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Las claves de una reforma a los fondos de rescate europeos: Bruselas plantea una alternativa al MEDE y sus traumas

  • La nueva herramienta no incluye condiciones como sí lo hacía el MEDE
  • El planteamiento de financiarlo con deuda común encuentra oposición en Europa
  • "La crisis ya no es la excepción, sino la norma", explica Ursula Von Der Leyen
Europa plantea un nuevo fondo de rescate alternativo al MEDE. Foto: Dreamstime
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La nueva herramienta anticrisis que ha puesto sobre la mesa la Comisión Europea se presenta como una nueva alternativa al Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), el fondo de rescate que se utilizó para los rescates a Grecia, Chipre y a la banca española en los años de la crisis de deuda europea. El nuevo fondo de rescate se presenta con varias condiciones para convencer a los escépticos, como la necesidad de unanimidad a la hora de desembolsarlo, pero, a diferencia del MEDE, las exigencias de compromisos fiscales o reformas estructurales quedarían fuera de la mesa. La idea es tener a disposición de la Unión un fondo, similar al que se usó durante la pandemia, para responder con agilidad a graves crisis. Eso sí, será un préstamo, y nunca una ayuda sin contraprestaciones.

En el nuevo presupuesto europeo para el periodo 2028-2034, la Comisión Europea ha incluido una nueva herramienta anticrisis que ha pasado desapercibida. La Comisión plantea la necesidad de crear un nuevo fondo, dotado de 400.000 millones de euros, y que, según han filtrado a la agencia Bloomberg fuentes conocedoras de estos planes pretenden financiar con nuevas emisiones de deuda conjunta para que sea utilizado en caso de problemas serios para alguno de los países miembros.

La herramienta todavía tiene que ser aprobada por los países miembros, y la Comisión quiere que haya unanimidad, algo que, probablemente, va a causar problemas a la hora de aprobar el nuevo paquete de rescate anticrisis. Según explica la agencia, en las primeras discusiones que han tenido lugar, en la tarde/noche del miércoles, entre los distintos miembros de la Unión, ya se han planteado problemas, ya que hay algunos países que quieren evitar a toda costa aumentar la deuda conjunta de la Unión, por considerar que se está subsidiando a los países menos responsables fiscalmente.

Sin embargo, el planteamiento que presenta la Comisión no es de subvención, sino de préstamo, un argumento que probablemente utilizarán para tratar de convencer a los miembros más escépticos. Así, se presupone que el mecanismo sería acudir al mercado con emisiones de deuda conjunta para financiar esos 400.000 millones, y una vez cosechados, se prestarían al país, o países, que lo necesiten por un motivo concreto.

El planteamiento de este nuevo paquete de rescate ha pasado desapercibido durante las primeras horas tras la presentación de los nuevos presupuestos, quizá, por la confusión que han podido crear las cifras, similares, entre el Fondo Europeo de Competitividad, y esta nueva herramienta anticrisis. El primero tendrá un presupuesto de 451.000 millones de euros, que se dedicarán a financiar proyectos estratégicos, en materias de defensa, espacio, tecnología digital… etc., mientras la herramienta de rescate se plante con un tamaño de 400.000 millones, y tendría un objetivo diferente.

Este jueves, Wopke Hoekstra, el comisario europeo para el clima, ha ampliado la información sobre la creación de este nuevo mecanismo de rescate europeo, al reconocer a Bloomberg que la idea es financiarlo con emisiones de deuda conjunta, pero, añadiendo, que sería una herramienta sujeta a estrictos controles, y a unanimidad por parte de los miembros de la Unión. "Sería algo que tendríamos guardado en el cofre de la guerra, como una opción potencial", ha señalado Hoekstra. "Sólo se podría usar en circunstancias muy específicas y con la aprobación explícita de todos los miembros. No sólo cuando se firmen los presupuestos, sino, también, de nuevo, cuando se produzca una situación de crisis concreta", explica.

La comisaria europea, Ursula Von Der Leyen, explicó el miércoles que el mecanismo dotado de 400.000 millones permitirá que la Unión utilice "un atajo" en tiempos de crisis, y advierte de que la situación ha cambiado frente al pasado, y que Europa se debe preparar para un contexto más complicado. "La crisis ya no es la excepción, sino la norma", señaló la Comisaria.

Cicatrices de crisis pasadas

Desde la crisis del euro de 2012, el euro y la UE han fraguado su identidad política en salir de atolladeros existenciales. El Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) fue una institución financiera intergubernamental creada en ese episodio con el objetivo de que las ayudas a países con problemas no supusieran un trauma y un estigma, como fueron los rescates a Grecia, Portugal, Irlanda y España.

Este mecanismo surgió como evolución del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF). El fondo se movilizó para el préstamo que salvó al sistema financiero de España, el tercer rescate de Grecia y para Chipre. Funcionaba bajo estrictas condiciones. Los países que solicitaban ayuda debían suscribir memorandos de entendimiento con compromisos de ajuste fiscal, reformas estructurales o supervisión bancaria. La concesión del crédito pasaba por una evaluación técnica conjunta de la Comisión Europea, el BCE y, más adelante, el FMI.

Dotado de 500.000 millones no superaba el gran muro, las emisiones conjuntas de deuda, que en la teoría iba a suponer el verdadero escudo contra los ataques de los mercados. Los sospechosos habituales, Alemania, Austria y principalmente Holanda, siempre han frenado la ambición del bloque de España, Francia e Italia de impulsar eurobonos.

La barrera se rompió gracias a la pandemia de COVID-19. Frente a la austeridad de la década anterior, la respuesta a la pandemia se articuló a través de instrumentos como el Next Generation EU, financiado por primera vez deuda común europea y el papel del MEDE quedó relegado a un segundo plano con el mismo sambenito.

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