jean-Claude Trichet. Los complicados equilibrios dentro de la Eurozona hacen casi imposible encontrar un candidato que encaje tan bien como lo hacía el alemán. Mientras, según publica el Bild, Jens Weidmann será nombrado mañana presidente del Bundesbank.

Aunque Trichet no dejará su cargo hasta octubre, se espera que la decisión del sucesor se tome antes del verano. Sin embargo, la actual situación de incertidumbre sobre el futuro de la Eurozona podría acelerar el tema de la sucesión. De hecho, es un asunto que podría tratarse en la próxima cumbre de líderes de la Eurozona que se celebrará el 11 de marzo, y donde también se negociará el esperado Pacto de Competitividad que enarbola Angela Merkel, canciller alemana.

El mercado aprieta, como hoy se ha encargado de recordar el ministro de Economía de Luxemburgo, Luc Frieden, que ha asegurado que el tema de la sucesión debería resolverse rápidamente para evitar que la inestabilidad vuelva a la Eurozona.

La situación actual recuerda que el BCE es un asunto más político que otra cosa, y precisamente por su naturaleza probablemente necesitará acuerdos como los que llevaron a Wim Duisenberg (candidato holandés apoyado por Alemania) a ser el primer presidente de la institución, a cambio de que el francés Trichet cogiera el testigo tras un mandato más corto.

Las cuotas políticas

La composición del Comité Ejecutivo del BCE, formado por cuatro miembros permanentes más el vicepresidente y el presidente, juega un papel clave en los malabarismos políticos dentro de la Eurozona.

Según un acuerdo no escrito, Alemania, Francia, Italia y España tienen cuatro de los seis asientos asegurados, quedando dos para los países más pequeños. El nombramiento de Weber facilitaba el respeto a estas cuotas, ya que su nombramiento iba a ser acompañado de la salida del Comité del alemán Jürgen Stark, que sería sustituido por un francés.

Pero esto no es el único que debe tenerse en cuenta, ya que los últimos movimientos dentro de la institución, auspiciados por Merkel, limitan mucho los potenciales candidatos.

Por un lado, Victor Constancio, portugués, fue nombrado vicepresidente del BCE, por lo que el presidente debería proceder un país del norte de Europa. Por otro, ayer se nombró al belga Peter Praet para el Comité, por lo que la cuota de dos países pequeños en el BCE ya está cubierta.

Buscar un presidente fuera de los cuatro grandes implicaría que uno de ellos dejaría de estar en el Comité.

Los problemas de los candidatos

Estos difíciles equilibrios políticos salpican prácticamente a todos los candidatos. La solución podría ser otro alemán, pero Klaus Regling, actualmente al cargo del fondo de rescate europeo, carece de experiencia en política monetaria, lo que lastra su candidatura.

En los últimos días también se había especulado con Peer Steinbrück, ex ministro de Finanzas alemán, pero él mismo ha dicho públicamente que no quiere el puesto.

Otra solución alemana podría ser el propio Jürgen Stark, pero la legislación del BCE, en principio, no permite que los miembros del comité estén más de ocho años. Sin embargo, no se especifica si se refiere al puesto o permanecer en el Comité. Pero parece poco probable que se estire de esa manera la norma para colocar a Stark al frente del BCE.

Quizá el máximo candidato ahora mismo sea el italiano Mario Draghi. Sin embargo, desde Alemania no es bien visto (el diario Bild publicaba recientemente una foto suya con un titular "Mamma Mia, este italiano no"), y tampoco ayuda su condición de ex-Goldman Sachs.

Sin embargo, voces como la de Nouriel Roubini o el diario británico Financial Times han apoyado su candidatura por su experiencia y preparación. Además rompería el equilibrio norte-sur en la dupla presidente-vicepresidente.

La solución francesa también está descartada, y la continuidad de Trichet también, según anunció el propio presidente del BCE ayer en una entrevista con el diario Les Echos.

Un candidato alternativo

De este modo, una solución "a lo Duisenberg" parece complicada toda vez que ninguno de los grandes países está dispuesto a perder influencia en el día a día de la institución, especialmente Francia, que pierde su sitio con Trichet.

Por otro lado, la propia nacionalidad de Duisenberg eliminaría a Nout Wellink, actual presidente del Banco de Holanda.

Además, algunos de los nombres que se han barajado tienen sus propios problemas, como es el caso de Erkki Likanen, que es gobernador del Banco Central de Finlandia y al que se ve con atributos similares a Trichet. Y es que el hecho de que su compatriota Olli Rhen sea el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios de la Unión Europea hace muy difícil su nombramiento.

Similares problemas podría encontrarse Yves Mersch, gobernador del Banco de Luxemburgo, otro halcón inflacionista que podría ser del gusto de Alemania, ya que Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo, también es luxemburgués. Sin embargo, Mersch, que también cuenta con la experiencia y las habilidades necesarias para el puesto, podría ser un candidato si Juncker renunciara.

Entre los países pequeños restantes parece difícil encontrar candidatos. Guy Quaden, belga, está descartado tras el nombramiento de Praet para el Comité. El austriaco Edwald Nowotny se autodescartó esta misma semana, y los presidentes de los bancos centrales de Grecia e Irlanda, rescatados por la UE, serían inaceptables políticamente.

De los restantes, aparece el nombre de Athanasios Orphanides, presidente del Banco Central de Chipre, con formación en el MIT y que trabajó 17 años en la Reserva Federal de EEUU, según la agencia estadounidense Bloomberg.

Sin cambios pero rompiendo equilibrios

A pesar de las complicaciones surgidas por la renuncia de Weber, los analistas no esperan grandes cambios en la política del BCE, ya que sus decisiones se toman por consenso entre los 23 miembros del consejo de gobierno (los seis miembros del comité más los 17 gobernadores de los bancos centrales de la Eurozona).

Además, la historia muestra el compromiso del BCE de mantener la estabilidad de los precios, algo que difícilmente cambiará independientemente de quien dirija la institución. Ahora, lo importante es mandar un mensaje de unidad para evitar la inestabilidad vuelva a apoderarse de la Eurozona.

Lo que parece claro es que alguno de los difíciles equilibrios dentro de la Eurozona se tendrá que romper para sustituir a Trichet. No se puede descartar tampoco que Angela Merkel renuncie a un candidato alemán si consigue convencer al resto de miembros de que firmen su Pacto de Competitividad.

De momento, su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, aseguró ayer que ellos nunca han pedido que el próximo presidente del BCE sea alemán.

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