Apenas cuatro días después de recibir una llave de oro de manos de Donald Trump y prometer que se mantendría como "asesor y amigo" del presidente de EEUU, Elon Musk se ha soltado la lengua. En un tuit, el magnate ha dicho: "No puedo más", antes de despacharse a gusto contra la reforma fiscal del presidente, aprobada en la Cámara de Representantes por un solo voto y que ahora tramita el Senado. "Esta masiva, indignante ley llena de cerdo [término despectivo con el que se describen los regalos y concesiones a diputados particulares para comprar sus votos] es una abominación asquerosa". "Vergüenza a los que votaron a favor. Os equivocasteis y lo sabéis".
I'm sorry, but I just can't stand it anymore.
— Elon Musk (@elonmusk) June 3, 2025
This massive, outrageous, pork-filled Congressional spending bill is a disgusting abomination.
Shame on those who voted for it: you know you did wrong. You know it.
En los mensajes posteriores, Musk ha recordado que este proyecto dispararía el "gigantesco déficit a 2,5 billones de dólares", cargando a los estadounidenses con "una deuda destructivamente insostenible". "El Congreso va a llevar a EEUU a la bancarrota" con la reforma fiscal de Trump, ha alertado.
Musk ya había criticado el proyecto el día antes de abandonar su cargo al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental, pero estas declaraciones suponen un salto en su rechazo. El fundador de Tesla ya realizó campañas de presión contra presupuestos en la anterior legislatura, consiguiendo que numerosos diputados republicanos votaran en contra de ellos.
La diferencia es que esta vez Musk y Trump están enfrentados. La pregunta ahora es si el hombre más rico del mundo será capaz de usar su influencia en contra del político al que apoyó en la anterior campaña electoral. Dado el estrechísimo margen por el que se aprobó la reforma fiscal, y el hecho de que le queden al menos dos votaciones más al filo de la navaja, una presión sistemática por parte de Musk puede ser decisiva para su derrota.
La 'Big Beautiful Bill' incluye fuertes rebajas de impuestos, concentradas en el 1% más rico de la población de EEUU, por valor de 5,2 billones de dólares para la próxima década, según las estimaciones del Comité para un Presupuesto Federal Responsable (CRB). Para compensar parte de esas rebajas, el plan propone recortes de gasto en ayudas públicas para los ciudadanos más pobres que rondan el billón de dólares. El resultado sería disparar el déficit público anual al 6,9% del PIB y la deuda neta de EEUU al 125%, en 2034, aumentando el coste de los intereses de la deuda pública en unos 170 millones anuales. Si se aprueba este paquete, en 2027 la deuda pública de EEUU superaría el récord fijado en la II Guerra Mundial, según los cálculos del CRB.